Pensaba que iba a encontrarme a la Esme tal y como la dejé la semana pasada: escribiendo sus epístolas chifladas a los alfacentaurienses. Pues no, hoy estaba con otro entretenimiento aunque ella prefiere llamarlo proyecto empresarial.
Digo, Esme, ¿qué haces tan de mañana temprano?, si te estás grabando, tanto que quieres que se lleven los extraterrestes al inventor del palo del selfie y mírate ahora, haciendo el panoli como todo bicho viviente, más no pensante, necesariamente.
Esto no es un selfie, garrula, me contesta en su más escogido y amistosos estilo, esto es el primero de una serie de vídeos que voy a colgar en youtube para promocionar mi novela total, esa que me escribí en una tarde, ¿te acuerdas? Así que no me distraigas y chupa el perro.
¿Que haga qué cosa?, le pregunto con gran extrañamiento.
Lo que me temía, me salta ella, no conoces la expresión. Me alucina lo poco puesta que estás pese a lo joven que eres. Sin embargo, yo, una tarrilla sin remedio, sé lo que se lleva y cómo utilizarlo. Chupa el perro es la expresión de moda, la ha instaurado un youtuber y, ¿sabes qué? que el libro de ese chaval ha triunfado en la feria de Buenos Aires dedicada a Borges, de ese carcamal ya no se acuerda nadie, que chupe el perro. Lo malo es que la expresión ya no la puedo utilizar pero, qué más da, me inventaré otra. Será por idioteces.
No termino de entender tus planes, Esmeralda, hija.
Pues está clarísimo, primero me hago famosa como youtuber y luego les coloco la novela a toda mi legión de seguidores cretinos. Ya sé que me vas a decir que estoy un poco mayor para estos menesteres de adolescentes, pero ya sabes que no creo en la edad como límite. Allá que voy, rompiendo mi propio techo de cristal, a lomos de un hashtag, la idiotez imperante en el mundo va a ser mi catapulta. Ya no importa que no tengas nada interesante que comunicar, lo importante es cómo lo vendas. Estoy nerviosa, ¿qué digo, qué digo?
No digas nada, Esme, dicho ya está todo. Creo que podrías triunfar con un video de silencios, solo tú mirando al vacío. Yo se lo he dicho en broma pero ella se lo ha creído.
Sí, me parece muy buena idea, se me pone, y poco trillada, pero al final sí tengo que soltar alguna frase tonta y pegadiza, en ella está la clave del triunfo y la puerta hacia la viralidad. Chupa el perro es muy buena pero ya no la puedo usar y chupa el gato me gusta pero se aproxima peligrosamente al plagio, ¿no crees?
Entonces, ¿ya ni quieres ser santa ni ponerte en contacto con los extraterrestres?
Quiero todo, no renuncio a nada, hermana y compañera en esta vida aburda y pasajera. Tirita y estremécete Mario Vargas Llosa, tus ventas van a ser mera calderilla al lado de mi novelón insustancial, se pone a gritarle a los árboles. Estoy contenta, creo que esta vez sí que sí que sí.
¿Sí que sí que si qué?
Que sí que chupes el perro, Eva, me contesta riéndose muy locamente antes de ponerse a grabar su vídeo del silencio.
Esto va de mal en peor, majos.