Tengo la suerte de tener una habitación con vistas, así, cuando me despierto, voy corriendo hasta la ventana, la abro, me asomo y compruebo que el mundo sigue como lo dejamos ayer.
Intactas las dos bayetas que la del tercero sujeta con sendas pinzas: una rosa y otra amarilla. Intacta la cortina de flores del segundo, ninguna flor se ha movido ni se ha ajado durante la noche. Ahí están los tubos de las calderas expulsando su humillo blanco y la colada de Asun, con esa bata de leopardo al lado de los pantalones diminutos de sus niños.
El desconchón no se ha movido, tal vez esté un poco más grande que ayer pero si es así no lo noto. Ni la botella de amoniaco en la ventana del baño del segundo ni el del segundo en pijama mojando con parsimonia galletas en el café. Ni los geranios colocados en macetas verdes en la ventana de Nuria ni la taza del váter del piso deshabitado transparentándose a través del cristal. Ni el charco que siempre hay al fondo, en el suelo, aunque lleve un mes sin llover, estriado por las cuerdas de tender que se reflejan en él.
Ni la tos de la niña del bajo ni los gritos de Eugenita, la pirada, llamando idiota a su marido, el idiota, ni esa radio irancunda siempre encendida ni la guitarra eléctrica de ese chaval atascándose a mitad de un tema, siempre del mismo y en la misma mitad, ni las risas del piso de los estudiantes que nunca estudian ni el maullido del gato que parece el llanto de un niño ni el llanto del niño que parece el maullido del gato ni los tres ladridos del perro metódico, silencio, otros tres ladridos, silencio, otros tres más.
Todo está ahí, como cada mañana, tal vez con alguna ligera variación de ritmo o intensidades, con algún pequeño desplazamiento apenas perceptible. Y el cielo por encima cubriéndonos a todos. Ya puedo irme tranquila a desayunar. La suerte de tener una habitación con vistas.
( Cuaderno de doña Marga)
La tranquilidad de la rutina? O el aburrimiento?
No se sabe….
El saber apreciar lo que tiene cada día aunque no sea especialmente bonito. Si de repente, por algún tipo de catástrofe, lo perdiéramos, seguro que lo echábamos de menos.
Por eso digo la tranquilidad de la rutina. Es también la seguridad de que todo está bien, que todo sigue como debe seguir. Rutinario, tal vez aburrido, pero sereno y tranquilo. A veces nos agobiará pero también nos da calma.
Sí, Ana, es algo así. Aprender a querer lo que tenemos aunque no sea maravilloso. Lo has entendido muy bien. Besos!
Aureas mediocritas 🙂
“El que se contenta con su dorada medianía no padece intranquilo las miserias de un techo que se desmorona, ni habita palacios fastuosos que provoquen a la envidia.”
Si es que doña Marga, con sus letras, nos eleva muy alto 🙂
A veces lo que eleva el texto son algunos comentarios 🙂
Tienes razón, los comentarios son a los blogs lo que la levadura al pan. Sin todos los lectores que dan vida a nuestros textos, escribir sería una labor un poquito más solitario de lo que ya de por sí es.
Eso, sin esa levadura no sube el texto, no sube.
🙂
cada día que pasa estoy más contenta de haberte descubierto, formas partes de mi rutina, yo soy la del 5º que cada mañana lee tus entradas mientras revuelve un café
Hija, Tejas, qué comentario más bonito, te lo digo de verdad. Yo también me veo casi siempre muy reflejada en lo que escribes y me encanta tu sentido del humor y tu ironía. Ala, ahí queda eso.
no es ningún cumplido, es real como la vida misma
Mi respuesta tampoco era cumplido, que conste.
Ahí están los grandes placeres de la vida… en los pequeños detalles. Besos
Grandes o pequeños pero es lo que tenemos 🙂
Joer, pareces una perita de siniestros del hogar, haces unos chequeos bárbaros, o una doctora que ausculta la vida de un hogar medio histérico o…simplemente Doña Marga.
Jajaja, pues seguro que se me han escapado muchos síntomas, los sentidos no están a tope recién levantados y sin café.
Me ha recordado un poco al anuncio de Ikea, el de la mesa del despacho oval envidiando las mesas de las casas corrientes, donde sí ocurren cosas importantes. No sé si lo habrás visto por ahí lejos… Ikea como tienda y como concepto me gusta regular, pero los anuncios son buenísimos. Doña Marga es buenísima, y además me gusta como persona y como concepto 🙂
Gracias, Patricia. No, no he visto el anuncio, pero lo buscaré.
Está bonito, muchas gracias por mandármelo 🙂
Que bien escrito. Me gusta mucho doña Marga.
