Sí, ¡por fin!, por fin puedo entrar aquí y hablar un rato, con lo que a mí me gusta. Cinco entradas seguidas se ha marcado la de los cuadernos y a las demás, que nos den. Esa señora mete primera y a largar tan ricamente. Estoy de sus recuerditos de infancia, de sus evocaciones y de sus remembranzas (es todo lo mismo pero para que veáis cómo le doy al sinónimo) hasta dónde yo te diga. No te lo digo.
Que nosotros también existimos, me refiero a los personajes primigenios. Somos como la sopa de la que surgió todo esto, las partículas elementales, el big bang del blog. Existe Eva, el Toni, el Jacobín, la Patricia, la Noe y, sobre todo y ante todo, atención primicia, existen los de Alfa Centauri. Que me han contestado a mis cartas, sí, ahora mismo lo cuento.
Esta mañana, estaba yo sintiéndome muy desgraciada en el interior del quiosco, porque a primera hora de la mañana es así como me siento, luego se me va pasando y algún rato hasta soy feliz, cuando he visto dentro del refrigerador, enrollada en un Calipo (marca de polo, para el que no lo sepa) una hoja de papel que me lanzaba destellos. La he desenrollado con manos temblorosas, al observar que estaba escrita, y tras ponerme las gafas del enfocamiento sin las que veo menos que Pepe leches, he leído:
Querida Esmeralda la terrícola: hemos visto tu video del silencio en el youtube y nos has parecido tan fermosa, galana y asaz lozana (cágate, en castellano antiguo y todo) y de una inteligencia tal, que nos hemos decidido a escribirte. Queremos que sepas que.
Ya está, ahí se corta la comunicación. Eso me ha sentado un poco mal, ¿qué es esto, alfacentaurinos, una misiva interruptus? Será que ellos escriben así o que se les ha ido la cobertura. Sí, ya sé que no os creéis que se trate de ellos pero tengo tres pruebas irrefutables de que la carta no es de aquí, de la Tierra nuestra. Una, ya nadie escribe cartas en papel. Dos, ya nadie escribe a mano. Tres, ya nadie escribe sin faltas. Ja, chúpate el perro o esa mandarina, ¿son o no son los de alfacentauri?
Y ahora voy a comerme el calipo mientras contemplo el esplendor primaveral y aguardo el advenimiento de la siguiente carta procedente de allende las galaxias.
Esto sí que ha sido bonito de leer, ¿a que sí? Podéis pedirme que haga un libro como a DM. Vale, ya que insistís tanto, sí, lo voy a hacer, pero no será barato. Id ahorrando.
Próximamente, en los mejores amazones, el libro de la Esme. Con una sartén de regalo. Antiadherente en sus tiempos, ahora se le pega todo. Como a mí. Adiós.