Mes: mayo 2015

Como el heno, como la flor

Pese a mi estado febril y a un dolor de cabeza como si me fuera a explotar, accedí ayer por la tarde a uno de los deseos de doña Marga: visitar la Rosaleda. Como su mismo nombre indica es una zona del parque llena de rosas de todos los tipos y colores. Por arriba, por abajo y por el medio.

Rosas que trepan por pérgolas y torres, rosas alrededor de las fuentes, formando caminos simétricos y laberintos de rosas. Las hay blancas, rosas, moradas, amarillas, naranajas, rojas y de todos los colores posibles. Y huele, lógicamente, a rosas, aunque no si te acercas a oler una en concreto pegando la nariz, es un aroma que irrumpe de repente traído por la brisa y luego desaparece. A veces es fuerte, otras suave y otras se ha ido.

Por el camino nos pasamos por el quiosco de la Esme que está en el mismo parque por si se quería dar la vuelta con nosotras. Estaba recitando en voz alta esto: ¡Ay mísera de mí! ¡Y ay infelice! Apurar cielos pretendo ya que me tratáis así, qué delito cometí contra vosotros naciendo…. Y luego decía cada cierto tiempo después de unas parrafadas muy largas, «y yo con más albredío,¿ tengo menos libertad?, ¿y teniendo yo más alma tengo menos libertad?.

Pero, Esme, hija, ¿qué te acaece?, ¿una de tus tardes malas?

Aquí, la Segismunda, se pone su padre que también estaba allí. Que se tiene que leer mi nieto, Jonás, La vida es sueño, de Calderón, para la clase de lengua y como el muchacho no se entera de nada porque carece de comprensión lectora y de cualquier otra comprensión, pues se lo está leyendo Esmeralda primero, a ver si se lo puede explicar luego. Pero para mí que ella tampoco lo entiende.

Pues claro que lo entiendo, salta la Esme interrumpiendo su declamación, es un hombre que está encerrado en una prisión, como yo en este quiosco, y clama por su libertad. Me identifico, me identifico.

Venga, Esme, vente con nosotras a la Rosaleda y así te liberas un rato. Y se vino. Lo malo es que las rosas ya estaban empezando a secarse, no todas, pero sí muchas.

Qué pena, dice la doña Marga, teníamos que haber venido una semana antes o dos y las hubiéramos visto en todo su esplendor, algunas ya están ajadas. Como nosotras, añade luego con una risita señalándose a ella misma y a la Esme. A veces la doña Marga tiene su punto de mala leche, menos mal que la otra no la oyó porque estaba haciéndose la chula con la botánica.

Estas se llaman Tequila, iba diciendo en voz muy alta, estas Revolución Francesa, estas son las Comtesse du Barry. Hombre, mira, las Michelangelo  de toda la vida y las Vélon d,Ingres y ahí están las Terracota.

Es impresionante lo que sabe de rosas, dice la doña Marga que a veces es muy inocente. Pero qué va a saber, doña Marga, le aclaro yo, si lo está leyendo de los carteles, no tiene ni idea, se sabe el genérico, rosa, y nada más.

Como hacía mucho calor nos sentamos en un banco, justo enfrente de una fuente, a descansar. ¡Ay mísera de mí!, suspiraba la Esme abanicándose. Y la doña Marga, desde su silla de ruedas y enredándose una trenza entre los dedos, va y salta sin venir a cuento o viniendo, no lo sé: «toda carne es como el heno y todo esplendor como la flor de los campos. El heno se seca, la flor se cae». Al parecer es de un tal Isaías.

Total ,que pasamos muy buena tarde en la Rosaleda, quitando el dolor de cabeza y la fiebre, que me empezó a subir.

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Una espiga dorada por el sol

Pero bueno, pero bueno, pero bueno. Sí, tres veces para darle mayor énfasis. Pero bueno (cuatro, ya me estoy pasando), no creáis nada de lo aquí escrito. Lo de hoy sí, esto es verídico y real, me refiero a lo de ayer, todo mentira y de las burdas. Burda también es una revista de labores pero no me refería a ella.

