Día: 25 de mayo de 2015

El Amargosaurio

No sé si es que el resultado electoral no ha sido de su agrado pero la Patricia, mi jefa en funciones y en disfunciones también, estaba hoy de muy pero que muy mal talante. Pero no, no creo que las elecciones tengan nada que ver con su estado de ánimo tendente a la baja. Más bien me inclino por otros factores más de su estilo: está en dique seco en lo que a escritura se refiere y el revoltijo hormonal del embarazo la tiene un tanto trastocada.

Digo yo por no estarme callada que puede que sea demasiada creatividad para un solo cuerpo. Si estás con la producción interna de otro ser no tienes tanta energía para fabricar también mundos imaginarios. El caso es que llega la Feria del libro y la novela o lo que sea que emborrona en su eterno emborronar, sin terminar. Creo que es eso lo que más rabia le da porque ya se veía ella con su melenón rubio y sus vestidos vaporosos firmando ejemplares así como con fingida desgana, como pensando, qué pereza me dáis los lectores pero me veo obligada a interactuar. La que también está furiosa por no firmar ejemplares en una caseta de la Feria y escuchar su nombre por megafonía es la Esme pero eso ya os lo contará ella otro día, supongo.

Y claro, ¿con quién la paga la Patricia, mi hada y señora, cuando está de malos humos? Pues con quién tiene más a mano y esa soy yo. Qué de órdenes, qué de seguimientos en pos del polvo perdido y la pelusa extraviada, qué de vigilancia extrema. Lo bueno es que enseguida se cansa, se nota que le interesan las tareas del hogar más o menos lo mismo que a mí. Después de darme un rato la murga, se ha retirado a sus aposentos a meditar o a dormir la siesta del carnero, dicen que el embarazo da sueño, y me ha dejado jugando con el Jacobín que hoy no ha ido a su guardería multilingue último modelo porque está un poco pocho.

Hemos jugado a su nueva pasión y a este paso casi que también la mía: identificar dinosaurios. Tiene muchos y el juego consiste en irlos sacando de una caja y con ayuda de un libro asignarles nombre. Diplodocus, braquiosaurio, triceratops, parasaurolofus, tiranosaurrio rex, velociraptor y así. A medida que yo le digo el nombre, él los coloca en fila, luego aplaudimos y gritamos bieeeennnn, no se por qué, pero el juego es así y si no sigo sus normas a rajatabla me agrede con el diplodocus que es el que más pesa. Después él se tumba y con la cabeza apoyada de lado en el suelo los observa muy serio y con mucha atención. Hoy hemos descubierto uno nuevo, el amargosaurio. Se lo estaba leyendo en voz alta y repitiéndole mucho el nombre para que se lo aprendiera cuando he visto asomarse a la Patri con cara de ese mismo extinguido animal. ¿Podríais hacer menos ruido?, me duele muchísimo la cabeza.

Pobre, no tenía la mañana y nuestro amargosaurio ha ocupado su lugar en la fila sin aplauso ni gritos de biennn ni nada. Por suerte he conseguido esquivar el diplodocus levántandome a tiempo. Qué genio se gasta esta familia. No tienen buen perder.

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