Tengo que reconocer que en el aspecto puramente material, se vive mejor con la Noemi que con el Toni. La Noemi es tan activa, tan dispuesta y tan apañá que me tiene el piso reluciente, al suelo solo le falta lanzar destellos como en los anuncios, y no hace más que introducir lo que ella llama mejoras. Ha cosido unas cortinas con una tela que se ha sacado de no sé dónde, ha forrado por dentro el armario con unos papeles de colores y está pintando un trampantojo en la pared frente al sofá. Es un mar con palmeras y dice que cuando nos sentemos con las piernas en alto nos vamos a sentir como en la mismísima riviera maya.
Su teoría, ella es muy de teorías, es que con todas esas mejoras en los interiorismos, el espíritu del Toni se va a sentir tan incómodo que se va a marchar. A mí me parece todo lo contrario, que va a estar tan agusto mirando al mar o dentro del armario forrado, pongo por caso, que de aquí no lo mueve nadie. En el fondo no quiero que se marche por mucho que me haga decir cosas siniestras y apocalípticas que no pegan nada con mi alegre y desenfadado ser. Así somos las personas enamoradas, muy tontas vistas desde fuera.
Pero bueno, dejémonos de tonis y de reformas del hogar que hace mucho que no os cuento nada de mi jefa y señora, la Patricia, la escritora gestante y meditante. Pues mira, ultimamente escribe mucho menos y esto me tiene a mí muy descolocada. No me gusta trabajar sin saberla recluída en su cuarto de la creación, ella lo llama despacho, bien aposentada en su silla giratoria y con los deditos en movimiento sobre las teclas siguiendo sus impulsos cerebrales. Me desconcierta.
Ahora me la encuentro cada dos por tres por los pasillos o choco con ella cuando voy a salir de la cocina y ella va a entrar y no sé qué decir ni qué cara poner cuando me mira con sus escrutadores ojos azules. No estoy acostumbrada a que me mire, hasta el presente solo miraba la pantalla de su ordenador. También intenta entablar conversación conmigo sacando todo tipo de temas pero yo no le entro al trapo, para trapo bastante tengo con el del polvo. Si se cree que le voy a proporcionar ideas fáciles para un relato sin salir de casa, va lista. Permanezco callada porque sé que todo lo que diga puede ser utilizado como material literario.
Y lo sé porque yo hago lo mismo, todo lo utilizo, es como las croquetas que las puedes hacer prácticamente de cualquier cosa y muy mala mano tienes que tener para que no te queden ricas. Al final es cuestión de darle vueltas y de pillarle el punto a la bechamel.
Pues eso quiere hacer la Patricia conmigo: croquetas de Eva. A mí tú no me vas a hacer picadillo, he pensado esquivándola cuando me ha preguntado, ¿y qué tal en tu pueblo este fin de semana? Normalito, he respondido a sabiendas de que con eso no tiene relleno suficiente. Es que albergo la sospecha de que escribe de mí. A veces me mira, se ríe y luego va corriendo a su ordenador con cara de felicidad. Mira que si me hace protagonista de un best seller de fama mundial. No me veo, ese papel le va más a la Esme.
Por cierto, ya le he perdonado por profanarme el blog. Soy buena, es verdad, pero también tengo que reconocer que con lo que me cuenta me hago una buena tanda de croquetas. Algunas hasta las congelo para sacarlas esos días que dices, qué pongo hoy, qué pongo que no tengo ganas de trabajar. Pues unas croquetillas de la Esme. Justamente.
Desde luego, ¡cómo eres!, por un lado reconoces las utilidades de la Noemi y la Esme para tus croquetas y luego no permites que tu jefa haga lo propio contigo.
La jefa es la jefa y, en principio y salvo excepciones, no hay que darle más de lo estrictamente pactado en el contrato.
😀 😀 😀 😀 Querida Eva, tus croquetas literarias son de lujo ¡con lo que me gustan a mí! Las de masticar ni idea, aunque según tú, es pillarle el puntito a la bechamel. Seguiré intentando, porque, la verdad a mí me quedan que como que no del todo. Supongo que como casi todo en la vida, es cuestión de práctica para alcanzar el virtuosismo, o al menos perseguirlo 😉
Sí, tú dale al cucharón hasta que te duela un poco el brazo, ahí está el punto croquetil 🙂
😀 😀 te haré caso la próxima vez que lo intente.
croquetas de eva?? mmmmm tienes que estar buenas, pero a mi a quién mas me gusta ver convertida en picadillo es a la Esme….
Muy rica la ración de croquetas de hoy!!
un beso
Jajaja, qué manía tienes a la Esmeralda. Te advierto que a ella le gusta suscitar odios, se siente importante.
Oye, que para la bechamel también hay que tener buena mano: cuando no te queda floja, pues se pasa de dura… A mí, por lo menos, me cuesta cogerle el punto dos veces seguidas 😦
Hay que hacer unas cuantas mal primero, como todo en general. Saludos, Mara
Pues te digo yo una cosa, que si la Patri quiere convertirte en su musa, que se lo curre un poquito más, y te invite a una cerveza fresca y un buen plato de jamón ibérico, sentadas las dos en la mesa de la cocina. Que tú tienes mucho que contar, pero trapo en mano, las ganas no deben ser las mismas. Besicos
Mmmmmm…¡que ricas las croquetas!, claro es que una llega de entrenar y se encuentra este post tan suculento que se le hace la boca agua, solo me he quedado con lo de las croquetas….¿de qué iba el post?jejejje…..No, en serio, en serio, que haces muy bien, ahora estan muy pesaditos con lo de los derechos de autor así que si quieren saber de la vida de una que pasen por caja ;D
Lo importante de verdad son las croquetas, lo demás es secundario y más aún si vienes de entrenar.
Pues ya me explicarás lo de las croquetas, porque lo que es a mi, me quedan fatal 😦 😦
Y respecto a lo de las croquetas de Eva, pues como que no, la prefiero así toda de una pieza, como un buen filete y no a cachitos y envuelta en bechamel.
Besetes
Con la termomix salen solas aunque yo no tengo, es muy cara. Gracias por no querer triturarme, María. Besos 🙂
Yo he tenido compañeras de piso y ninguna era como la Noemi. Ya me hubiera gustado a mi compartir con una persona tan activa, así da gusto.
Y en cuanto a las croquetas literarias, con la misma información salen croquetas muy distintas y las tuyas parece que te salen bastante bien. No se si sabría hacer croquetas literarias, pero las que no he hecho en la vida son las que se comen. Nunca lo he intentado, ni falta que hace. Ahora saldrán todos los cocinillas a decir que es muy fácil, pues me alegro.
Tranquila, ya te mando yo unas cuantas pero, sobre todo, no te enfades que tú ya tienes bastante con todo lo que haces.
Qué difícil es plasmar un tono de voz mediante la escritura. No lo he escrito en tono de enfado, pero es que si no añado unos pocos de emoticonos parece que estoy cabreada.😄😄😄😄😄😄
Pues yo estaba echando ya de menos a la Patricia. ¿No será ella la que está detrás de todo este blog? Estas croquetillas me parecen sospechosas.
Haces bien en sospechar, de las croquetas y de todo lo demás 🙂
Me parece que le sacas tantos recortes a la vida que, para hacer croquetas, podría contratarte alguna multinacional de esas que las hacen caseras de casa y con fórmulas magistrales que proceden de los secretos familiares del caserío de la abuela Pascualina.