Si es que Eva cuando está en baja forma recurre a mí monologando. Y ya es la segunda vez que me lo hace. Todo inventado, todo falso, todo fruto de su febril imaginación ( Jacobín  le ha pegado su virus y anda la mujer con tiritona y escalofríos). Que está floja de ideas, pues que raje la Esme. Menos mal que me deja la entrada de hoy para que me haga, no el harakiri, la rectificación. Pero si hasta los comentarios los ha contestado ella suplantando mi voz inequívoca. Estamos ante un caso claro de desdoblamiento de la personalidad, y no digo más.

¿Tú te crees que yo me paso la vida en internet y con el guasap? Hombre, pues sí, igual que tú y que todos, ahí me ha clavado bastante. Es verdad que entro, salto de una cosa a otra, miro esto, miro aquello, lo que hacemos los seres humanos modernos, soy una mujer muy de mi tiempo, pero de ahí a que me interesen los monegascos… Un respeto, por favor. A los mellizos sí reconozco que les he hecho un seguimiento bastante intensivo pero eso ya es una manía mía que a nadie le importa, qué chivata . Y lo de las canciones, pero si yo de Maná solo me sé la de labios compartidos, así que la mariposa que puso ayer en mi boca es otra falsedad. Puestos a cantar cantaría gospel, eso sí me va, los aleluyas y toda la pesca con mi voz grave, que así la tengo.

Y ahora y para que veas que sincera soy te voy a hacer una confesión: en ocasiones voy a misa. Voy sin creer en Dios ni en la Iglesia católica, lo cual tiene mucho más merito que si sí, voy como acto de rebeldía porque en mi casa todos son ateos y anticlericales y voy porque los ritos, las repeticiones y las canciones que allí se entonan me relajan muchísimo.

Hazte la composición: es domingo por la tarde, a esas alturas del fin de semana estoy de mis seres queridos hasta bastante más arriba de las cejas,  siento esa claustrofobia tan tipica de la reclusión en el dulce hogar, entonces voy y anuncio desafiante: me voy a misa. Mis hijos me miran raro y como con recelo, mi padre se indigna porque esa no es la educación que él me dio y entona el himno de Riego, el Hipólito se mosquea y me dice, Esme, ¿otra vez?, mas no por ello deja de ver el fútbol ni se suelta  de su tabla de salvación: el mando a distancia. Pego un portazo y enfilo hacia la Iglesia más cercana. Me siento, me persigno por no desentonar y me preparo para cantar más alto que nadie. Que se agarre fuerte al banco el beaterío que voy lanzada.

El domingo pasado canté la de la espiga dorada por el sol, la de juntos como hermanos y el santo, santo, santo es el señor, esa se canta siempre y es el hit misero que más me gusta. Si eres creyente no te pienses que me estoy riendo de la religión, de eso nada, si a mí me gustaría tener fe porque me parece muy bonito el mensaje de Cristo, pero no me sale. Y si no lo eres tampoco me taches de loca, me gusta cantar y es lo que tengo gratuito y más a mano. Salgo renovada y como con amor a la humanidad.  Una paz y una amor que me dura hasta que llego a la esquina o como mucho hasta el ascensor, eso también lo reconozco.

Y ahora déjame tu comentario que hoy sí soy Esmeralda entera y verdadera. Y mientras te animas voy a entrar a internet a echarles un vistazo a los mellizos , nada, un ratito corto para ver qué tal se crian y de paso vigilar a las niñeras, que me tienen obsesionada. Cómo me conoce Eva, como si me hubiera parido.

