Se me asemeja muchas mañanas la casa de la Patricia a un reino encantado.Cuanto más me aburro más semejanzas le encuentro con uno de esos reinos. Lo veo todo tan bonito, tan largo el pasillo, tan amplias y bien amuebladas las estancias y tan altos los techados que a cada momento estoy esperando encontrarme a algún duende agazapado en un recodo. Por ahora no lo he visto, no son los duendes seres muy encontradizos, pero estoy casi segura de que alguno se habrá mudado del bosque a este barrio, a poco listo que sea. Están los bosques muy húmedos y llenos de alimañas. Al Toni le gustan pero es que el Toni es muy de hábitats agrestes.
Observo de reojo a la Patricia con su cabellera rubia, no pelo como el mío y el vuestro, cayendo en cascada sobre las teclas y sus largas manos pulsándolas con elegancia sin par y veo talmente a un hada de nuestros días de ahora mismo. No sé lo que escribe porque en cuanto me aproximo minimiza recelosa, pero estoy segura de que por sus letras se pasean unicornios, gigantes, ninfas, sirenas y demás tropa fantástica.
Como las hadas son seres tan sumamente despistados y están a sus varitas, a sus estrellas y a sus creatividades no se ha dado cuenta de que su hijo el Jacobín ha caído preso de un encantamiento y anda enamorado de una princesa que vive enfrente, la Jimena del sexto exterior izquierda. Tan es así que el niño, hechizado perdido, se ha asomado peligrosamente a la ventana para llamar a su amada.
Cuando esta se ha aparecido en la suya, la larga trenza colgando muros abajo, el niño le ha gritado esto: Jimenaaaa, tú eres, tú eres….se lo ha pensado un poco y luego ha dicho muy nervioso:¡ una pinza! Es lo que tenía más cerca de su área de visión, hay que entenderlo. La princesa Jimena, que parece ser comprensiva, se ha reído y el chiquillo, envalentonado por la risa, ha seguido durante un buen rato asociándola con los más diversos objetos “tú eres, tú eres… una pared, una ventana, un pantalón” y ya, perfeccionando la técnica, “¡ una nube, una flor!”. Después se ha metido corriendo en casa dando saltos y alaridos.
Su hada madre, ignorante de estos sucedidos ha abandonado por un breve instante su recinto de las maravillas para transmutarse con mucha magia en mujer hosca y tiránica y mandarnos pitando al colegio. Por el camino, he intentado explicarle al Jacobín que princesa Jimena no le conviene mucho porque ya tiene veinte años y que más bien debería colocar su arrebato pasional en la princesa Casilda, la del tercero derecha, de cinco años recién cumplidos.
Hay amores imposibles, Jacobín, solo nos traen sufrimientos, yo me enamoré de un ogro gruñón que lo único que quiere es volverse al bosque de donde procede, es mejor que te centres y te olvides y…
Me ha rugido con fiereza. Está hechizadísimo el pobre.
El reino encantado es entrar aquí y leer, sumergirse y perderse.
Muy tolkiniano y plagado de seres fantásticos.
A los duendes agazapados…ponles un buen plato de comida y unas jarras de vino, quizá tengas suerte -recuerda el banquetazo si has visto la película-.
Patricia y su larga melena rubia es como una elfa, por supuesto.
En cuanto a la otra hada, Jimena, con su larga cabellera que también me hechizó hace días, debo decir que “la larga trenza colgando muros abajo” me sugiere una fuga en toda regla.
Y el Jacobín…”eres una pinza”…jajaja, al niño se le fue la ídem. Pero ha sido muy bonito, precioso:
Perfeccionando la técnica, “¡ una nube, una flor!”…y así va naciendo el amor.
Hechizos, encantamientos…déjale que ruja cual león o ser mitológico. Quizá esos rugidos y esas risas principescas son alimento, combustible y energía.
Si, eso me habían dicho, que a los duendes se les tienta con jamón pero casi que prefiero comérmelo yo 😉
Espero que no le dé al Jacobín por querer trepar por la trenza de la Jimena porque lo veo muy lanzado.
Alimento, combustible y energía, eso es el amor en los reinos fantásticos y ¡hasta en los que no!
Besos, What.
Ay, que me lié un poquito. Cuando dijiste y dije duendes estaba pensando en enanos en realidad. No sé si has visto la primera parte de la trilogía de El Hobbit. Se presentan en casa de Bilbo y le vacían la despensa, montando un fiestorro. Es muy divertido. Pero a los duendes les irá el papeo también, déjales algo de jamón, pobrecillos.
El Jacobín 4 años y su musa 20…bueno, amores más imposibles se han materializado, solo que tendrá que esperar bastante tiempo y confiar en la suerte y algunas cosas más.
Venga, les dejaré un montadito en un rincón del pasillo.
Pero se le va a poner vieja la princesa Jimena y la trenza con canas no mola. A no ser que un conjuro la detenga en el tiempo.
Mañana de Buenos Aires, cercada por la humedad y la térmica cercana a los 40°. Este reino encantado me desagobió a través de sus pasadizos. Gracias!!, Palomaeva.
Pues no sabes cómo me alegro de haberte podido refrescar un poco. 40 grados húmedos son muy duros de llevar.
Besos, Marta.
Y, como siempre, gracias!!
