Estoy cabreado, sí, y no me falta razón. Ya lo he hablado con Caronte y dice que es verdad, que no hay derecho y que haga algo. Pero es que no sé qué hacer aparte de orbitar con excentricidad.
Primero me ve de lejos un tal Clyde William Tombaugh y dice que me ha descubierto. Pero si yo ya estaba aquí desde hace cien millones de años, cómo me va a descubrir semejante pipiolo. Me colocan un nombre, nada menos que el del señor del los submundos, ¿por qué, tan malo me ven?, ¿qué he hecho yo para que me consideren el guardián de los infiernos? Estar lejos, nada más. Aunque lo de lejos o cerca, ya lo hemos comentado muchas veces Caronte y yo, es relativo. A ver si van a ser los ellos los lejanos y nosotros los cercanos, dependerá de dónde te coloques, dice él.
Después de mucho dilucidar deciden que soy un planeta pero le añaden el adjetivo enano. Jódete y baila. Después se ve que no se habían quedado contentos los de la Unión Astronómica Internacional y acuerdan sacarme de la lista de planetas del Sistema Solar porque me falta la masa necesaria. Me degradan, ya no soy un planeta, soy un planetoide o plutoide, para acabarlo de fastidiar.
Me tachan de gélido, de contrahecho, de distante y, pese a todo ello, en lugar de pasar de mí, me mandan una sonda a investigarme. Se ponen contentísimos cuando la New Horizons se acerca, la tía cotilla, y hasta hablan de devolverme la categoría de planeta. ¿Sabéis qué? Que ya no quiero esa categoría, ni regalada. Que no me gusta la fama, que prefiero mi antiguo anonimato, que el número 134340 que me ha otorgado el Mirror Planet Center tampoco lo quiero, si parece el teléfono de mi tía Pili.
Así estamos, Caronte, le digo a mi vecino, más que fritos, y prepárate que vienen a por ti, alguien ha dicho que tu categoría es incierta y que te consideran un posible candidato a planeta enano y además a ese lunar que tienes ahi le han llamado Mordor.
Como no podemos dejar de mirarnos las caras porque la gravedad ha frenado nuestras rotaciones, he visto claramente su jeta de mosqueo. Yo no estoy por la la labor de aguantar según qué cosas, me ha dicho, como se me acerque la sonda, no respondo.
Quedáis avisados. Hartitos nos tienen.
(Cuaderno de doña Marga)
qué grande, plutón.
Pues me llaman enano 🙂
como si el tamaño importara…
Pobre Plutón!, pues se había hablado de la posibilidad de que realmente fuera un satélite de Neptuno….menos mal que se descartó(que no estoy segura del todo) porque vaya depresión iba a pillar el pobre, de planeta a satélite. Es lo que siempre digo las etiquetas son muy malas, dejen ya de etiquetarlo todo,que si son grandes, enanos, planetoides….que les habrá hecho Plutón a ellos, a ver!:D:D:D
Un saludo, como siempre me ha encantado
Nada, estaba tan tranquilo en su rincón hasta que vinieron a fastidiarlo con sus categorías y etiquetas, como muy bien dices.
A mí siempre me has dado mucha penita, Plutón. No es nada justo lo que han hecho contigo. Para mí siempre fuisteis y seréis nueve, que lo sepas. Estamos contigo!!!
Muchas gracias, si ya sabía yo que alguien inteligente tenía que haber en la Tierra, ahora mismo se lo cuento a Caronte para que se anime.
Y toda la razón que tiene de estar harto!!
Ya te digo!
🙂
Abrazo
Otro para ti, Daniela
¡Ay, pobrecito mío! Tan apartadito que estaba y teníamos que andar molestándolo e ir hasta allí para descubrirte las manchitas y todo.
Para mí, eres uno más. 😉
Abrazos.
Eso, a mirarlme bien de cerca y sacarme los defectos. Gracias por tu comprensión 🙂
Y no olvides los humillantes memes.
Sobre todo ese en el que aparece sobre mí la cara de ese perro tonto….grrrrr
La verdad es que, leyéndote, se me quitan las ganas de ser planeta … ni tan suquiera satélite.
Feliz noche, Eva
Jajaja, mejor no. Te espían y luego te critican.
“Pero entonces, mamá, ¿Plutón es un planeta o no?”, me pregunta mi hijo de cinco años. “Sí, hijo, es un planeta enano”. Y me siento tan ridícula contestándole esto. Ya sé, ya sé….que la ciencia es la ciencia. Pero a los mundanos…nos da igual. Yo que desde pequeña le tengo un cariño especial a Plutón, desde que le llaman enano, me ha salido incluso la vena protectora.
Difícil de explicar sin ofender 🙂
Un dìa se hartaràn en serio Plutòn y Caronte de nuestras excursiones e invasiones, y estallará la ira de los dioses.
Un abrazo desde el invierno austral, Eva.
Esperemos que tengan paciencia con nosotros y nuestras sondas. Otro abrazo para ti desde los cuarenta grados de Madrid.
Pues que sepan que Caronte tiene muy mal carácter.