Mes: marzo 2015

Como el mar

Que le recuerdo al mar, me ha soltado el Toni. Qué bonito, Toni, es lo más romántico que me has dicho en mucho tiempo (en cualquier tiempo, si me paro a pensarlo). El extraño suceso ha acaecido mientras lo estábamos mirando hipnotizados ( que así  es como lo miramos los seres de meseta profunda). Al instante se lo he guasapeado a la Noemi, es un defecto que tengo, lo guasapeo todo o, si no, lo blogueo o las dos acciones a la par. De las otras redes no tengo, no he querido por el bien de mi formación que también tengo que leer de vez en cuando.

No te fíes, ha sido su lacónica respuesta. Anda ésta, qué envidiosa, como a ella no tiene pareja estable… El último con el que estuvo le duró una semana,  lo justo para decirle, «Noe, te quiero lo que más » y salir corriendo. El caso es que me he quedado pensativa mirando al mar por un lado y al Toni de reojo por el otro. Estaba muy quieto y callado, muy tacitúrnico. Digo, por romper tan incómoda situación: Toni, me ha gustado mucho esa comparación que has establecido entre mi persona y el mar, pero querría saber por qué. Yo creía que me iba a decir que por su misterio, su inmensidad, por la cantidad de bolsas de plástico que atesora que yo también soy muy de atesorar bolsas de plástico, pero no. Nada de eso. Que se lo recuerdo porque cuando parece que me voy a callar, vuelvo a empezar y así sigo infinitamente.

O sea, que soy un loro, digo propinadole un codazo. Yo no he dicho eso, me matiza, sino que entre una frase tuya y la siguiente hay muy poco espacio para el silencio, como entre una ola y otra. Eso no puede ser bueno pero no se lo quiero contar a la Noe porque me va a contestar con el odioso «ya te lo dije». Por eso lo blogueo, para desahogarme, pero ahora me callo (a ver si puedo)  que estoy de vacaciones y tengo que mirar fijamente al mar para llevármelo de vuelta bien impreso en las retinas o donde quiera él imprimirse. Es verdad, parece que se calla pero luego no.  Vuelve otra vez y otra y otra.Igualito que yo.

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Materiales

El poeta malo se ha estado fijando, con gran atención lo ha hecho. A base de tiempo, estudio y anotaciones ya lo tiene, ahí está todo lo necesario extendido sobre la mesa. Tiene la luna, unas cuántas estrellas, tiene la lluvia, vientos y mares, montes y pájaros. Un páramo también. Tiene desolación en abundancia, miedo a la muerte, amor, amor tiene muchísimo, sexo bastante, desesperación, pesar por el paso del tiempo. Tiene hasta una lata de sardinas y un vagón de metro. Sangre, calles vacías y llenas, vísceras, abundancia de atardeceres con diferentes colores y matices. Y manos y bocas y muslos y pubis y pechos. Soledad para poner por las esquinas.

No le faltan infancias ni madres ni troncos secos, tumbas ni cunas, tormentas, agujeros negros, brisas, besos. Por si acaso se ha agenciado además un contenedor de basuras, un semáforo, una caja y un espejo. Por ir alternando. Alternando va con todo eso. Lo mezcla, lo conjuga, lo rima, lo compone, lo gira, lo mueve, lo ordena. Colocado no está mal pero queda un poco tieso.

En sus minuciosos análisis ha visto que a veces es mejor desordenar, dejar que el caos fluya.  Tira todo abajo, deja fluir el caos. Y el caos fluye, inunda todo el poema,  lo desborda, es un mal poema muy caótico, con todos esos materiales flotando sobre su turbia superficie, a la deriva. No entiende el motivo. Lo lee una vez con un ritmo, otra con otro, más deprisa, más despacio, cambiando de entonación, sentado mirando al frente primero y paseándose cabizbajo después. No sabe qué ha podido pasar, por qué al otro, con esos mismos elementos, incluso con alguno menos,  le salió esa maravilla que todos alaban con emoción, recitan y hasta citan y al él ese  poema tan malo que lo más que da es risa y hasta un poco de vergüenza.

