Y para verano el mío, encerrada en un armario y leyendo la Odisea. Soy Esme, el personaje perdido y hallado en un templo. Calla, no , que eso es de la Biblia. Yo he sido hallada y perdida en un blog. La Biblia lo mismo la leo luego, cuando termine la Odisea, ya que me martirizo que sea por todo lo alto. Pero a lo que iba, después de llegar hasta el canto XIII del citado clásico, esto es lo que pienso: la verdadera heroína de esta historia es Penélope.
No es que yo le quiera quitar méritos a Ulises. Lo pasó mal: veinte años dando vueltas por los mares con la idea fija de volver a Ítaca, enfrentándose a tremendas borrascas y mortíferos vientos, (en sus propias y literales palabras), a monstruos sanguinarios, a emboscadas de todo tipo, a la muerte de muchos de sus compañeros, al descenso al infierno. No voy a negar que fuera un héroe. Lo era. Y un poco creído también, «soy Ulises Laertiada, famoso entre todas las gentes por mis muchos ardides; mi gloria ha subido hasta el cielo», dice él, presentándose con muy poca modestia.
Fatigas y dolores no le faltaron pero tampoco juergas y amoríos. Y mientras tanto, Penélope, encefalograma plano. Se queda sola manteniendo la casa, con lo que eso cansa y lo poco agradecido que es, cria al niño, Telémaco, y aguanta al suegro, Laertes. Que no digo yo que no fuera bueno ese señor pero alguna que otra manía seguro que tenía. Por si fuera poco se le llena el palacio de gorrones que se comen y se beben todo lo que pillan y que también se quieren comer a Penélope. Ella, para ir haciendo tiempo, les dice que elegirá a uno de ellos cuando termine lo que está tejiendo. Aquí Penélope me despista un poco porque lo que teje de día y desteje de noche es el sudario del padre de Ulises, el susodicho suegro.
Me imagino la escena: ¿qué es eso tan bonito que coses, hija?, le preguntaría él. Y ella: tu sudario, hay que tenerlo todo previsto que ya falta poco. Telita con la nuera. Pero hay que comprender su situación, estaba hasta el aqueo moño y no era para menos. Pasa un año, pasan dos, pasan tres y pasan diez. Al niño ya no se le cae la baba, lo tiene casi criado, pero ahora se le empieza a caer al suegro. No se acaba nunca.
Pasan once, pasan doce, trece, muchos años pasan y siempre lo mismo, siempre lo mismo. Los hombres gorrones comen y beben invadiendo su morada, la reclaman y la acosan, ella teje y desteje, aguanta a unos y a otros y, por toda diversión, sale a dar una vuelta a la caída de la tardecita en compañía de su criada de confianza. No tendría tremendas borrascas ni vientos mortíferos, como su Ulises de su corazón, pero sí un tremendo y mortífero aburrimiento y bastantes ganas de sacar la recortada y cargárselos a todos, es un decir.
Para colmo, el niño ha dejado de ser niño y se ha puesto borde. Una de esas tardes interminables en las que ella está arriba, en su cuarto encerrada, y abajo tiene a toda la tropa dale que te pego al vino, escucha cómo el aedo, una especie de poeta cantor o de juglar, empieza a contar el regreso de los aqueos a sus casas tras la guerra de Troya. Penélope se pone muy triste pensando en Ulises, así que se asoma y le pide por favor que cante otra cosa porque eso le causa dolor.
Entonces Telémaco, el muy niñato, le dice a su madre, » vete a tu habitación y cuida de tu trabajo, del telar y de la rueca y ordena a las esclavas que se ocupen del suyo. La palabra es cosa de hombres, (como Soberano, la bebida aquella), de todos los hombres y sobre todo de mí, de quién es ahora el poder en este Palacio».
Para que te fíes de los Telémacos, tan monos que son de pequeños y luego se suben a la chepa de las Penélopes de turno pero que de muy mala manera. Qué tristeza. Y el marido viviendo sus aventuras, eso sí, lamentándose después, » la divina entre diosas Calipso retúvome un tiempo en sus cóncavas grutas y también la pérfida Circe me tuvo cautivo en sus salas y pretendió que me casara con ella, pero no hay nada que se muestre tan amable a mis ojos como mi Tierra». Le liaban, le liaban, le envolvían entre unas y otras, si lo que quería él era volver con la suya. Y volvió, eso es verdad, pero después de veinte años.
