Mientras avanzaba buscando la sombra por los senderos del parque he visto o avistado, cual si fuera un ave en su jaula, a la Esme en el interior de su quiosco. Se hallaba en pleno estudio y observación del cartel de los helados y digo estudio y observación porque la mujer se había puesto las gafas para consultar los precios, y eso que están bien grandes escritos. Qué ceguera le aqueja, pobre. Como me ha dado lástima me he ofrecido a ayudar.
¿Te ayudo, Esme, te leo los precios? que con tanto quita y pon de gafas mirando ora el paisaje, ora el cartelaje, te vas a marear.
¿Ora?,no te hagas la castellana antigua y ,además, ayuda ¿por qué, si puede saberse? estas gafas no son de vista cansada, como tan groseramente creo que has insinuado, son de realidad aumentada. Veo cosas que tú no ves pegadas a lo real, información añadida,datos supletorios, pero no te las voy a dejar por si me las rompes, ni me lo pidas.
Bueno,bueno, pues no te las pido, si yo con lo real ya tengo bastante. Mira como está el cielo de golondrinas , me encanta verlas volar.
Asco pájaros,tú, en cuanto aparecen llegan los calores. Perdón,arrancan los calores.Es la palabra de moda, ya nada empieza ni comienza, todo arranca, como si tuviera motores. Arranca la Feria del Libro, arranca el verano, arranca la campaña de la renta, arranca la séptima temporada de Juego de tronos, arranca el fin de semana, arranca la Cumbre de la OTAN, arranca la Fórmula 1, eso sí es verdad que arranca, ahí está bien utilizado,arranca la Tercera guerra mundial a poco que nos descuidemos y arranca su puñetera madre, con perdón.
Hija, Esme, la realidad aumentada te vuelve ordinaria, no digas esas cosas que está delante la niña y en plena fase de descubrir vocabulario.
O sea, que arranca a hablar la Morganina, eso está bien, me dice mirando algo que solo ella percibe con sus gafas de ampliación de la realidad.
La verdad es que como se reía mucho enfocando en dirección a un horizonte común y yo ahí no veía nada gracioso, me estaba picando la curiosidad, lo mismo las gafas mágicas le estaban proyectando algo divertido y si no insisto, me lo pierdo, así que he insistido,¿me las dejas un poco, Esme?
Claro que te las dejo, panoli, verás qué bonito todo y qué bien aunque, si te digo la verdad, yo más que realidad aumentada preferiría realidad disminuida porque anda que no es fea la realidad a veces, está hecha unos zorros la realidad, ni verla quiero, me deprime mucho, como para que además te la aumenten y te peguen añadidos por encima, menudo pastiche, pero bueno, dime ¿te gusta el espectáculo?
Pues,no sé, yo sigo viendo las golondrinas pero como deformadas, vuelan con mucha aumentación, eso sí. Anda, toma, te las devuelvo que me estoy mareando,ya me he dado cuenta de que me estás tomando el pelo, maja. La realidad, sin aumentar ni nada, es que estás presbítica perdida. Vamos, que si querías realidad disminuida ya la tienes, no sé de qué te quejas.
Arranca la amiga borde y sincera ya desde por la mañana. Y la de horrores que quedan todavía hoy por arrancar, ya oigo, ya oigo esos motores calentando, se pone ella con cara de martirologio. Si solo fuera la vista lo que se me cansa…
¿Será la exageración otro efecto secundario de la edad?