Otra vez estoy on the road, o lo que viene a ser lo mismo en mi caso, subida a un autobús que atraviesa la meseta castellana. Mi destino es Villa Peligrosa, es casa tan truculenta perteneciente a los antepasados del Husband. Vuelvo a mi vida como sombra, tampoco es que me importe mucho ser una cosa o la otra. He llegado al convencimiento de que estés donde estés y seas quién seas hay algo o alguien dispuesto a molestarte. Son maestros que te pone la vida, dice la Esme con sus típicas frasecitas sacadas del último libro que se ha leído (por encima). Y yo que pensaba que una vez abandonado el instituto ya no me iban a dar más la vara. Ilusa que soy, o que era.
Pero no era de esto de lo que quería hablar, aunque ahora que me detengo a pensarlo, qué más da hablar de un tema o de otro si mis palabras caen por el agujero negro del WordPress, esa “avanzada plataforma semántica de publicación” ( madre mía qué frase tan maja) y se enredan ahí con otras muchas palabras formando una bola informe, como esos ovillos de lana hechos de restos de muchas lanas, cada una de color pero que al final son siempre grises. Quería hablar de pies pero casi mejor lo dejo para otro día porque esta extensión amarilla, sin relieve alguno, tan semejante a un infinito calcinado, me da sueño. Voy a dormir y voy a callar y así no contribuyo a engrosar la madeja que bastante gorda está ya.
He intentado dormir pero no he podido porque el saber que la plataforma donde escribo está orientada a la “estética, los estándares web y la usabilidad” me ha causado una desazón incompatible con el sueño. ¿Qué hago?, otra vez dando de comer al ovillo. Me callo, me callo. Adiós.
Saludos avanzados y semánticos desde otro rincón de la plataforma esa.
Me temo que seguiremos devanando el ovillo -me encanta esta palabra: devanar, que sirve tanto para las madejas como para los sesos, los dos tan liados- sin importarnos mucho la estética, los estándares web y la usabilidad.
Sobre todo, esto último.
Yo también me lo temo, es un vicio que tenemos y los vicios son difíciles de abandonar. Pero ánimo que del WordPress también se sale.
Es un enredo de mentes y corazones (internet) pero es interesante encontrarse con alguien como tu… Y por eso vale seguir conectado…
Muchas veces he estado a punto de borrar y cancelar todo (ya lo hice una vez) pero sigo escribiendo y todo ello seguira llegando a las personas correctas porque es el Universo el que dispone…
Supongo que por eso seguimos escribiendo, por la satisfacción que se siente al encontrar respuestas, afinidades….la verdad es que es bonito.
Duerme, si es necesario, pero no dejes de hablar. Para los que, como yo, les gusta oírte, sería una pena que te dejaras influenciar por la estética, los estándares y todas esas cosas.
Besetes de verano…
Gracias, María. Un beso para ti también y que sigas disfrutando del verano, como sé que lo haces, sin estándares ni usabilidades. Tienes el mar, qué suerte, yo este año todavía no lo he visto.
el agujero negro pasa por muchos lares…y aunque a ti te parezca que las palabras desaparecen, tambien llegan, y lo que es mejor, salen, lo que a veces es una necesidad. Un saludo
Pues ahora que lo dices, leí hace poco que científicos habían descubierto que los agujeros negros además de engullir también vomitaban parte de su contenido. No todo está perdido. Otro saludo para ti
De grises nada, tu tienes en tu poder todos los colores de la tabla Pantone!
Ole mi Marififi, qué cosas tan repreciosas me dice siempre! Así da gusto
De agujero negro nada, que algunos te leemos 🙂
Y no sabes cuánto lo agradezco y lo contenta que me pongo pero no me refería solo a lo que escribo yo, sino a lo que escribimos todos, a toda esa montonera de palabras, ideas, pensamientos, sentimientos…eso es lo que me parece que forma la madeja gris y se traga el agujero. Saludos, Buda. (Que yo también te leo a ti)
Seguir aguantando y escribiendo.
Un saludo
Gracias, Pancloro. Resistir, esa es la clave. Un saludo.
Qué de palabras nuevas o renovadas o mestizas o intentadas se utilizan. No nos faltan maestros y maestras en la vida. El lenguaje tuneado no conoce límites.