Todo estaba lleno de dioses

Pablo Dorado tenía un amigo que tocaba la guitarra, los dos habían crecido juntos, en un barrio al otro lado de la M-30 , al que se llegaba cruzando un puente. Por debajo de ese puente,en una ciudad soñada, debería haber pasado un río. En la nuestra real lo único que pasaba era el tráfico de coches.
El amigo acompañaba algunos días a Pablo hasta la puerta de clase pero no entraba, se quedaba fuera, en la plaza delantera, tocando la guitarra toda la mañana. Desde las ventanas, por las que mirábamos mucho, lo veíamos sentado en uno de los bancos junto a otros seres típicos de las plazas urbanas: palomas del color del asfalto, algunos viejos en las horas centrales de la mañana y un grupo de borrachos vagabundos que habían hecho del lugar su asentamiento. Dormían sobre los bancos, tapados con cartones y cuando se despertaban se lavaban en la fuente, bebían vino de tetra brik y se peleaban o reían enseñando sus encías melladas. A uno de ellos le gustaba leer, solía tener un libro al lado de los zapatos que se quitaba para dormir.

«Según Tales de Mileto, no el hombre sino el agua es la realidad de todas las cosas», dijo Nuria,  la que nos daba filosofía. En ese momento empezó a caer del cielo gris una lluvia muy fina y fría, de esas que pueden transformarse en nieve a poco que se esfuercen. Nos reímos todos por la coincidencia, había dicho agua y se había puesto a llover, no es que tuviera mucha gracia pero la cuestión era reírse por algo y ahuyentar el sueño y a los presocráticos. Ignorando nuestras risas, Nuria siguió hablando, «Tales también decía que todas las cosas están llenas de dioses».

Qué chorrada, me dijo Maitena al oído y otra vez nos reímos. Aunque no entendía lo que había querido decir Tales de Mileto, la frase me gustó.  Imaginé pequeños diosecillos, similares a insectos, pululando dentro y alrededor  de cada cosa. Era bonito y un poco asqueroso a la vez. Por suerte no se veían, igual que no se ven los ácaros de las sábanas y gracias a eso se duerme en paz. Los dioses tenían la delicadeza de no mostrarse para dejarnos vivir. Todo eso también era una chorrada, había que reconocerlo,  así que seguí alternando la visión a través de la ventana con el perfil de Pablo Dorado. Me gustaba mucho su nuez prominente en un cuello muy largo y delgado y el dibujo de su boca.

La lluvia, que caía suave pero persistente en pequeñas gotas punzantes como alfileres, no disuadía al amigo de Dorado que seguía en el banco tocando la guitarra, los rizos cayéndole sobre la cara.  Tampoco los borrachos modificaron sus costumbres por un poco de agua helada, solo las palomas volaron a refugiarse en el alero del edificio de enfrente y se quedaron allí,  acurrucadas y puestas en fila como una cenefa aviar.

Al parecer todos los presocráticos estaban muy obsesionados con averiguar el principio de todo, en griego se llamaba arché,  seguramente creían que acertando con el inicio entenderían toda la continuación.  Para Anaxámenes  ese principio era el aire,  para Heráclito, el fuego, y para Anaximandro lo indefinido o indeterminado.  Este último me hizo gracia, me daba la sensación de que se había quedado sin elementos, porque ya se los habían quitado los otros y dijo lo indeterminado por salir del paso. Además, ¿quién podía rebatir ese argumento tan poco concreto? Era el más listo Anaximandro, me cayó bien.

Alternando con las gotas, caía también un poco de agua nieve y aunque no llegaba a  la categoría de copos,  la esperanza de ver los tejados blancos en una ciudad donde raramente nieva nos tenía a todos más pendientes de la ventana que de las explicaciones de la de filosofía. En el edificio de enfrente, por debajo de las palomas en fila, una mujer se asomó a una ventana y sacudió con mucha energía una alfombra.  Como si con ese movimiento hubiera abierto la compuerta de la nieve cayeron los primeros copos.

«El mundo fluye permanentemente, no es posible descender dos veces al mismo río, tocar dos veces una substancia mortal en el mismo estado…», decía Nuria que decía Heráclito. No era posible mirar dos veces el mismo perfil de Dorado, en la siguiente mirada ya no sería igual aunque sí me lo pareciera. Resultaba inquietante.

Qué coñazo de clase, me dijo Maitena, ¿qué hora es, crees que cuajará la nieve? Mira al amigo de Dorado, qué flipao, sigue tocando la guitarra, ¿qué estará tocando? Oye, ¿te has fijado en que el borracho de las barbas es igual que Tales de Mileto?  Era verdad, en el libro venía un dibujo de Tales y se parecían mucho. El del parque estaba más viejo y desvencijado pero es que habían pasado muchos años. Además era el que leía libros, todo cuadraba, era Tales o su reencarnación.