(Cuaderno de doña Marga)

Comentarios de los viajeros

Estoy contenta porque la Patricia me ha dado unos días de vacaciones y he conseguido que el Toni se avenga a salir de su zonas de confort ( el sofá y el monte de nuestro pueblo). Aunque todavía no las tengo todas conmigo porque él es muy de cambiar de idea en el último momento y alegando alguna enfermedad  potencialmente mortal deshace la maleta y me deja tirada. Ya he vivido esta experiencia en anteriores ocasiones. Por eso digo que no termino de fiarme. Es que aborrece viajar, es un ser sumamente sedentario que sufre cuando le apartan de sus terruños.

Venga, Toni, anima esa cara, le digo esta mañana, que nos vamos a hacer una escapada. En buena hora he pronunciado esa palabra. Que no diga escapada, que odia ese vocablo casi tanto como el de «finde», que es sólo oírlo y le dan ganas de matarse y de matar. Será al revés, digo yo, porque si te matas primero pocas fuerzas te van a quedar ya para lo segundo. Y como le he preguntado cómo tenía que llamar a una salida de tres días, que viaje me parecía un poco desmedido, me ha dicho que lo llame ganas de enredar, moverse por no estarse quieto o desplazamiento sin sentido con alto riesgo de atasco.

Bueno, accedo a no decir escapada nunca más en mi vida pero ve buscando un hotel barato para nuestro desplazamiento sin sentido. Mal, si es que no escarmiento, del alojamiento me tengo que encargar yo porque a él nada le parece bien. Es un forofo de mirar esas páginas donde la gente que ha estado antes deja sus comentarios pero, en lugar de fijarse en los cuadraditos verdes que justo al lado viene lo positivo, él anda a la caza de los rojos donde ponen lo malo y así va descartando uno tras otro.

Aquí ni de coña, le oigo hablando solo, sábanas rotas, serán guarros… Este tampoco, «ruido entre habitaciones y ruido de la calle». A ver este, «olor a cañerías», para oler a cañerías me quedo en casa que también huelen pero por lo menos son las mías.  «Hacía un frío que pelaba en las habitaciones, óxido en la bañera», pues si que…, «mosquitos, no pudimos dormir en toda la noche», descartado. Almohada muy alta, me levanté con dolor de cervicales», fuera también. «Almohada demasiado baja, el colchón se hundía y hacían ruido los muelles», otro que no. «No había cacahuetes en el mini bar», hombre pues vaya mierda.

Lo que os digo, como siga así me veo pernoctando en un cajero automático, único lugar donde los que duermen no dejan comentarios.

Pasado, futuro y presente continuo

Resulta que sí, que la Esme tuvo un novio presidiario, me lo ha contado esta mañana al resguardo del quiosco mientras la lluvia caía sobre el tejado de chapa haciendo el ruido que hace la lluvia cuando cae sobre los tejados de chapa. Justamente ese.

Ante mi cara de pasmo se ha justificado con que en aquellos tiempos, los de su juventud, era bastante normal pasar por el talego (ella usa ese argot delincuencial), era el auge de las drogas y no sabían ni que eran tan malas ni las aberraciones que te empujaban a  cometer. Éramos inocentes y jóvenes y consumíamos sustancias mientras escuchábamos los alaridos de Janis Joplin y la guitarra de Hendrix, nosotras nos pedíamos a Janis y ellos al Jimmy. Nos creíamos inmortales, invulnerables y especiales y ya ves. Una masacre, guapa.

Madre mía, la Esme politoxicómana y yo sin saberlo. Pero oye, Esmeralda, sigo indagando morbosamente mientras la lluvia arrecia, ¿tú has sido drogadicta? Me responde que no, que ha conocido a muchos, que ha visto degenerarse a otros tantos y hasta a morir a alguno pero que ella, aunque algo cató porque estaba en el ambiente, se mantuvo bastante al margen.

