Día: 28 de enero de 2016

Los munditos

En el capítulo de ayer:  (Esme, más aburrida que una mona, dedica sus horas laborales a brujuelar por la red. Encuentra una noticia que le llama la atención, vete tú a saber por qué, y se dedica a escribir sobre la misma haciéndose la profunda. La gente, que es muy simpática, le sigue la corriente con sus comentarios y hasta le lanza caritativos «me gusta». Ella, creyendo que ha escrito algo ingenioso, se pone tan contenta.)

En la entrada de hoy: (Eva y doña Marga pasan la tarde en un andén del metro observando el panorama. Doña Marga quiere un mundito.)

Qué cosas más raras, la doña Marga se empeñó el lunes en que la llevara al metro a pasar la tarde. Digo, pero doña Marga, el metro es un sitio muy feo, no le veo el interés y además con la silla de ruedas no podemos bajar las escaleras. Si quiere salir, y como hace muy mal día para el parque, mejor vamos a una cafetería.

Ya me estaba yo relamiendo imaginando el plato de tortitas con nata que me iba a zampar pero no tardaron mucho en deshacerse mis ilusiones máster chef.

De cafeterías, nada, se me pone dando con el bastón en el suelo como hace cuando se enfada. Ahora que lo pienso no sé por qué lleva bastón si está siempre en la silla, será un aditamento de su imagen o algo así. Las cafeterías están llenas de viejas supervivientes, no me apetece ver eso , quiero ver gente mezclada, de todas las edades, tamaños y condiciones. La misma vida. Ya me hartaré de ver viejas cuando me lleven a la residencia,  con lo aburridas que son las viejas. Vámonos al metro que hay ascensor, me he informado.

Por el camino me ha ido contando que su sobrina la doña Repolluda quiere llevarla a una residencia, que se lo pinta muy bonito y le habla de un jardin precioso con un almendro y más árboles frutales llenos de pájaros, conejos correteando por la hierba, una galería acristalada para tomar el sol en invierno y bingo todas las tardes.

Bingo, bingo, dice muy indignada dándole con el bastón a una farola, con lo que odio el bingo, no he visto juego más idiota en mi vida. Por eso, por si me llevan al guetto de los viejos quiero empaparme bien antes de gente diversa. Mira, mira, qué alegría, cómo corren todos por los pasillos tan apresurados con sus ocupaciones. Venga, aquí nos sentamos para ver el panel que indica cuánto falta para el próximo tren. Un minuto solo, ya va hacer su entrada, qué bien.

Pues menuda diversión, ver entrar y salir gente. Oye, pues ella estaba encantada y qué cotilla es, no me imaginaba yo que tenía esa afición. Empieza: mira ese, qué cabezón más grande, ¿verdad?, y esa mujer qué cara de pena, le tiene que pasar algo, los jovencitos, qué salaos con sus granos y sus piernas largas, vendrán de estudiar, estarán enamorados, qué lindura. Me encantan los pantalones de flores que lleva esa chica, huy, qué culo más gordo, esa te gana, Eva.

Mira qué simpática la doña Margarita. Al rato de estar ahí sentadas observando los movimientos de la gente, va y me dice: se lo pasan muy bien en sus munditos, eso que van mirando todos con las cabezas para abajo como pájaros a punto de dar el picotazo, y muchos se ríen cuando lo miran, tiene que ser divertido lo que ven porque si no, no lo mirarían con tanta concentración.  Me gustaría tener un mundito de esos, para la residencia o para algunas tardes, se me hacen largas. No te hagas la que no sabes de qué te hablo, que tú también tienes mundito y lo miras mucho.

No, yo es que estoy con el blog, donde escribo. Y me ponen comentarios, los contesto, eso hago. También le ponen a usted cuando cuelgo sus escritos.

Pues precisamente, tu mundito. Quiero uno para mí, ¿dómde me lo podría comprar? Entérate. Mira, otro tren va a hacer su entrada, viene lleno llenísimo, ahora van salir muchos.

Me veo que no salgo del andén de metro en lo que quede de invierno. Y a la doña Marga empantallada no termino de imaginármela, ella es más de mundos que de munditos aunque con esta mujer nunca se sabe.

 

Anuncio publicitario