Monólogo de la Esme

¿Por qué será que hay días que nada más llegar ya te están hartando? Y no es que hayan hecho nada los pobres pero es verles la jeta y te dices: otro igual, qué pereza me estás dando. Hoy tengo uno de esos, o seré yo, el día es inocente, él solo se presenta y cada uno lo interpreta a su manera. Y mi manera hoy es que estoy más aburrida que una mona de hacer siempre lo mismo con ligeras variaciones, que de tan ligeras ni son variaciones. Pero si hasta el sueño que he tenido esta noche ha sido muermo. Les estaba diciendo a mis hijos: a ver si hacéis el favor de cerrar el tubo de pasta de dientes que se forma un tapón de pasta reseca en la punta, ¿me podéis hacer caso?, miradme por lo menos mientras hablo, les gritaba a continuación parafraseandome a mí misma en mi día a día cotidiano. Luego he debido de pasar a otro tema pero de ese ya no me acuerdo.

Voy a entrar en internet, la madre de todas las diversiones, a ver si me entretengo un rato. Me queda mucha mañana y mucha tarde de quiosco, me queda todo el largo y soporífero día. Odio esa expresión la madre de todo lo que sea, no sé quién fue el primero que la pensó pero luego se la han copiado mucho. La odio pero la digo, vete tú a saber el motivo. Ya me está sonando el guasap, qué pesaditos desde por la mañana, espera que me ponga las gafas que sin ellas veo menos que Pepe leches. Es mi padre, por favor que no se haya caído o se haya puesto malo, entonces sí que voy a añorar los días comunes de máximo aburrimiento. ¿Por qué será que a partir de cierta edad cuando un día viene distinto es a peor? «Sí se puede», me escribe. Claro, era eso, me lo tenía que haber imaginado. Ale, le meto un icono de aplauso para que se ponga contento y a otra cosa, mariposa.

Mi mariposa de amor, mi mariposa de amor, ya se me ha pegado la cancioncita. Voy a ver las noticias, primero los titulares por encima y luego ya profundizo. A ver, a ver, los de siempre, un poco más animado por aquello de los pactos y los días de después. 21 cosas que no sabías de Ada Colau. Aquí pincho y me leo las tres primeras, la octava y ya. Parecía más interesante en el titular. Cómo sacarle partido a la bici estática. Pincho también porque precisamente tengo ese trasto en un rincón ocupando sitio. Buah, qué gilipollez, pico en todos los anzuelos, qué pez más tonto soy.

Mira, este artículo sobre.,..parece interesante, lo leo, quita ahí, qué pestiño, huy madre, los gemelos de Mónaco con sus niñeras vestidas iguales, qué familia más raruna, luego digo yo de la mía, parecen de película de terror, y la tita Estefanía, ¿qué le ha pasado, por qué va de tengo una muñeca vestida de azul con su camisita y su canesú pero con cara de vieja? La saqué a paseo se me constipó, ahora se me ha pegado esta otra canción. Otra vez el guasap, la pesada de mi hermana que me manda un chiste, mierda, lo he abierto, ahora va a ver las dos rayas azules delatoras, qué chiste más malo, le pondré un jajaja que si no se mosquea. Ahi  tienes tu jajaja, cacho pelma.

Voy a ver el tuitter de esta que es tan graciosa, hoy no está tampoco muy sembrada, si es que a fuerza de ser graciosos pierden la gracia. Se nos gastó el humor de tanto usarlo, eso también era una canción pero con amor en vez de humor. Y esto, ¿qué dice aquí? Lo que hace internet a nuestras mentes. Daña la capacidad de concentración y contemplación, nos vuelve superficiales, nos incapacita para leer textos largos, nos hace más propensos a las distracciones…a mí no me haces tú eso internet de las narices, pues menuda es mi menda. Y para que veas, me voy a empezar Guerra y Paz, la letra es pequeña y las páginas abundantes pero puedo, vaya que si puedo. Mejor me leo solo Paz y la guerra la dejo para después, soy pacifista así que…también el Hipólito me hace cada regalito, mejor canto que es más lo mío.