O sea,digo yo por aclararme las ideas y por liarla un poco que no tengo ganas de irme a trabajar, que la droga en los tiempos esos que dices caía del cielo como el maná bíblico y te entraba por la boca y por otros orificios como si fuera aire.

Que tampoco es eso, que algo de voluntad también había que poner.

¿Y al novio ese, por qué lo metieron preso?, sigo con mi interrogatorio. Lo enchironaron porque trapicheaba, me aclara ella utilizando de nuevo su más escogido vocabulario. Poca cosa, era un pringaíllo. Todos lo éramos. Por qué habré perdido yo tanto el tiempo, se pone a lamentarse agarrándose de los pelos o mesándose los cabellos, como más os guste. Si hubiera estudiado cuando tuve la ocasión ahora podría ser física nuclear, jueza o  cirujana y no una quiosquera de medio pelo.

Qué raro que una persona cambie tanto, si la Esme es uno de los seres humanos más sanos que conozco, no me la imagino yo en ese papel. Se lo digo para ver por dónde me sale: no te imagino,si llevas una vida de lo más sano, no fumas, odias el tabaco y eres hasta talibana de los humos, no bebes más que zumos y agua, sigues la dieta de Serrat, la del Mediterráneo, caminas tu hora al día con tacones y todo. Vamos, que eres todo un ejemplo viviente de buenos hábitos, deberías ser portada de la revista gratuita de la farmacia.

Mi cuerpo es mi santuario, se pone ella frunciendo los labios en plan monje cisterciense. Sí, claro,  lo del gregoriano será ahora , pero antes de reciclarse de santuario me parece a mí que fue más bien un garito con mucho trajín. Esto solo lo he pensado pero no lo he dicho que se tira de los pelos otra vez o me tira de los mios, justo hoy que me he pasado la plancha para que no se me enfosque con la humedad.

O sea que la Janis, le digo dejando caer lo de su modelo a imitar. No dice nada, se ve que ya no quiere hablar más así que tengo que tomar de nuevo la palabra. Yo sólo he conocido a uno que se drogaba en mi pueblo , le llamaban el yinyanes porque se aficionó a los tripis con ese motivo dibujado. Acabó muy malamente, se tiró desde lo alto de unas rocas creyendo que podía volar pero no pudo, menos mal que cayó a la presa, que ese verano llevaba agua y mucho no le pasó. Luego se quedó sin dos dientes delanteros pero por otros motivos. No sé qué habrá sido de él, no le he vuelto a ver.

Cállate ya, Eva, me dice el santuario ,que se me está poniendo mal cuerpo. Hablemos mejor del futuro que del pasado, el pasado ya no tiene remedio pero el futuro lo podemos diseñar a nuestro antojo. Se me está ocurriendo un plan, la lluvia es muy inspiradora, ¿no crees?

A mí me inspira más el sol y en cuanto al futuro que sepas que no existe porque cuando llega ya es presente. El presente continuo es lo único que tenemos.

Pues va y se enfada porque dice que le plagio las frases, que eso me lo dijo ella a mí hace no tanto y que cómo tengo el morro de intentarle colar como propio semejante concepto .

Pues yo estoy convencida de que esa idea tirando a filosofal, como la piedra, es mía, qué queréis que os diga.

Reparto de premios

No suelo escribir sobre premios porque, perdonadme, pero me resulta un poco cansino. Estaría bien si no se dieran tantos pero, vamos, si es que esos premios se pasan el día de blog en blog, no conocen el descanso de una buena vitrina, la de vueltas que dan los pobres míos. Total, que no quiero ser grosera ni desagradecida con los que me los han dado ni tampoco que parezca que no me interesa lo que hacen otros pero, digamos, que prefiero mostrar mi interés leyendo y comentando y soltando alegremente «me gusta» cuando de verdad me gusta que repartiendo premios.