Lo que sí tengo que reconocer es que con la Odisea de Penélope no se hubiera podido escribir un libro de aventuras, si acaso una novela intimista con mucho monólogo interior y bastante tormento y hastío vital, dudo que llegara a las quinientas páginas, lo cual casi que es de agradecer. Por la mitad de esas quinientas voy, no sé si llegaré al final, si sobrevivo al verano en el armario y a la Odisea os lo haré saber. Si no vuelvo a hablar, me podéis dar por muerta.
Tremendas borrascas, mortíferos vientos…(es por ponerle emoción). Adiós.
Ya tienes valor… leyendo La Odisea y en el armario.
Esme, me gusta mucho tu punto de vista sobre este clásico, vamos! como si lo estuviera leyendo yo.
Si pudiera ser, sigue hasta el final y luego nos cuentas. Te mando un beso gigante, de esos que traspasan las puertas de los armarios y si ves a Paloma, pues otro parecido.
Besossss
La verdad es que se me está haciendo un poco pestiño pero me lo quiero terminar.
En el prólogo he leído que Borges dijo que la Odisea es como el mar, nunca igual y siempre en movimiento. Algo así.
Te lo digo porque he visto en tu blog que estás con Borges. Todo lo controlo desde el armario 😉
Besos, Maite
Pobre Penélope víctima de las circunstancias, no recuerdo que durmiese en esos vente años, todo era tejer y destejer y para volver con su marido este tiene que pasar un sencillo «psicotécnico» identificando cada elemento de la habitación matrimonial.
Como dice la canción, veinte años no es nada.
Un beso, Paloma.
Jajajaja, me he reído mucho con «el sencillo psicotécnico». No he llegado ahí pero creo que identificó la pata de la cama porque la había hecho él.
Y no había caído en lo de la falta de sueño de la pobre mujer, peor me lo pones.
Un beso, Ilduara.
«…estaba hasta el aqueo moño…» Todavía me estoy riendo, desopilante la narración de la Odisea versión Esme. Es un clásico y los griegos eran bastante misóginos pese a Atenea «la de los ojos glaucos» omnipresente en la Ilíada, pero vale la pena la lectura. Y Esme ha de sobrevivir las borrascas y los vientos, que ella no es menos que Ulises, qué duda cabe.
Un cariño enorme desde Argentina.
Me alegro de las risas. Ahora dudo si el moño era aqueo o de otro sitio.
Misóginos era poco, estos griegos…
Le diré a Esme que resista y que se salte algún pasaje para abreviarlo un poco.
Muchos besos para ti, Bella. Tanto míos como de Esme.
Ja, ja, qué bueno. Si la Esme escribiera los libros de texto España se ponía a la cabeza de Europa en notas de historia. ¡O del mundo!
Ale, un besote
Jajajaja, por lo menos lo hace ameno.
No estaría mal como trabajo, la verdad.
Ale, otro beso, Luna lunera
Penélope tenía que haberle prestado atención a alguno de los gorrones. Digo yo que alguno estaría de buen ver y veinte años se pasan mucho mejor en buena compañía que tejiendo. Besotes!!!
Más práctico también lo veo yo y más divertido pero menos romántico. Qué le daría Ulises para tenerla tan entregada!!
Besos, Álter
Quizá sabía Penélope guardar bien sus secretos , no lo sabemos.
Pudiera ser…
Una versión muy sui generis de La Odisea nos narra Esme, con el sentimiento de estar encerrada en el armario, se debe identificar mucho con Penélope. A ver si la sacas un rato a dar una vueltecita, pues pienso que va camino a la «ezquizofrenia». Un abrazo
Sí, ese identifica mucho más con Penélope que con Ulises. Pero no se inventa nada, todo está escrito por Homero, solo que ella encuentra más heroína a la mujer, porque resistir intramuros también tiene lo suyo.
Esme siempre estará un poco loca, dentro o fuera del armario.
Abrazo, Themis
Sí, mal dicho no tendría que ser versión, indudablemente ese lugar de la mujer, en la resistencia en cierta forma es como dice Esme de heroina. Un abrazo
Qué mérito tienes, en lugar de estar haciéndote selfies para el Instagram estás enfrascada en la lectura de ese libro tan gordo y sin dibujos😱
¡Claro queee, así luego escribes de bien! ☺️😗
¡¡Qué imagen más aburrida estoy dando!!
Voy a empezar a darme al selfie, pero primero tendré que abrirme un instagram. Ni siquiera tengo.
Gracias, Note :))
Y besos
De aburrida nada! qué menuda versionaza te has montado de la odisea, que te pareces al Baricco!
Y montón de besos, ahí van
Y más para ti.
