No era verdad lo que me decían de niña de que por vaga y despistada nunca llegaría a nada. Sí que llegaré a nada, ya estoy llegando, cada vez estoy más cerca de llegar , ya casi toco con las puntas de los dedos, que todavía son algo, ese vacío, esa disolución, esa nada.
Todos llegaremos a nada, los de las vidas de éxito, los de las vidas de fracaso, los de las vidas de éxitos y fracasos que son la mayoría, los que lo tienen todo, los que tienen algo, los que no tienen nada, los que van teniendo y perdiendo y recuperando y volviendo a perder, todos llegaremos a nada.
Por eso es mejor no sofocarse por el camino intentando acumular algos . Los algos pesan, son enemigos del vuelo y la liviandad. Hay que pasarlo bien, repartir felicidad, mirar todo con asombro y echarse a perder sin miedo.
Porque aunque os hayan dicho que nunca llegaréis a nada, es mentira, hasta el más inútil lo hace, hasta el más incapaz y también el muy capaz. Sin distinciones. Después de creernos algo, alguien, llegamos a nada, a nadie y llenamos la nada con nuestros pasados algos. Caben todos, hay espacio suficiente, porque ya no son nada.
(Pero mientras sea algo, me voy al Cortinglés a cambiar el bañador de gatos, allí hay de todo)
(Cuaderno de doña Marga)
Corra usted, Doña Marga, a cambiar ese bañador de gatos a ver si así deja con él algo de esa amargura que la inunda. 🙂
No te creas. Está bastante contenta dentro de lo que cabe ( aunque ya va cabiendo poco)
Doña Marga, esta Usted bien?? últimamente la noto un poco depre.
Estupendamente, hija pero cuando seas centenaria ya me contarás si piensas en la nada o no. A mí la nada no me parece un mal sitio después de todo.
A mi tampoco, la verdad! y eso sin ser centenaria.
Allí nos encontraremos todos, con una mano delante y otra detrás
oh! si!
Doña Marga también hace sus deberes
Muy profunda esa reflexión de Doña Marga.
Como todos, tras reflexiones profundas e insondables, volvemos al mundo real. No hay nada mejor que una vuelta por el Corte Inglés, para regalarse la vista con su variedad de productos y refrescarse con su aire acondicionado. Jajajaja.
Un abrazo, Eva.
Eso, el muerto a la nada y el vivo al CI
No quise decir eso, me refería a que en general, tras esas reflexiones profundas volvemos a lidiar con la realidad como mejor podemos.
Te he entendido, Gema.Somos profundos y superficiales a la vez, como debe ser.
Es posible que ya le quepa poco, pero ahí la tienes con su bañador de gatos y corriendo al Corteinglés… una jabata.
Besetes de finde, Eva.
Apura, apura todo lo que puede y hace bien. Que disfrutes del fin de semana, María.
Este post me recuerda a un poema de Jose Hierro llamado Vida. Te lo copio por si no lo conoces:
Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada.
Grito «¡Todo!», y el eco dice «¡Nada!».
Grito «¡Nada!», y el eco dice «¡Todo!».
Ahora sé que la nada lo era todo,
y todo era ceniza de la nada.
No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada.)
Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo,
después de tanto todo para nada.
Entre tanto en el Corte Inglés espero que Doña Marga esté fresquita con el aire acondicionado.
Un abrazo baobab
Es precioso, no lo conocía. Muchas gracias por molestarte en escribirlo aquí. Si que me ha recordado a mí también a lo que ha querido decir doña Marga pero mejor dicho.
… y convertirte en trasparente … sucede, claro, aunque vaya a El Corte Inglés. Hay quien lo considera una desgracia, para mi es una suerte.
Me gusta menos llegar a esa nada que nos anuncias, Eva … voy a ver si la evito
Evitala todo lo que puedas. Estás muy bien en el todo.
Doña Marga, creo que debe ser usted lectora fiel del Ecliasestés 🙂
Dice que prefiere el Cantar de los Cantares. Ella sabrá.
¡Ah! que picarona, a ella le van los enamorados 🙂 Me despistó con ese aire tan profundamente vanitas vanitatis 😀 😀 😀
Reconoce que un puntito eclesiastés sí que le ha dado
😀 😀 si es que Doña Marga es una sabia. ¡Será por eso que la adoro! 😉
Es mutuo. Desde el domingo está ya nerviosa pensando en el cuento del martes que le voy a leer 🙂
🙂 Un día, cuando me atreva y le tenga más confianza, le tengo que pedir que me escriba un mail para conocerla un poco mejor y para que me cuente algún secretillo de esos que no cuenta públicamente 😉
¡Dale un beso muy grande de mi parte, Eva!
Cuando quieras te desvela sus misterios. Si le gusta mucho hablar. Le mando tus besos
😉 Te tomo la palabra.
Doña Marga comulga con Costantino Kavafis, por eso en el viaje a Itaca deja que su camino sea largo y se detiene en los puertos donde abastecerse de cosas bellas; ella entiende que lo importante es transitar y hacer como que se distrae en el C.I.
Muy buen post, felicitaciones a Doña Marga 🙂
Y muy buen comentario. A doña Marga le ha gustado mucho. Te manda un beso.
Hace tiempo que ya no me gusta tanto el Corte Inglés porque antes tenían de todo y ahora no encuentro nada… desde que empezaron los puñeteros recortes de personal y hay un empleado para cada tres departamentos… a ver si Doña Marga tiene más suerte… Un 10 para tu post amiga. Besos y buen finde.
En eso doña Marga te da la razón, ahora hay menos dependientes y los que hay están de mala leche salvo excepciones.
Pues por triste que resulte admitirlo, doña Marga, tiene usted razón. Pero bueno, de momento céntrese usted en el bañador de gatitos. Besos!!!
Y que es monisímo 🙂
La reflexión de doña Marga es inevitable, al final todos tenemos el mismo destino. Coincido con ella en bajar a lo terrenal y distraer la mente con cosas superficiales que nos ayudan a seguir adelante.
Voy a ver si me compro un bikini y libero mi mente. Gracias doña Marga por la idea.
No disímules que esa idea ya la tenías tú de antes 🙂
Tienes razón, tengo tendencia a liberar mi mente con demasiada frecuencia. En la última liberación me traje unos zapatos, un bolso y una falda. Dios, que mente más libre tengo.
Creo que algunas personas (quizás todas, ojalá que fueran todas) a medida que envejecemos vamos dejando lastres y abrazamos lo simple. Como si entendiésemos que luchar por tantas cosas en la vida hubiese sido un sinsentido.
Y no digamos si leemos a Jorge Manrique…
Y es que lo es, o por lo menos a mí me lo parece.