Otro problema que tengo es que no sé poner enlaces. Que soy una burra. Sí, lo admito. Que es muy fácil y sólo hay que pinchar aquí y allí. Será, pero me da pereza porque además de burra también soy vaga. No tengo perdón ni de Dios ni de WordPress. Lo de las imágenes también se me da fatal como habréis podido comprobar. Total, que me estoy enrollando muy malamente y no concreto.

Ahora sí voy a concretar: agradezco a Bella Espíritu, a Martes de Cuento, a Melbag, a ella por duplicado porque me ha dado dos, a Anecdotario de una vida inútil y a Viajes al fondo del Alsa que me hayan regalado premios. Como no sé poner enlaces no podéis pinchar sobre sus nombres o sí podéis pero no vais a ir a ninguna parte, os quedáis aquí, en esta pesadilla. No pasa nada, los encontraréis con facilidad por otros métodos porque son bastante famosos.

Me gustan muchos blogs y no me siento bien escogiendo unos y dejando a otros fuera, así que me voy a inventar un juego: los cinco primeros que comenten que se queden con el premio (que manera más tonta de conseguir que no comente ni el gato). No valen los me gusta que dar al botón es muy fácil y no tiene mérito. Si nadie comenta, el premio queda desierto y esta entrada un poco también. Pero, ¿qué premio?, diréis muy agudamente. Pues un award cualquiera, el que más os guste. El del lobo, el de la mucha inspiración o cualquier otro que deseéis ansiosamente atesorar.

Y voy a contestar a tres preguntas y todo, las más típicas:

– ¿Por qué escribes?: porque me lo paso muy bien y me ameniza el día. La lavadora, la fregona, la lejía, la plancha y el arrastrar carro por el mercado no están tan mal pero se me quedan un poco cortas como únicas tareas. Ya sé que no os creéis que sea de verdad empleada doméstica pero la realidad es que mi trabajo sí consiste en eso. Poco glamour que tiene una.

– ¿Por qué tienes un blog?: porque me gusta que me lean, es un vicio muy feo que tengo y bastante arraigado, además, como son los vicios.

– ¿Qué es lo que más te gusta de tener un blog?: la conjunción de escribir y que me lean (esto es lo mismo, ya lo sé) y leer a otros, por supuesto, intercambiar comentarios es muy divertido aunque el comentario, a veces, sea un bien escaso.

Muchas gracias a todos y después de perpetrar esta gilipollez debería desaparecer del planeta blog pero como tengo poca o ninguna dignidad creo que no lo haré o sí lo haré, a su debido tiempo, pero no será por este post.

Mi madre por teléfono (14)

Evaaaa, ¿has ido ya?

¿Dónde? De momento estoy en el trabajo

Dónde va a ser, palurda, a ver los huesos de don Quijote

Querrás decir de Cervantes

Sí, eso, qué más da, son lo mismo, ¿no?

Bueno, lo mismo no son, Cervantes fue el escritor y don Quijote el personaje.

Pa personaje el Toni, ese sí que es un personaje de cuidao. Está lloviendo, dile que se ponga bajo la lluvia un buen rato y sin paraguas, a él esas cosas de la naturaleza le gustan, que se pasme como suele y si pilla algún trancazo pues eso que nos llevamos. Pero a lo que te iba, nosotras sí que vamos a ir.

¿A dónde?

Hija, eres tonta, si te lo acabo de decir, a lo del don Quijote, que es historia, que la estamos haciendo. Lo ha dicho la mujer que está de alcaldesa, la Ana, la del Jose Mari. Ya nos hemos puesto de acuerdo las del hogar del ama de casa y nos hemos mercao hasta un palo de selfis. Anda, faltaría más. Habrá colas, tú que estás cerca podrías ir cogiendo sitio.

No, yo a eso no voy. Prefiero leerme el Quijote, si acaso.