Mi mariposa de amor, mi mariposa de amor ya no regreso contigoooo. Pero qué voz más bonita tengo, leches. Ay mariposa de amor, nunca jamás junto a tiii….

Primavera en el 42

Se sabe que es primavera en el 42 porque una entretenida tertulia comienza a formarse al atardecer en torno a los contenedores de basura colocados justo en su puerta. Es el portero, nacido Mohamed pero rebautizado Pepe, quién inicia el movimiento primaveral. Agarrado a su plumero de siete colas confeccionado por él mismo con restos de trapos, se acoda en los contenedores y espera.

No tarda mucho en caer la primera presa. La señora que recoge colillas y las guarda en una cajita de latón se para y enseña su botín a Pepe, algunas están muy enteras, la gente enciende, da dos caladas y tira alegremente. Pepe, contrario a cualquier tipo de derroche, fustiga el aire con el plumero  y le hace un hueco a su lado a la recolectora. Puede que esa primera tarde sean solo dos y una mosca pequeña que, tímida, ensaya torpes arabescos sobre la escalera, pero, a medida que los días se alargan y el aire se calienta,  la tertulia se va animando.

Llega Conchita, la del perro que sufrió maltrato y al que ahora viste con licras rosas de lentejuelas. Llega el fontanero, el que coloca los grifos del revés, revirado también él, a fumarse sus pitillos. Llega el profesor de matemáticas de cara amarga a pasar el rato en acompañado silencio y llega el niño chino de patas gordas a hacer los deberes sobre la tapa del contenedor. Es listísimo, dice Conchita, si llegó en enero y no sabía ni hablar. Mírale, ya hace números y eso que los números allí no serán iguales que aquí. Todos asienten muy admirados del espabile oriental menos el profesor de matemáticas que abre la boca para decir algo pero al momento la cierra. No ha venido a hablar ni a explicar. Por encima de sus cabezas, sobre un cielo ya rojizo, los vencejos vuelan enloquecidos  exterminando insectos como pequeños aviones de guerra.

Ya son tres las moscas y cuatro y cinco y diez. Pepe, de vez en cuando, chasca el aire con el plumero-látigo para espantarlas. Se dispersan un momento ante la hilaridad y el contento general, pero enseguida forman de nuevo un pelotón zumbante sobre el tercer escalón. El borracho del primero abre la ventana y  también la cajita de música. Suena una musiquilla de tiovivo que dirige con un dedo batuta temblón. El chaval de la guitarra eléctrica, desde el balcón del tercero, lleva toda la tarde llamando a las puertas del cielo sin obtener respuesta.

Ya es primavera y muy avanzada, casi rozando el verano, en el número 42.

(Cuaderno de DM)

El Amargosaurio

No sé si es que el resultado electoral no ha sido de su agrado pero la Patricia, mi jefa en funciones y en disfunciones también, estaba hoy de muy pero que muy mal talante. Pero no, no creo que las elecciones tengan nada que ver con su estado de ánimo tendente a la baja. Más bien me inclino por otros factores más de su estilo: está en dique seco en lo que a escritura se refiere y el revoltijo hormonal del embarazo la tiene un tanto trastocada.

Digo yo por no estarme callada que puede que sea demasiada creatividad para un solo cuerpo. Si estás con la producción interna de otro ser no tienes tanta energía para fabricar también mundos imaginarios. El caso es que llega la Feria del libro y la novela o lo que sea que emborrona en su eterno emborronar, sin terminar. Creo que es eso lo que más rabia le da porque ya se veía ella con su melenón rubio y sus vestidos vaporosos firmando ejemplares así como con fingida desgana, como pensando, qué pereza me dáis los lectores pero me veo obligada a interactuar. La que también está furiosa por no firmar ejemplares en una caseta de la Feria y escuchar su nombre por megafonía es la Esme pero eso ya os lo contará ella otro día, supongo.

