Día: 21 de enero de 2016

Preguntas y humo

Anteriormente en «El blog de una empleada doméstica»:  (los chupetes desparecen misteriosamente en casa de Patricia, Eva sospecha de Jacobín pero no tiene pruebas que demuestren la culpabilidad del muchacho. Mientras tanto, Esmeralda desde su quiosco, sigue buscando infructuosamente un invento que la catapulte al éxito y rumiando su odio hacia la señora de los cuadernos por los numerosos halagos, a su juicio injustificados y desmedidos, que sus escritos reciben.)

¿A que esto parece «Lost», con ese previously que me acabo de marcar? Y que aquí también se pierden cosas, no son los pasajeros de un avión pero, oye, los chupetes también tienen lo suyo. Y siguen desapareciendo. Todos los días. Claro que a la Morganina ya no le afecta tanto, a todo se acostumbran los cuerpos y el suyo ya se está habituando a verse privada unas horas de su artilugio de succionar. Llora, pero desganada. Como si se dijera la chiquilla, total, pa qué.

El presunto ladrón no confiesa y no será porque no le hago preguntas, tanto indirectas como directas. Dime ya dónde guardas los chupetes, tunante, le he dicho esta mañana camino del colegio harta de indagar a base de rodeos y miramientos para no herir su suceptibilidad.  Mira, fumo, me dice él expulsando vaho por su boca, fuma tú también. Lo que me faltaba, no sólo desvía la conversación si no que quiere que nos echemos un pitillo imaginario.

Que no, rico, que fumar es malo, no fumamos, no te hagas el longuis y confiesa ya. ¿Quién pone y quita la luna?, me dice entonces parándose y mirando al cielo con cara de extrañeza. Nadie, ella sola viene y ella sola se va, le respondo yo haciendo alarde de mis grandes conocimientos científicos.

De ahí hemos pasado a dónde se va cuando se va y de dónde viene cuando viene, si le acompaña su madre, la luna grande, por el camino o si tiene una cuidadora, otra luna grande pero no blanca, vaya con el niño, racismo lunar. Si va a un colegio de lunas y con quién juega en el recreo, si en el recreo empujan a la luna y si…Digo, mira, majo, vamos a fumarnos ese cigarro invisible que ya no puedo más, necesito un receso. A ver, que te lo enciendo, muy bien, ahora sopla, ya estamos fumando y ,mientras se fuma, no se puede hablar.

Si de mayor se hace adicto a la nicotina, a mí que me registren.

 

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