En el cajón de la mesita de noche de la abuela quedaron durante mucho tiempo algunos restos: horquillas negras para el pelo, una cosa horrorosa que se llamaba redecilla y que la abuela se ponía en la cabeza para dormir y amanecer peinada, dos caramelos de piñones que olían a rancio, un librito de oraciones con una estampa de una santa dentro que daba mucho miedo, un monedero rojo de piel pelado por el borde y un papel doblado en cuatro con un esbozo de poesía tachada varias veces y luego dejada por imposible.
La poesía la había tratado de escribir el abuelo cuando nació el primer nieto. Niño que vienes de las estrellas, decía el primer intento de verso. Niño que no sé de dónde vienes, decía el segundo, más sincero. ¿De dónde vienes, niño misterioso?, se preguntaba el tercero, ya con un tachón encima. Y debajo, esa misma mano, resignada ante su falta de pericia poética, había escrito simplemente el nombre del niño recién venido de no se sabía dónde: Manuel, Manuel, Manuel, Manuel. Así, concentrando en un nombre su emoción y su extrañeza, hasta el final del papel.
(Cuaderno de DM)
Parece que escribía yo. Mi abuela tenía ese mismo cajón, esa misma poesía y ese primer hijo Manuel.
¿De verdad? Qué cajón universal. Pues me hace mucha ilusión que sea compartido
¿Y la cajita donde guardaba la dentadura postiza?, búscala que en algún sitio tiene que estar.
La dejaba en un vaso, eso asustaba más que la estampa
🙂
Que bien escribes joder….
Si pudieras mantener este nivel durante todo un libro podrías vivir de escribir.
Yo compraría tus libros.
Besos.
Venga, tú me compras el mío y yo te compro el tuyo.
Gracias por el piropazo, me ha hecho ilusión. Mucha.
Tan típico y habitual que me salieron las lágrlmas recordando a mi tía.
Eso es bonito. Cuántos cajoncitos de esos quedan por ahí
Es tu afición…abrir las cajitas olvidadas. y los cajones viejos.
Me has hecho sonreír, es verdad que tengo esa afición. Qué lista eres.
De lista ..nada…Simplemente por leerte.jajajaj
Me ha encantado la poesía, si llega a culminar el soneto termina por hacer una canción desesperada a los misterios más insondables de la ciencia. (¿No paras ni en Semana Santa?^^)
Bueno, he parado unos días, cuatro o cinco, creo, pero ya tenía mono y eso que me había propuesto escribir menos. Soy un poco pesada, ya lo sé. Lo bueno de la poesía es que no está escrita, sólo a medias, así no llega a ser mala del todo.
Jajajaja…pobre, así tan simples me han parecido un tanto reconditos los versos .
Mi abuelo tambien escribía, pero poesía nunca, relato corto a cerca de su vida, su trabajo y su modo de vida, varias veces ganó reconocimientos, era tremendamente ingenioso.
Besos.
Ahora ya sé a quién sales 😉
Ay, doña Marga, como y cuanto te quiero!
Coincido con Toro Salvaje, yo compraria tus libros
Comparto tu regalo de Pascua mi amiga
Feliz Pascua, Edda. Que compartas lo que escribo sí que es un regalo. Yo también te quiero a ti.
Me gustaría decirle a ese abuelo que me ha encantado el poema. Que no por tener muchos versos es mejor el poema; muchas veces es al contrario. Uno de los mejores poetas decía que la poesía es “precisión y misterio”; y eso es lo que tiene este poema. Y sobre todo me quedo con la potencia en la repetición del nombre propio: es impresionante. Algún día terminaré un poema así…
Ahora ya sé quién lo dijo porque he ido a google a buscarlo: Pablo García Baena. Es que me ha gustado mucho. He visto que tiene un poema titulado La vida es como un bosque (baobab) 🙂
El comentario ha sido muy bonito, ¡gracias!
Podríamos llamarlo una prosa póstuma.
Sí, justamente.
Un texto precioso. Increíblemente evocador (yo también me apunto a comprar el libro 😉 )
Hay personas que nos inspiran hermosos versos incapaces de salir de nuestra alma. Siempre lo que se piensa es más hermoso que lo que al final decimos. El abuelo, finalmente, al pronunciar ese nombre encerró en él toda la grandeza de sus sentimientos; como cuando somos adolescentes y nos enamoramos por vez primera y escribimos el nombre de la persona amada mil veces sobre un blanco papel.
Las palabras se nos quedan muy cortas. Ya no me acordaba de lo de escribir el nombre del enamorado, me ha hecho gracia. Y también escribiámos el nuestro muchas veces y de muchas maneras, como explorándonos. Gracias por apuntarte a comprar el libro inexistente (de momento) 😀
🙂 De momento… ¡eso suena bien! 😉
Lo importante es el amor con que la escribió.
Eso es verdad, la intención es lo que cuenta
La poesía es lo que tiene, que no conoce trama, nudo y desenlace. Aunque, sobre todo para el que la escribe, suela tener su lógica.
No niego con esto que, raras veces, la entienda alguien más.
Sinceramente creo que a veces no la entiende ni el que la escribe. Pero eso no importa Aunque también hay poesía muy sencilla y cercana, esa me suele gustar bastante.