Resulta que sí, que la Esme tuvo un novio presidiario, me lo ha contado esta mañana al resguardo del quiosco mientras la lluvia caía sobre el tejado de chapa haciendo el ruido que hace la lluvia cuando cae sobre los tejados de chapa. Justamente ese.
Ante mi cara de pasmo se ha justificado con que en aquellos tiempos, los de su juventud, era bastante normal pasar por el talego (ella usa ese argot delincuencial), era el auge de las drogas y no sabían ni que eran tan malas ni las aberraciones que te empujaban a cometer. Éramos inocentes y jóvenes y consumíamos sustancias mientras escuchábamos los alaridos de Janis Joplin y la guitarra de Hendrix, nosotras nos pedíamos a Janis y ellos al Jimmy. Nos creíamos inmortales, invulnerables y especiales y ya ves. Una masacre, guapa.
Madre mía, la Esme politoxicómana y yo sin saberlo. Pero oye, Esmeralda, sigo indagando morbosamente mientras la lluvia arrecia, ¿tú has sido drogadicta? Me responde que no, que ha conocido a muchos, que ha visto degenerarse a otros tantos y hasta a morir a alguno pero que ella, aunque algo cató porque estaba en el ambiente, se mantuvo bastante al margen.
O sea,digo yo por aclararme las ideas y por liarla un poco que no tengo ganas de irme a trabajar, que la droga en los tiempos esos que dices caía del cielo como el maná bíblico y te entraba por la boca y por otros orificios como si fuera aire.
Que tampoco es eso, que algo de voluntad también había que poner.
¿Y al novio ese, por qué lo metieron preso?, sigo con mi interrogatorio. Lo enchironaron porque trapicheaba, me aclara ella utilizando de nuevo su más escogido vocabulario. Poca cosa, era un pringaíllo. Todos lo éramos. Por qué habré perdido yo tanto el tiempo, se pone a lamentarse agarrándose de los pelos o mesándose los cabellos, como más os guste. Si hubiera estudiado cuando tuve la ocasión ahora podría ser física nuclear, jueza o cirujana y no una quiosquera de medio pelo.
Qué raro que una persona cambie tanto, si la Esme es uno de los seres humanos más sanos que conozco, no me la imagino yo en ese papel. Se lo digo para ver por dónde me sale: no te imagino,si llevas una vida de lo más sano, no fumas, odias el tabaco y eres hasta talibana de los humos, no bebes más que zumos y agua, sigues la dieta de Serrat, la del Mediterráneo, caminas tu hora al día con tacones y todo. Vamos, que eres todo un ejemplo viviente de buenos hábitos, deberías ser portada de la revista gratuita de la farmacia.
Mi cuerpo es mi santuario, se pone ella frunciendo los labios en plan monje cisterciense. Sí, claro, lo del gregoriano será ahora , pero antes de reciclarse de santuario me parece a mí que fue más bien un garito con mucho trajín. Esto solo lo he pensado pero no lo he dicho que se tira de los pelos otra vez o me tira de los mios, justo hoy que me he pasado la plancha para que no se me enfosque con la humedad.
O sea que la Janis, le digo dejando caer lo de su modelo a imitar. No dice nada, se ve que ya no quiere hablar más así que tengo que tomar de nuevo la palabra. Yo sólo he conocido a uno que se drogaba en mi pueblo , le llamaban el yinyanes porque se aficionó a los tripis con ese motivo dibujado. Acabó muy malamente, se tiró desde lo alto de unas rocas creyendo que podía volar pero no pudo, menos mal que cayó a la presa, que ese verano llevaba agua y mucho no le pasó. Luego se quedó sin dos dientes delanteros pero por otros motivos. No sé qué habrá sido de él, no le he vuelto a ver.
Cállate ya, Eva, me dice el santuario ,que se me está poniendo mal cuerpo. Hablemos mejor del futuro que del pasado, el pasado ya no tiene remedio pero el futuro lo podemos diseñar a nuestro antojo. Se me está ocurriendo un plan, la lluvia es muy inspiradora, ¿no crees?
A mí me inspira más el sol y en cuanto al futuro que sepas que no existe porque cuando llega ya es presente. El presente continuo es lo único que tenemos.
Pues va y se enfada porque dice que le plagio las frases, que eso me lo dijo ella a mí hace no tanto y que cómo tengo el morro de intentarle colar como propio semejante concepto .
Pues yo estoy convencida de que esa idea tirando a filosofal, como la piedra, es mía, qué queréis que os diga.