Me gustan los espacios en blanco entre palabra y palabra, los huecos del interior de las letras, el resquicio que separa una letra de otra, necesario para que respiren y no se ahogen sepultadas entre la de delante y la de detrás.
Me gustan esas nadas dentro del texto, la separación entre líneas, la más grande entre párrafos, el margen de la derecha y el de la izquierda, la cabecera y el pie de página. Su silencio, su calma blanca para descansar y seguir luego leyendo. Su capacidad para dar sentido a todo sin ser nada, para dar forma no teniéndola, para ordenar y estructurar sin actuar.
El vacío, el no ser, la anti materia, todo eso me gusta por contraposición a mí. O porque me recuerda algo que tal vez fui y seguro seré cuando ya no sea. Algo útil en su aparente inutilidad.
( Cuaderno de doña Marga)