Huy, gracias, Chus. Como casi nunca comentas, me hace más ilusión todavía. Y a doña Marga ni te cuento.
Gracias a ti por tus escritos 🙂
Qué hermoso es tener una habitación con vistas! Muchos la tienen y no saben ver… Porque lo importante es eso, aprender a ver para sentir lo que ocurre a nuestro alrededor. Y tú, qué bien lo escribes…
Gracias amiga, por tu comentario. Me has visto porque vivo a tu lado… :)))
Hasta pronto, vecina 🙂
:)))
Magnífica descripción audiovisual la de doña Marga. Mil pequeños detalles para apreciar la vida en toda su dimensión. Ver a doña Marga, mientras la magdalena absorbe el café, observando discretamente tras las cortinas, imaginar lo que sus ojos ven y su mente interpreta, no tiene precio.
Ni todos y cada uno de tus relatos; pago a cuenta con un gran abrazo y un beso.
Ahora que dices lo de audiovisual me doy cuenta de que le han faltado los olores, que también son muy de patio. Me doy por pagada con la lectura y los comentarios.
El aroma del café lo inundaba todo pero al ser invisible e inaudible a doña Marga se le ha olvidado comentarlo.
Sabes qué te digo?? Que esas vistas son las de los patios de antaño y mientras alguien las conserve en su retina no desparecerá esa parte de quienes fuimos.La vida va tan deprisa…que a veces es necesario detenerse en unas pinzas y unas bayetas.
De antaño y de algunas casas viejas que todavía quedan hoy. Ese patio es muy actual, no te creas.
Me ha encantado esta entrada, pero no sabría decirte si me ha divertido o entristecido. Tiene un bonito doble filo.
Es que ,en el fondo, las vistas desde esa ventana son bastante feas, por no decir horribles, pero tienen su puntillo.
No utilices la ventana tres días y notaras los auténticos cambios…
Es verdad, es como la propia cara, parece que siempre está igual porque la ves todos los días pero resulta que se transforma.
Una sutil ironia detras de la piadosa mirada de Doña Marga
Me encantan tus voces
Sí, Edda, ligeramente irónico porque las vistas dejan bastante que desear. ¿Qué tal van los ensayos?
A toda prisa pero sin desmayos, esta muy repartido
Estoy feliz ,Maria Josefa ,mi personaje,tiene duende
Gracias por preguntar
Y seguro que tú le pones más duende todavía 🙂
Me encanta como describes la rutina universal. Esa en la que, si no hay cambios dentro de lo malo nuestro, es que es bueno. Te sigo leyendo.
Eso es, lo has resumido a la perfección. Un saludo, EmeM
Bonita entrada, estoy totalmente de acuerdo con lo escrito, creo que en todos los sitios es similar, es la misma musica con distinta orquesta. También tengo la vecina del sexto que en vez de llamarle idiota al marido le conocemos por el tonto, la niña del quinto esta aprendiendo a tocar la trompeta.. imaginate. Cuando abro la ventana veo que la vida sigue y es igual lo único que cambia es el tiempo que hace el resto es igual. Es lo mismo estar en un sitio que otro. Lo contaste como siempre muy bien.
Un saludo “Doña Marga”
Todos los patios se parecen bastante, me alegro que te haya gustado. Gracias por el comentario y ánimo con la trompeta!
Las vistas no siempre tienen que ser idílicas. A veces nos compensan más unas vistas que nos recuerden nuestro lugar en el mundo y nos hagan respirar tranquilos al ver que todo sigue en su sitio.
Besotes!!!
Cierto, no hace falta tener el paraíso para ser medianamente feliz. Buen fin de semana con tu chandal de bolillas, Alter.
Vas a tener que pensar en cambiar el título y la cabecera del blog. Doña Marga no para de crecer.
Sí, tienes razón. Es un poco devoradora la doña Marga.
Las vistas de la casa de Doña Marga no serán una maravilla, pero la forma en que las narra… Aaaay, qué sabia es la jodía.
Jajaja, gracias de su parte, Henar. Si fueran preciosas igual no escribía sobre ellas
Cuando nada cambia la diferencia la marca la mirada
Es verdad, me gusta tu frase.
A mi me gusta que las cosas sigan como son. Conforme voy cumpliendo años los cambios me van dando más pereza, será que poco a poco voy buscando mi habitación con vistas.
Da seguridad, eso es cierto
Eso de la habitación con vistas es cosa de las ciudades, en los pueblos todo eran vistas y por eso esas habitaciones no se necesitaban. Se ve que las vistas en las ciudades están racionadas.
Y tan racionadas, como te descuides solo ves la pared del vecino