Y claro, ¿con quién la paga la Patricia, mi hada y señora, cuando está de malos humos? Pues con quién tiene más a mano y esa soy yo. Qué de órdenes, qué de seguimientos en pos del polvo perdido y la pelusa extraviada, qué de vigilancia extrema. Lo bueno es que enseguida se cansa, se nota que le interesan las tareas del hogar más o menos lo mismo que a mí. Después de darme un rato la murga, se ha retirado a sus aposentos a meditar o a dormir la siesta del carnero, dicen que el embarazo da sueño, y me ha dejado jugando con el Jacobín que hoy no ha ido a su guardería multilingue último modelo porque está un poco pocho.

Hemos jugado a su nueva pasión y a este paso casi que también la mía: identificar dinosaurios. Tiene muchos y el juego consiste en irlos sacando de una caja y con ayuda de un libro asignarles nombre. Diplodocus, braquiosaurio, triceratops, parasaurolofus, tiranosaurrio rex, velociraptor y así. A medida que yo le digo el nombre, él los coloca en fila, luego aplaudimos y gritamos bieeeennnn, no se por qué, pero el juego es así y si no sigo sus normas a rajatabla me agrede con el diplodocus que es el que más pesa. Después él se tumba y con la cabeza apoyada de lado en el suelo los observa muy serio y con mucha atención. Hoy hemos descubierto uno nuevo, el amargosaurio. Se lo estaba leyendo en voz alta y repitiéndole mucho el nombre para que se lo aprendiera cuando he visto asomarse a la Patri con cara de ese mismo extinguido animal. ¿Podríais hacer menos ruido?, me duele muchísimo la cabeza.

Pobre, no tenía la mañana y nuestro amargosaurio ha ocupado su lugar en la fila sin aplauso ni gritos de biennn ni nada. Por suerte he conseguido esquivar el diplodocus levántandome a tiempo. Qué genio se gasta esta familia. No tienen buen perder.

Mi madre por teléfono (16)

Pero, ¿qué es ese ruido, hija, qué es ese ruido que no me oyes?

Pues la aspiradora, qué va a ser, si es que siempre me llamas en horario de trabajo.

Apaga ahora mismo ese cacharro que te voy a hacer una encuesta, que quiero saber tu intención de voto. Yo no me creo nada de lo que sale en las encuestas, las hacen con las cartas del tarot, no dan una, pero esta que te voy a hacer yo, sí, es buena. Venga, ¿a quién vas a votar? No serás de esas pánfilas que a estas alturas todavía no lo saben. De las indecisas, como si lo viera.

Has acertado, todavía estoy dudando.

Pánfila, lo que te decía. Pues mira, te voy a dar un consejo que nos ha dado la Ariadne, nuestra profesora de meditación trascendental, nuevas tecnologías y otras artes marciales: cierras los ojos, pones la mente en blanco y te concentras en el punto medio de la frente o en cualquier otro punto medio que tengas  a mano, eso da lo mismo. Aunque tú no quieras se te aparecerán las caras de los candidatos, porque se te van a aparecer, eso es así, son muchos meses de candidatos parriba, candidatos pabajo. Pues el que menos rabia te dé, a ese. ¿Has visto que fácil? Hazlo ahora mismo y me lo cuentas.

Ahora no lo puedo hacer, ya te he dicho que estoy en el trabajo.

Pues lo haces luego y me lo cuentas también que una madre tiene que saber el voto de su hija. Al revés no, tú no tienes que saber el mío porque no me da la gana que lo sepas. Estoy muy contenta con este sistema porque estábamos cautivas todas las del hogar del ama de casa y gracias a la visualización nos hemos liberado. Es que dice la Ariadne que tener el voto cautivo como lo teníamos es de muy tontos y muy paletos y yo eso sí que no.

Esa Ariadne sabe de todo.

Pero de todo, todo, todo. Mira tú lo que me dolían las rodillas y los codos y los hombros y los pies. Un dolor que ni dormir podía y me dice ella, tómate el arpagocito, es una hierba pero viene en pastilla. Oye, que me duele  menos. El arpagocito.