«…por el ímpetu y la velocidad de los cambios se dispersa y nuevamente se reúne y viene y desparece», ¿habéis entendido lo que quiso decir Heráclito?, insistía la de filosofía.

Sí,  más o menos, que estábamos fluyendo, cambiando siempre,  en transformación continua. Fuera nevaba ya sin dudas, bailaban los copos en una silenciosa danza que mareaba y fascinaba a la vez. Tales y sus colegas vagabundos habían cambiado el ágora por la más cálida boca del metro buscando cobijo  y  el amigo de Dorado, con sus rizos y su guitarra, nos hacía gestos desde el banco señalando la nieve y daba entusiasmados  saltos de simio loco.

Y todo, todo  estaba lleno de dioses pequeños, algunos benévolos, otros malignos. Dioses culos inquietos que se aburrían de ver lo mismo y por eso empujaban a las cosas, nos empujaban a nosotros con ellas  y no nos dejaban ni nos dejarían nunca permanecer ni seguir siendo los mismos.

 

 

 

 

51 comentarios en “Todo estaba lleno de dioses

  1. No sólo es muy difícil encontrar el principio de las cosas, sino incluso encontrar un fontanero en un fin de semana.
    Por cierto el ordenador me dice que un blog de poesía que solía visitar me está vedado, que es solo para invitados. ¿?
    Me he quedado totalmente absurdo.

    1. Jajajaja, es casi más difícil lo del fontanero, te lo digo yo.
      Ese blog que visitabas no te está vedado a ti en particular, no te quedes absurdo. Es un mensaje de los de blogger que son así de groseros.El blog está cerrado temporalmente.

  2. Yo he sentido en mí la transformación mientras te leía, porque no se lee un relato ¡tan bueno!sin que todo cambie(un poco). También tengo el grifo de la ducha que da sólo temperaturas extremas, si Soros encuentra fontanero, que lo envíe

  3. ¡Ay, qué requetebonito! Me ha encantado el relato y me alucina todo lo que recuerdas de las clases de filosofía, ¿pero cómo se puede estar al mismo tiempo a los presocráticos, a los vagabundos de dientes mellados, a las palomas y a Pablo Dorado, que tiene nombre de guaperas? Ya se trate de tus maris de barrio o de tus recuerdos de instituto, no te puedes imaginar lo que me gusta leer tus textos…

    1. Si te digo que de lo único que me acuerdo es de los presocráticos… Es que me parecía muy ingenua y graciosa su interpretación del mundo y se me quedó grabada.
      De Dorado y demás es más fácil acordarse.
      Muchísimas, gracias, Carmen ( ya te he pillado el nombre)
      Besos!!

      1. Y yo el tuyo, pero como que me gusta lo de eva… quizás sea por lo de la manzana y esas cosas. No sé, me caía bastante mejor la eva picarona y pecadora que el plasta pudibundo de adan.

  4. Paloma eres única!!! Cada vez mejor He terminado de leerlo y he vuelto a leerlo en voz alta para deleite de mi marido Estamos en la bella Barcelona.Hace frío. Nevara? Comparto

  5. Ohhhh…Paloma!! Que bueno !!!!.. y siempre me pongo nostálgica y triste tras leer tus textos. Por los recuerdos semejantes o porque no se puede pisar dos vecs las mismas aguas del Rio , o por esos dichosos Dioses que estan por todos los lados manipulandome y no siempre a mi favor. Es que la mitad de ellos son malos…bueno, provocativos. Y a mi manejarme es muy fácil. Besos. El texto es muy, muy bueno.

    1. Y yo que me creo graciosa…es broma, ya sé que nostálgica también. O provocadora de la misma.
      Jajajaja, no eches la culpa de todo a los diosecitos. O sí, se la puedes echar, ya les he encontrado una utilidad.

  6. ¡Vaya lección de filosofía presocrática!!!
    Qué buen relato, Paloma. Me ha gustado muchísimo.
    Los copos de nieve, que bonitos son. Dicen que no hay ninguno igual…
    A ver si tenemos suerte y nieva.
    Muchos besos.

    1. Es tan raro y tan exótico que nieve por aquí que por eso nos hace ilusión.
      No sé yo si a los que tienen nevadas de forma continua les hará tanta gracia, seguramente no porque es un poco incómoda.
      Muchas gracias, Maite.
      Un beso.

  7. Así que son esos diosecillos los que la lían parda y lo van cambiando todo…
    El otro día me noté cambiada por dentro (por fuera es evidente),no somos los mismos y ahora sé de quién es la culpa!

