Es verde y azul, muy verde y bastante azul, me refiero al lugar idílico al que nos hemos trasladado. Extensos territorios de céspedes en los que se incrustan piscinas de diversos tamaños y formas, árboles de muy distintas especies, flores, pajarillos trinadores que harían las delicias del Toni, pistas de tenis, un campo de golf a lo lejos y personas que se llaman como perros que pasean a perros que se llaman como personas. Chuchi pasea a Osvaldo y Titi a Lola por poner dos ejemplos que acabo de oír ahí abajo, en los frondosos jardines mientras yo estoy en la cama.
Y no es que esté descansando,no, es que me he puesto enferma de un virus muy malo que me ha contagiado el Jacobín. Yo toso, él tose más, yo estornudo y sorbo, él lo mismo pero más fuerte, yo tirito y él también. La Patricia no contaba con este contratiempo, pensaba ella en su inocencia que las sombras no enferman pero ahora ya sabe que sí, que somos humanas y como tales estamos sometidas a las miserias propias de nuestra condición.
Ahora mi jefa nos tiene que cuidar a los dos que yacemos dolientes cada uno en una cama y eso la tiene desbordada. No puede alimentar a su portatil que la reclama hambriento en el cuarto de al lado con las fauces abiertas a la espera de más y mas palabras porque nos tiene que alimentar a nosotros y además deshacer las maletas, ir a la compra, cocinar, poner la lavadora, barrer , colocar termómetros, administrar medicmanteos y realizar funciones para las que no está preparada ni dotada. El husband, hábil como pocos, una vez descargado el equipaje, ha salido de estampida en su coche alegando esenciales misiones por el bien de la humanidad.
Entre fiebres y delirios he oído que Patricia llamaba a su madre pidiendo auxilio. Lo que me faltaba, que se persone la doña Perfect con sus mangoneos y depravaciones higiénicas. Tengo que ponerme buena como sea. Vete virus asqueroso, le estaba diciendo al bicho ese tratando de intimidarlo pero no sólo no me ha hecho caso sino que me ha subido la fiebre. A lo mejor si le pongo un nombre atiende a razones, ¿cómo podría llamarlo? ¿Un nombre humano como Coqui o Pinchi, o perruno como Eduardo? Ay Jacobín, qué bonita es la salud y qué poco la valoramos cuando la tenemos. Cuando recobre mi estado original prometo agradecer cada día el hecho de estar sana. Eso digo ahora, claro. Luego ya me olvidaré.