Querrás decir arpagofito, de fito, de planta, no cito.

Ya salió la corregidora, no se corrige a uns madre, eso está feo. Y yo lo digo como me da la gana, arpagocito, y tú qué sabrás de citos ni de fitos. Y me gusta mucho el nombre, mira: arpagocito. Lo digo mucho porque me gusta. ¿Tú crees que de tanto decirlo se hayan ido los dolores?

No creo que sea por eso, pero en fin

En fin y en principio, volviendo al principio , ¿qué vas a votar?, mira que hay que tener cuidado que el voto es importante. Yo, si te digo la verdad, a la que me gustaría votar es a la Letizia, lo haría muy bien, es una mujer cabal de las cabales y guapa, pero como no se presenta…ha estado muy liada con la comunión de la Leonor,  pena que no se presente. Arpagocito, me gusta el nombre. Parece que no pero me duele menos.  Escucha, apúntate los pasos: cierras los ojos, te concentras en el punto medio, van pasando las caras de esos maulas como en una película, habrá una cara de entre todas que no te moleste tanto, ese es. Ahí tienes tu voto. Más o menos así se elige.

El cuerpo

K tiene miedo de su cuerpo y por eso lo espía continuamente. Su cuerpo es un traidor en potencia y aunque hasta el momento se ha ido portando relativamente bien, con algún que otro altibajo y algún que otro susto, K no se fía.

Conoce la historia de demasiados cuerpos como para fiarse y nada le hace suponer que el suyo sea distinto o mejor que el resto. Sabe, porque está harto de verlo y de oírlo que, pasado un tiempo determinado y sin motivo aparente, a muchos cuerpos les da por la maldad y, como si se hubieran aburrido de su anterior conducta suave y tranquila, comienzan a comportarse de forma grosera y desagradable causando dolor y angustia en sus dueños. Matándolos, bastantes veces.

Por eso K no deja de espiarlo, de analizarlo, de investigarlo, de seguir cualquier indicio que pueda ponerle sobre la pista de un desliz, de un mal comportamiento, de una desviación moral. Hay tantos órganos y son tan complejas las relaciones entre ellos, son tantos los frentes que atender que K se agota.

Porque además, desde que lo espía, parece que el cuerpo de K se divierte asustándolo, enviándole señales falsas, alarmas que luego no son nada, el ruido de una sirena disparada a destiempo, pero que tienen a K en un estado de ansiedad constante.

El mundo exterior apenas existe para él, salvo que tenga o pueda tener una relación directa con su cuerpo y no es que ese mundo no le interese. Le importa y mucho, es lo único que le importa, circular libre por él como hacía antes de las sospechas, pero ya se encarga su cuerpo de impedirle el acceso, de instalarle murallas y parapetos, de bajarle las persianas.

Por todo eso K odia su amado cuerpo. Querría hacerlo desaparecer, suprimirlo, pero sabe que sin ese traidor,  sin ese infiel que después de un periodo de maltrato más o menos largo, va a terminar abandonádolo, él, K, no existiría.

(Cuaderno de doña Marga)

A bandazo limpio

De la vocación, escribe la de los cuadernos.  Sobre una tal P que no sabía qué hacer con su vida. Sin ánimo de criticar pero a mí eso me parece una chorrada. El verdadero problema no es no saber qué hacer con la vida de uno sino saberlo muy claramente pero que no te dejen ni rozarlo. Por si no lo habías notado, soy Esmeralda, no te hagas líos, y yo sí tengo una vocación clara desde mi infancia: los escenarios.

Fui (no hace tanto) la típica niña que siempre se está disfrazando, que canta, que baila, que interpreta. Papeles protagonistas, por supuesto, los secundarios los hacían mis hermanas que son un par de sosainas. Me aplaudían hasta dolerles las manos porque llevo la interpretación pero que muy dentro. Eso es lo que me hubiera gustado a mí, el cine, el teatro, las series de televisión, vivir las vidas de otros porque una sola me sabe a aperitivo, no a comida de verdad. Hacer reír, llorar, pensar, sentir, emocionar. No habré ensayado veces miradas y poses pero en vez de en la alfombra roja, en la alfombrilla del baño.