    Buen relato,Paloma.
    Os he visto con los ojillos mirando por la ventana,esperando una buena nevada para hacer lanzamiento de bolas…
    ; )

    Besos fresquitos.
    Anda que no sabía el Anaximandro…

  8. Inteligente, tierna y fluida es tu forma de filosofar. Creaste tu propio mundo como una diosa y a todos los que te leemos ya se nos hace imprescindible vivir en él.

    Eres genial.

    Un beso

  9. Lo leí esta mañana…qué bueno, como siempre. Me encanta ese sentido del humor tan fino que tienes, y cómo mezclas elementos y atributos entre personajes o temas que tratas, que aquí son unos cuantos. También algunas expresiones muy ingeniosas…
    La fina lluvia y «a poco que se esfuerce…»
    Las palomas en esa cenefa aviar.
    La equiparación entre Tales de Mileto y el borracho, qué gracioso.
    Pues a mí también me gustaba mucho la filosofía, siempre he querido pensar que cada uno tiene razón a su manera. Los griegos se esforzaron muchísimo por entender la verdadera naturaleza de la realidad y el mundo. Recuerdo mucho el antagonismo entre Heráclito -el constante devenir- y Parménides, que representaba la inmutabilidad. No sé quién tiene más razón, me inclino por Heráclito. También recuerdo a Anaximandro muy de pasada. Así que le quitaron todos los elementos, qué gracia. Y claro, él le daba a lo indeterminado como los borrachos al vino de tetra brick.
    Ah, sí, sabía que me dejaba algo…los pequeños dioses. Pues muchas creencias espirituales sostienen que todo está animado por divinidades o fuerzas, creo que la religión yoruba, la santería y también creencias animistas africanas, comenté todo esto muy de pasada. Me gusta esa idea también.
    Adiós, filósofa. Tuve un profesor de filosofía que atribuía esta hermosa y profunda frase al filósofo Karl Jaspers, con ella me despido. Me gusta y la encuentro muy acertada:
    «El mar siempre es el mismo y nunca es igual».

    1. Hola, What. Ya estaba echando de menos tu comentario siempre tan detallado.
      Con esa última frase que has puesto que, por cierto, me ha gustado mucho, se puede estar de acuerdo con Heráclito y también con Parménides. Puede que los dos tengan su parte de razón aunque parezca que dicen lo contrario.
      Gracias por fijarte en los detalles del relato,
      Y ten cuidado con los diosecillos, algunos son muy revoltosos!
      Besos

  10. Jostein Gaarder, con su libro «El mundo de Sofía», demostró que la comprensión de la Filosofía está al alcance de cualquiera, tú nos demuestras que incluso puede ser divertida. Anaximandro era un «espabilao», pero aún más Empédocles, que no se contentó con un sólo elemento de ordenación cosmogónica sino con cuatro … Saludos.

  11. Si tuviera más tiempo o vidas extra, sin duda me dedicaría a estudiar a fondo la filosofía. Lo poco y superficial que sé me fascina. Quise hacer esa carrera, pero finalmente me decanté por la filología. Antes era conjunto: filosofía y letras, hubiera sido estupendo poder hacerlo así 😉

  12. Es buenísimo, una verdadera profe de filosofía, con este texto te has revelado.
    A mí me gusta de los presocráticos Anaximandro, llegó y nos habló de que el principio de todas las cosas (arché) es el ápeiron, «lo indefinido, lo indeterminado». Un elemento no empírico y por su carácter indefinido permite explicar mejor el origen de las cosas que a través de un elemento determinado. Me caía muy bien, jaja …
    Y tu escrito es magnífico. ¡Matrícula de Honor!

    Muchos besos, me ha encantado.
    Si se publica algún día, es como para utilizarlo en clase.
    🙂

    1. Tú sí que eres buena profe. Mira qué bien has explicado a Anaximandro y yo metiéndome con el pobre hombre por haber elegido «lo indefinido».
      Muchos besos también para ti, Rosarosae

  13. Haber si voy a se yo como la profesora y sus poder para evocar la lluvia y la nieve,para irme tres días a Jaca con la familia y disfrutar de esos cambios de líquido a sólido viendo nevar como si no hubiera un mañana….y todo por dejar el desierto en que se.esta convirtiendo Zaragoza en donde no fluyen ni los ríos

    .

  14. Huy la importancia de la nieve es parecida a la de la cebolla, que sin aquella, nunca sabes si llega la primavera. Me ha gustado aprender sobre los presocráticos, eso de que cada cual pelara la cebolla del cosmos hasta la capa que le molaba. Excepto el del indeterminado, que debía ser gallego y todo lo justificaba con un depende para que le diera tiempo a razonar una respuesta coherente. Se nota que eres una chica muy estudiada. Un abrazo.

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