Bueeeeno, bueeeno con lo que me sale pero, ¿todavía no te lo has leído? Yo tampoco pero me sé la historia de los molinos que es la que se sabe todo el mundo y Sancho Panza sé quién es y la Dulcinea, también. Para qué más. Y he visto los dibujos que los echaban por la tele cuando vosotras erais pequeñas. Suficiente. Pero los huesos sí que quiero catarlos y echarle la foto a la placa que diga aquí yace el Cervantes. Eso es muy bonito, se le ponen a una los pelos de punta. Aquí yace, me gusta esa frase, cuando me muera que me la pongan en la sepultura, a mí no me queméis que yo soy más de tumbas. ¿No dices nada, no habréis hablado entre tú y la Lauri de incineraciones?

No digo nada porque oigo a mi jefa, creo que va al baño a vomitar, está embarazada.

¿Ves?, otra que también. Y tú, ahí sigues, y encima, por todo plan, piensas leerte el Quijote, que ya son ganas de leer lo que nadie ha leído, de aquí a que te lo termines ya te has hecho vieja. Ponte a lo que te tienes que poner y olvídate de lecturas que no conducen a nada. Lo importante es ver los huesos, eso sí que es historia pura, qué emocionante. Hazme caso si quieres prosperar y vete pillando sitio o manda al Toni, que haga algo de provecho el muy pazguato. Y ni se os ocurra incinerarme, qué guarrería. Aquí yace la Tere, autora de las mejores torrijas de…todos no vamos a ser autores de libros, alguien tiene que hacer de comer. Lo estoy viendo, lo estoy viendo.

La vida misma

Se ha recuperado. El don Margarito, digo. Y le han dado el alta con gran disgusto por parte de la doña Repolluda que ya se veía liberada de por lo menos uno. Salía él muy contento del hospital, también iba muy contento por la calle pero una vez que nos metimos en el taxi de camino hacia su casa empezó a ponerse nervioso. Y en su casa se puso más nervioso todavía y quería irse otra vez. Es lo que le pasa, que siempre quiere irse de donde está porque no sabe dónde está y cree, en su confusión mental, que hay otro lugar mejor. Ahora que lo pienso, eso nos pasa un poco a todos, que nunca queremos estar precisamente donde estamos y la inquietud por buscar otro destino nos reconcome. Bueno, a mí eso me pasa poco porque soy un ser acomodaticio en grado sumo pero sé de otros muchos que sí y no es necesario que señale a nadie.

Qué tragedia más grande, clamaba la doña Repolluda por el pasillo, qué pena de ocasión desperdiciada, hasta cuándo, hasta cuándo (Catilina vas a abusar de nuestra paciencia), me salía a mí sin saber por qué. Son de estos conocimientos provenientes de la etapa escolar que se te quedan grabados sin relación con nada más y salen a relucir cuando menos te lo esperas.

Lo cierto es que el don Margarito ha salido del hospital mejor de los pulmones pero mucho peor de todo lo demás. Dice la Esme que eso es muy típico, que a un novio que tuvo ella le pasó lo mismo cuando salió de la cárcel, que estaba peor que antes, más malechor. Digo, pero Esme, ¿tú has tenido un novio presidiario? No, mujer, que era un broma, se pone ella con cara de para qué habré hablado. Vamos, que sí aunque ahora diga que no. La Esme tiene un pasado un poco turbulento que trata de ocultar aunque a veces se le escapan datos.

Y hablando de datos y por hilar finamente un párrafo con otro, este es el nuevo dato que os aporto: mi jefa está embarazada. Si ya sin criatura en las entrañas es bastante mística no me quiero ni imaginar lo que puede ser ahora que el llamado milagro de la vida se gesta en su interior. Ella ya sabe lo que viene después pero mi hermana Lauri no lo sabía y anda muy desesperada, pues no me llama ayer toda llorosa y me confiesa que no sabe si le gusta ser madre. Dice que le da miedo quedarse sola con la niña pero que más miedo le da cuando vienen las abuelas a ayudarla e irrumpen en su hogar opinando de todo y marimangoneando. A ver, Lauri, aclárate, sola o acompañada. No lo sé, no sé nada, me duelen los puntos, tengo sueño, no me da tiempo ni a ducharme, la Manuela tiene cólicos y yo parezco una vaca lechera. La vida misma, Lauri, ya eres una madre pero que muy real y no esas pánfilas idílicas que habitan en los ficticios mundos de las revistas.