Pero, qué, no pudo ser. Se murió mi madre y como yo era la mayor me tuve que quedar de guardiana de las esencias hogareñas y al cuidado de Perla y de Rubi, mis hermanas, los panes sin sal. Luego dice  mi padre que les he puesto a mis hijos nombres estrafalarios, pues anda que él con las piedras preciosas. Sinceramente, esa función de ama de casa precoz a mí no me iba nada porque todo lo que sea hogareño, humilde, servicial y de puertas para dentro me da urticaria.

Por eso digo que eso de la vocación es un lujo para gente con tiempo y dinero, la mayoría hacemos lo que podemos y principalmente lo que nos dejan. Cuando  estamos a punto de intentar algo que nos gusta, que es nuestra pasión,  llega la vida y ,toma del frasco, Carrasco, te pega un meneo que te descoloca por completo y te lleva justo a la casilla en la que no querías estar. Pues te aguantas y a seguir jugando a ver si hay más suerte. Así vamos, a bandazo limpio. Esta es mi visión del asunto.

Pero en una cosa sí coincido con la misteriosa y cansina P. del relato de doña Marga, alias la de los cuadernitos, en que no me gustan nada esas fiestas en las que hay que ver videos resumen de la vida del homenajeado. Si no eres tú, te tragas un rollo de cuidado. No me interesa lo mono que era de pequeño ese que ahora está tan feo ni lo bien que se lo pasó en su viaje de fin de curso a Italia, me da envidia, nunca he estado en Italia. Y si eres tú  la que cumple, tampoco me gusta porque se aprecia que no veas, que sí que lo ves y muy claramente, el deterioro vital. Luego todos te dicen con una copa en la mano, que para eso hay barra libre: estás igual, igual, igual. No has cambiado nada. Qué van a decir las criaturas si van medio borrachas y están hartas de ver fotos.

Y con todo este discurso ya no puedo hablar de lo que tenía previsto, de un árbol, él sí tiene una decidida vocación, la de expandirse todo lo que pueda y comerles el terreno a los demás. A mí me cae muy bien pero tiene muchos detractores. Otro día te lo cuento, cuando me deje la jefa. Se llama A, así, al estilo de doña Marga, con inicial intrigante.

La vocación

Los dos hermanos de P habían tenido lo que se llama una vocación, desde pequeños la habían tenido. Sabían con certeza hacia dónde querían dirigirse, lo que deseaban llegar a ser. Esa vocación los definía y acentuaba sus características convirtiéndolos en personas sólidas y delimitadas, con los contornos firmemente trazados, sin resquicios ni puntos de fuga.

P, por el contrario, dudaba entre esto y lo otro y, a medida que los años iban pasando,  seguía sin encontrar su camino, no llegaba a concretarse en nada, a establecerse, siempre volátil, errática. P sufría por esa condición suya y se comparaba continuamente con sus hermanos. Sabía que entre ellos hablaban y que también lo hacían con sus padres lamentando la poca voluntad de P, su inconstancia e incapacidad para decidir algo y mantenerlo.

Como nunca supo qué camino escoger transitó por muchos, pero en ninguno hallaba acomodo. En algunos era excesivo el calor o había demasiadas piedras que le dañaban los pies o terminaban en un callejón sin salida o se bifurcaban a su vez en múltiples vías secundarias aparentemente atractivas de recorrer. Las recorría pero nunca llegaba a tener la sensación de hallarse en el lugar correcto.

Cuando sus hermanos cumplieron los cuarenta celebraron fiestas. Hubo videos en los que se mostraban imagenes de ellos con sus personalidades bien marcadas desde la infancia, con sus inclinaciones ya apuntando y consolidándose después. P no quiso festejar sus cuarenta, se escabulló como solía. Tenía miedo de que esas fotos revelaran su imprecisión, su volubilidad.

