Unos de mis vecinos son dos hermanos muy viejos. Son tan viejos que sus padres también son viejísimos, el padre incluso murió de puro viejo que era. Ahora viven con la madre vieja y cuidan de ella entre amorosos y malhumorados porque piensan, y tienen razón, que deberían ser ellos los cuidados.
A través del tabique que nos separa oigo sus toses viejas, su arrastrar de zapatillas, sus viejos programas de televisión y cómo se llaman a gritos entre ellos cuando necesitan auxilio para secarse un pie o abrocharse un botón.
Cuando salgo al rellano para subirme al ascensor huele a sopa de otro siglo y me imagino flotando a los fideos arrugados, a punto de perecer. Si abren la ventana para ventilar entra en mi casa un olor a polvo rancio, a moqueta asilo de ácaros ancianos.
Todos los días salen un rato a la calle, después de dejar a la madre sentada en un sillón desvencijado, y dan una vuelta a la manzana con las bocas tapadas por dos bufandas de cuadros grises. Despacio, parece que nunca van a coronar el final de la cuesta, hasta la meta del portal. Pero llegan, porque son tenaces, y se agarran jadeantes a la barandilla de la escalera mirando con admiración y un poco de susto el trote con salto final de Pablito, el niño del tercero, mochila a la espalda y llave colgada del cuello.
(Cuaderno de DM)
Me encanta el Cuaderno de Doña Marga.
El olor de sopa de otro siglo…me llegó hasta aquí. 😀
Un abrazo.
Pero no te comas los fideos, están más que caducados. Muchas gracias, Gema.
Tienen que dejar sabor áspero y mohoso en la lengua y eso que son fideos. ^^
Imaginarme el olor de la sopa me ha dado mucho asco. Una de las cosas que más me desagradan es salir al rellano y oler comida. Ichhhh.
Besotes!!!
Y eso que no era el día de la coliflor
…pero llegan, porque no les queda más remedio que ser tenaces…
Es verdad, no tienen mucha elección
Qué bien escribes…
Eso es que me lees con buen ojo, Chus
Suscribo lo que dice Chus y lo repito !que bien escribes! Has despertado mi lado más tierno imaginando a tus vecinos viejos
Son un poco cascarrabias (gracias, Tejas, pero no me lo digáis más que me estoy empezando a caer mal)
A cada uno lo que le corresponde, tendrás que empezar a asumirlo, lo haces muy bien
Qué bien escribes… Te lo repito de nuevo, como los de atrás. Convéncete de que no son nuestros ojos, miopes de estimación, los que lo dicen.
Y qué imágenes más preciosas… “sopa de otro siglo”, “moqueta asilo de ácaros ancianos”…
Eva, dile a doña Ma(r)ga que esperamos que algún publique su cuaderno; una nota tras otra, palabras como hormiguitas, y lo ponga a la venta en Amazon 😉
¡Compro! 😀 😀 😀
Primero le tengo que explicar qué es Amazon y luego convencerla, lo mismo dice que sí, como ya tiene una compradora…
Pero no una compradora cualquiera, una convencida, que regalará y recomendará su cuaderno 🙂 ¡tú no sabes cómo funciona hoy día el boca oreja con las buenas letras!
Desde luego, apoyo no le falta a doña Marga, qué majísima eres, no sabe ella la suerte que ha tenido encontrándote.
Hay encuentros que aun en la distancia cambian algo dentro de uno 😉
¡Un abrazo de 600 kilómetros! 😉
Dos compradoras Te admiro Eva
Y yo a ti, Edda-Josefa.
En ese microcosmos de la comunidad viven “pablitos” y ancianitos, vitalidad y decrepitud.
Mezclados, aunque solo sea en la escalera
Pues sí, Eva, escribes tan pero tan bien… Aquí nos tienes a tu ristra de admiradores emocionados después de deleitarnos con el aroma rancio y viejo de unos fideos estropeados.
Jajaja, lo que da de sí una sopa. Muchas gracias.
Quisiera decir algo nuevo y muy ocurrente, pero solo me sale decir: qué bien escribes!!
Me encanta esta señora!!
Besos de su parte, Ana.
Vaya cuadro costumbrista acabas de pintar. Me ha entrado mucha melancolía con esa imagen de vejez decrépita….ay pobres…….
La verdad es que la vejez de bonita tiene bien poco, solo en los cuentos.
Ya….eso de no valerse por uno mismo….qué triste….
Hay quien cuenta de la época cuando morir joven era cuestión de orgullo.
No tenemos dignidad
Esos dos hermanos viejos y la madre me han recordado a la delantera del Real Madrid.
Besos.
Jajaja, qué mala leche. Pues ¡aupa Atletic!, bueno, venga, y visca un poco el Barsa.
Tengo la sospecha de que Doña Marga vive en el mismo edificio donde yo viví sola por primera vez. Era, con una diferencia de 40 años menos, la habitante más joven de la comunidad de vecinos.
Estuve allí durante dos años, y pese a que todo el portal olía como dice Doña Marga, a polvo, a cosas sin ventilar, fuí razonablemente feliz allí. Con una sensación como de 20 abuelitos cuidando mi espalda.
Qué lindo lo cuenta todo Doña Marga.
Un beso.
Y te harían croquetas de pollo, espero. En mi edificio también hay muchos viejos aunque están empezando a llegar Pablitos.
Te lo digo en serio, y no es por adular: ¡qué calidad tienes para contar historias sencillas pero interesantes! Me muero de envidia, ojalá yo fuera capaz de crear ambiente como tú.
Pero si tú escribes genial y tienes un sentido del humor buenísimo, Holden, no digas. Para envidia la que le estáis haciendo pasar a la Esme, creo que nos va a cortar el cuello a todos.
Me encantan tus relatos porque siempre me dejan con las ganas de querer más… como un flash de una realidad y luego se apaga la luz y… (son esos tres puntos suspensivos los que me dejan enganchado una y otra vez)
Es que no me gustan los finales o no me salen bien, pero si te enganchan estos tres…mira qué bien.
Se me ha quedado en la nariz un olorcillo a rancio, pero suscribo a los demás. Qué arte tienes, Eva.
Calla, Pannonique, o verás lo que te digo yo a ti. Pero se agradece 🙂
Bendito, cuando nos toque…
La vejez qué durita es!
El fondo del asunto, cuando se habla de los viejos, es siempre triste. Bonita la escritura pero triste el tema. Por qué será que ninguno nos imaginamos en ellos.
Tampoco nos imaginamos muriéndonos o sí, pero de lejos. Se mueren siempre los otros.