La fiesta

El que siempre llega pronto, llega pronto y al momento se arrepiente de haber llegado tan pronto, antes de que nadie más haya llegado, y mientras espera incómodo y sin saber muy bien qué hacer se promete que llegará tarde la próxima vez, pero los que no llegan ni demasiado pronto ni demasiado tarde han empezado a entrar, poblando la fiesta y dándole forma y sonido, y el que siempre llega pronto se olvida de que llegó el primero y de lo que se acaba de prometer.

La que siempre se viste al revés que los demás,después de pensárselo mucho y de estudiar varios atuendos, vuelve a equivocarse y se arregla más de lo debido y pasa toda la fiesta arrepintiéndose de su vestido y recordando la anterior cuando se arregló poco y todos hicieron lo contrario. Y se promete que en la siguiente preguntará aunque en el fondo sabe que da igual pues ella es la que siempre viste al revés.

Los que siempre se emborrachan ya han empezado a beber pero aún albergan la esperanza de no terminar borrachos. Otra copa y paro, piensan mientras van a la mesa de las bebidas y enfilan sin remedio el camino hacia la inevitable borrachera.

La que baila ya mueve los pies, ya se acerca al espacio vacío de sillas preparándose, rodeada de otros que también bailan si bien no tanto como la que baila siempre y enloquece cuando suena esa canción, la canción con la que siempre enloquece.

Los que nunca bailan se han ido apartando y ocupan las esquinas desde donde miran de lejos a los que sí lo hacen como si fueran especies aparte.

El que se aburre ya lleva un buen rato aburriéndose y preguntándose por qué será que siempre se aburre cuando los otros, al parecer, se divierten. Intenta imitar lo que parecen comportamientos divertidos como beber, bailar o hablar saltando de grupo en grupo pero se aburre igual, es el que siempre se aburre.

El que siempre cuenta chistes está contando chistes, chistes muy parecidos a los de anteriores fiestas, tal vez el mismo chiste, lo que no impide que los que siempre se ríen sigan riéndose igual. Igual la que echa la cabeza hacia atrás al reírse y cuya sonora carcajada resuena por toda la fiesta, igual el que se inclina hacia delante y derrama parte de la copa.

El que se va el primero hace rato que está pensando excusas para irse, hace rato que mira a su alrededor para ver si alguien hace amagos de marcharse y así logra no ser esta vez el primero pero, otra vez, vuelve a ser el primero porque no lo puede remediar, las ganas de irse son más fuertes que las ganas de quedarse. Baja por la escalera culpable pero aliviado de dejar la fiesta atrás con su música retumbando y las risas y los gritos que se escapan por la ventana como si le quisieran dar alcance.

La que siempre liga ha ligado y el que siempre presume está presumiendo, la que se sienta está sentada y el que va muchas veces al baño está en el baño olisqueando furtivamente la colonia del anfitrión.

Los dos que siempre se van los últimos empiezan a ver cómo algunos comienazan a marcharse pero todavía no hay peligro porque queda mucha gente y esta vez no serán los últimos, estarán atentos.

La que se acerca demasiado al hablar invadiendo el espacio corporal de los otros ya se ha acercado a muchos espacios, los ha invadido, ha vertido su aliento sobre ellos y ahora avanza con inocencia dispuesta a continuar con la conquista espacial.

El que habla de temas muy profundos lleva un rato hablando del sinsentido de la existencia al que no entiende por qué siempre le tocan los pesados en las fiestas. El que no sabe por qué mira con desolación a los que bailan, al que cuenta chistes, a los que ríen los chistes, al que va al baño, a la que invade espacios, a los borrachos,a la que se viste al revés, con envidia los mira porque todos ellos se han librado del pesado.