A veces, aunque no era creyente, rezaba para que Dios, en el caso de existir, le otorgara un lugar en el mundo, un papel claro al que pudiera ajustarse. Como ya se temía: silencio administrativo. P comenzó a pensar que tal vez era de esas personas que descubren su vocación y el sentido de su vida tarde y  bruscamente, cuando ya todo parecía perdido. Pero otras, esa esperanza desaparecía y creía, cada vez más, que su vocación era no tener ninguna y su papel en el mundo carecer de él interpretando a la que se pierde, la que no sabe, la que busca sin hallar, la dubitativa , la vacilante.

Suponiendo que ese fuera su papel, hay que reconocer que P lo estaba bordando.

(Cuaderno de doña Marga)

Moça tan fermosa

El Toni está dándole vueltas a posibles trabajos que desempeñar. Pero, vamos, que tampoco es que las vueltas que le está dando sean de sofocarse, más bien es como esos que mueven el guiso con la cuchara de madera muy despacio y sin prestar atención porque están pensando en otra cosa. Auguro, como auguranta que fui no hace tanto, que se le van a pegar las lentejas como no le dé más aire.

Digo este fin de semana, a ver, Toni, ¿has pensado ya en qué te vas a poner a trabajar aquí en el pueblo?

No me agobies, se me pone, que me estoy tomando un tiempo de reflexión interna y de relajación porque vivía muy estresado, siempre corriendo.

No sé a qué carreras se referirá porque yo al Toni corriendo, del verbo correr,  no lo he visto nunca. Igual corría por dentro, eso sí puede ser, una maratón interna.

Pues a lo mejor me pongo de pastor, me salta luego como gran opción. Hombre, Toni, no creo que los pastores ganen mucho dinero y, además, en nuestro pueblo no hay ovejas. Razón de más, me dice, las voy a hacer volver, igual hasta me dan una subvención por recuperar un oficio en vías de extinción y lo de la transhumancia y todo eso.

Sí, seguro que te la dan, le digo por no llevarle la contraria. Pues menudo panorama, esto no mejora, pastor, que los pastores se llenan de pulgas, entre otras pegas. Creo que ha leído en algún sitio que hay un pastor poeta y ya se ve él entre cencerro y cencerro componiendo sus bucolismos.

Y encima se lo he contado a la doña Marga, a la Patricia no que no tengo confianza y además lo utilizaría en sus escritos satíricos costumbristas, y va y le defiende. Dice que los hombres tienen que pelear por sus sueños, construir sus destinos y no dejar que sea la vida la que los construya a ellos. Que nuestro paso por este mundo es muy breve,  menos el suyo que está siendo larguísimo, y que no se puede desperdiciar haciendo lo que no nos gusta. Y después de esta perorata pro Toni, va y me pregunta. Y ese Toni que quiere ser pastor, ¿quién es?

Se lo iba a explicar, porque no sé qué le pasa con él que nunca le ubica o hace como que no le ubica, pero no me ha dado ocasión porque se ha puesto a reír y me ha dicho con cara maliciosa, ¿y de que quiere ser pastor: de ovejas, de cabras o de vacas? Porque si es de vacas, tú serías la vaquera y te podrían recitar este poema tan bonito.

Y se pone a recitarme acompañada de golpecitos de bastón y balanceos de trenzas: «Moça tan fermosa non vi en la frontera como la vaquera de la Finojosa. En un verde prado de rosas y flores guardando ganado con otros pastores la vi tan graciosa que apenas creyera que fuera vaquera de la Finojosa».

Era más largo pero no me acuerdo de más. Luego le ha dado la risa y la tos y yo también me he reído, qué remedio, por lo menos seré una moça fermosa aunque de la Finojosa no, que mi pueblo no se llama así.