Cuando somos niños nos gustan las mayores y cuando somos mayores viceversa
Besos
El caso es que esté fuera de alcance
Me ha encantado el tono y el empleo justo de la ironìa. Me has recordado a… (espera que lo copie porque es impronunciable) la wislawa szymborska.
Por cierto tú sí que eres un hada.
Abrazo
Oye, que la Wislawa es una de mis poetas preferidas. Ya te lo había dicho, me parece.
De hada tengo poco pero ¡gracias!
Un beso, Manuel
pobre Jacobín que no le dejan ni enamorarse de quién quiera, con lo bonitos que son los amores infantiles, yo estuve dos cursos enamorada de mi profesor de gimnasia y tengo unos recuerdos estupendos.
No, si dejarle le dejamos pero es que no va a ser correspondido. Aunque me parece que eso a los cuatro años tampoco te importa tanto.
El de gimnasia, eh? Jajajaja, qué graciosa.
Pero los grandes amores son los imposibles. Nunca se ha escrito una buena historia de amor con “Conocí a fulano, me gustó, yo le gusté, nadie se opuso, a todo el mundo le pareció fantástica nuestra relación y no hubo ninguna desgracia que nos impidiera estar juntos. Nada nos ha separado desde entonces”
Eso no vende.
Besotes!!!
Jajaja, qué aburrimiento por Dios.
Pero qué aguda es mi Álter.
Besos
Ja ja ja…me parto, cúanta razón.
Aconsejar olvidar un amor produce el efecto contrario. Cuando Jimena tenga amores con un joven de su edad Jacobín reaccionará, aunque igual le pega a él una patada en el tobillo como quien no quiere la cosa.
Un beso.
Esperemos que no aparezca el novio de la princesa. Los celos son muy malos.
Otro beso, Ilduara
A Patricia le gusta salir de copas?
Anda, dile que me diga algo…
Jajjaja
Besos.
Sí, dice que en cuanto se peine, va. Tardará un rato que tiene la cabellera muy larga, que la esperes cómodamente aposentado.
Besos
“¡ una nube, una flor!”…yo solo digo que el Jacobín tiene alma de poeta.
Cuidaíto con él,mira el Torito el peligro que tiene…jajjajajaja
Besos de cuento!
Jajajaja,¡ es verdad!, que se ande con ojo la Jimena
Besos, Carmen
Me han encantado las pulsiones amorosas de Jacobín y sus expresiones poéticas. Esos sí que son piropos y no los de los albañiles.
A mí si me dicen: tú eres, tú eres…¡una pinza! me enamoro de inmediato. Lo de nube y flor ya está más visto 😉
Jajajaja, anda el Jacobín, que peazo poeta, jajajajaja.
Besos.
🙂 ya te digo!
Besos, Celia
Son tan tiernos los niños que se enamoran locamente tan pequeños… Tenido una amiga que cuando su hijo tenía 6 se enamoro de una de 20 y le llevaba flores y algun anillo le compró jajaja
Ella le seguía el rollo.
El caso es que de mayor sigue igual jajaja romántico empedernido
Besos
Ay, qué majete, hasta con anillos. Está bien que no se le haya perdido el romanticismo por el camino.
Besos, Margui.
Jajaja ahora tiene casi 30 y le siguen gustando las de 20 jaja
Besos guapi
Nadie como una madre para transmutarse instantáneamente de madre ideal a ogro peligroso. Y como quien no quiere la cosa, ojo, como si fuera un talento innato.
Es que es un talento innato, te lo aseguro, jajajaja
Muy buena la observación, Holden
Bonita historia. Aconseja bien al Jacobín, Eva, pero mejor que no se fije tanto en las princesas. Búscale una plebeya. Y hay que evitar que se aficione al balonmano.
Ay, pobre, no me lo compares con semejante mastuerzo, pero sí, nada de princesas, del pueblo llano mucho mejor.
Me parece que tu juglar va a tener mucho trabajo con el Cantar de Urdangarín.
Pues que se ría el mundo, pero Jacobín es un sabio como la copa de un pino. Dedicando a su Jimena esos requiebros, le está diciendo, a su manera, que ella lo es todo para él… Desde la humilde pinza colgada de la cuerda, hasta la nube que hay sobre su cabeza. Todo, absolutamente todo, le remite a ella. Es un poeta en ciernes, superará a su madre en esto de la escritura, pero aún no ha encontrado su voz. ¡Dadle tiempo! 😉
A mí me parece que sí, que lo nombra todo porque ella es todo para él. Te confieso que era un juego que tenía yo de pequeña con mi vecino de enfrente. Al final terminábamos insultándonos y eso era lo que más nos gustaba, la parte escatológica.
😀 😀 😀 A ese juego, o algo parecido, creo que hemos jugado todos alguna vez.
Si no pudiésemos querer lo que nunca tendremos, nos perderíamos muchas emociones.
Muy acertada observación
Jacobín, mal de amores sufre 🙂
Sí, pobre!
Si la Patricia ejerce de ninfa de las teclas mientras la bruja de la mochila aconseja al princesito con bien de amores que olvide a la razón de sus desvelos. ¡Si veinte años no es nada quince aún son menos! Pobriños. Jimena&Jacobin suena como a secadero de embutidos ibéricos. Un beso.
Jajajaja, nunca se me hubiera ocurrido pensar en jamones