El vecino que siempre llama a la policía acaba de marcar el número de la policía. Y los que se van los últimos se encuentran, desconcertados, con que otra vez son los últimos y ya el amanecer está entrando por la ventana como siempre hace el amanecer.

(Cuaderno de doña Marga)

Aberraciones de la vida

El don Margarito lleva unos días ingresado en un hospital a consecuencia de una neumonía. La doña Marga está muy agobiada porque no puede ir a verlo y porque piensa que se va a morir. No es la única que lo piensa, también lo piensan los médicos y las enfermeras y por supuesto la doña Repolluda que prácticamente ya está organizando el funeral y no deja de repetir la frase «es lo mejor que podía pasar» y eso que todavía no ha pasado.

No estoy yo tan segura de que la muerte del don Margarito sea inminente, ayer la doña Marga me mandó de visita para que le trajera información y otro punto de vista y a mí me pareció que el don Margarito tiene impulso vital suficiente para ir tirando otra temporadita y mala leche para rato.

Sus ansias de fuga siguen intactas, su odio a las enfermeras feas, también, su afán de meter mano a las guapas, lo mismo, y sus ganas de fumar están estables porque hasta con el oxígeno puesto se lleva un imaginario cigarrillo a la boca y expulsa un humo invisible con la mar de estilo.

La verdad es que daba bastante pena verlo con esas canillas tan flacas que le asomaban por debajo del camisón del hospital y escupiendo el puré que trataban de darle. Comprendo su aversión a semejante potingue, mira que yo me como casi todo pero eso tenía una pintarra pero que muy mala. Le ofrecí un poco de mi bocadillo de chorizo y se comió un trozo o más bien lo royó, luego me lanzó muchos besos con la mano como si le hubiera salvado de algo terrible.

Eso mismo le he explicado a doña Marga para animarla pero mucho caso tampoco me ha hecho. Parecía que hablaba sola, decía que la vida permite aberraciones tales como que un hijo muera antes que una madre o que una madre llegue a desear la muerte de un hijo. Después se puso a disparar con el bastón a los tiroleses del reloj, de nada tienen la culpa esos muñequitos danzantes pero hay que reconocer que si no tienes buen día pueden resultar muy molestos.

Por hacerle un favor  me puse a quitarle la cuerda pero la doña Repolluda me lo impidió alegando que los relojes de cuco, además de informar de la hora, hacen mucha compañía.  Cuando se iba por el pasillo en dirección a la cocina, la doña Marga la disparó a ella también.

Descontrol de plagas

Muy contenta y muy feliz, una paloma se posa en la cima del cartel donde está dibujada otra paloma dentro de un círculo rojo con una barra también roja por encima, tachándola. La paloma real, sucia y gris, observa con sus ojillos de alfiler a su hermana simbólica y como no le ve la gracia a esa congénere, la ignora y se pone a picotear las migas de pan que cada día sacude una viejita desde el piso cuarto.

Se las come todas, infla el buche, zurea saludando al autobús 27 que acaba de detenerse debajo, lleno hasta los topes, toma el sol de la mañana y en el momento de alzar el vuelo, deja caer un excremento blanco y gris que aterriza un poco más abajo, sobre otro cartel que dice: «Convolar. Ahuyentamos aves. Control de plagas.»

Se da una vuelta por la calle principal atestada de tráfico a esas horas, y a casi todas, se dioxigena bien y fortalecida por el monóxido de carbono vuelve al cartel de la paloma genérica, roja y tachada. Como no hay más migas, sube hasta el primer balcón y se entretiene dando picotazos a los molinillos de plástico que su dueño colocó para asustarla. El plástico no está tan bueno como el pan pero es mejor que nada. Otras palomas grises y sucias se unen a la primera, muy felices y contentas, picotean plástico y zurean  a coro.

Se levanta una brisa suave que hace girar los mellados molinillos. Está empezando la primavera y los palomos, excitados, persiguen a las palomas por la barandilla.

(Cuaderno de doña Marga)