No he leído nada de Baricco, otro que me apunto. Si es que no me va a dar tiempo a hacerme selfies ni musicalis 😉
Muy dura y aburrida su particular odisea, es verdad. Y muy injusta y poco reconocida. Así que tenemos unos griegos misóginos y que dejan a la mujer en muy segundo plano o como mero objeto de seducción, y aquí un relato de la Esme en plan empoderamiento femenino. Me mola. Para mí no cabe la menor duda: Casi casi, Penélope la Penurias.
Jajaja, en realidad era mucho más Penurias Ulises, también porque habla casi todo el tiempo él, la palabra es suya.
Ella también pena, es verdad, pero de más callada manera.
Los griegos eran misóginos y los romanos y así sucesivamente hasta hace bien poco.
Besos, What
Y luego la Biblia, no? Jajaja. Ahí también tienes buen material para reinterpretaciones alternativas. Saludos
Me parece que en cuanto llegue a Ítaca, descanso.
Saludos, Raúl y feliz viaje
evavill: nada que decir o agregar, sólo lo que alguien me dijo una vez que de las cosas hermosas es mejor no hacer tantas descripciones ni vueltas, que se pierde el sentido de lo hermoso. Valga esa frase para tu obra y lo de costumbre: su bli me
Y yo te digo: ¡gracias!
Yo recuerdo que me indigné bastante cuando la leí. Me parece que Ulises no merecía tanto elogio, que era un jeta de cuidado quedando mal con todo el mundo. Lo de Calipso me indignó especialmente, menuda caradura la del héroe, engañando a diestra y siniestra. Yo, desde luego, para Penélope no habría valido. De hecho me pone de bastante mal humor. Veinte años aguantando y envejeciendo para lograr aquello sobre lo que no escribió Homero (nadie escribe sobre la pacífica vida matrimonial), una idílica Ítaca que debió consistir en un Ulises más aburrido que una ostra encerrado en casa y una Penélope con una lista de reproches difíciles de reparar…. Vamos, una mierda.
Jajajaja, qué mal te cae Ulises.
Si ya lo dice el propio Homero, aunque como un elogio, «rico en ardides y en astucias».
Y tienes razón, habría que escribir la segunda parte, la de la «pacífica vida matrimonial», ahí donde se detienen tantos finales felices.
Anda que no era tonto el Telemaquito…grrr qué niñato…
Y tienes razón…para odisea la de Penélope,tantos años esperando y aguantando carros y carretas.Recuerdo q cuando la traducía en la facultad,esta obra me ponía nerviosa…ahí la mujer más aburrida q una ostra…durante años!!
Ulises al menos estaba distraído,y ligaba además…
Esme sal!
Besos al hilo.
El Telemaquito, menudo elemento, hablar así a una madre, vamos, vamos.
Así que la traducías, ¡qué mérito!
Pobre Penélope, siempre en la sombra, esperando…
No me despiertes a Esme que luego no hay quién la calle, jajaja.
Muchos besos, Carmen
La solidaridad total de la parte femenina de tus lectores…» pobre Penélope» .La única Mi Álter Ego se atrevió decir….que tonta fue esa mujer : » Penélope tenía que haberle prestado atención a alguno de los gorrones «. Una novela de la vida matrimonial feliz ¿ has leido alguna vez ? Creo que no.
Que teja Esme sus versiones de todos los bestsellers mundiales en la oscuridad de su armario refrescando nuestra memoria. Un beso Paloma.
Es un libro y escrito por un hombre en una época en la que las mujeres pintaban poco. Penélope fue perfecta para lo que se esperaba de las féminas entonces. Una heroína sufrida y resistente.
Pensaré lo que dices sobre novelas y matrimonios.
Besos y más de parte de la Esme, que sigue tejiendo
Lo que hubiera yo aprendido así y no como lo explicaban en el cole…
Besos.
Aprender, aprender no sé.
Pero más divertido puede.
Besos!!
A mí es que Ulises me cae bien, ja, ja (ya pongo bien el ja, ja …).
Y Penélope también …
Y como decía Borges en el poema que nos regaló Maite:
«No habrá una sola cosa que no sea
una nube. Lo son las catedrales
de vasta piedra y bíblicos cristales
que el tiempo allanará. Lo es la Odisea,
que cambia como el mar. Algo hay distinto
cada vez que la abrimos».
Más besos 🙂
Era un guerrero y se comportaba como tal. Pero se trataba de darle la vuelta a la historia. Y además que la que escribe es la Esme 😉
Maravilloso poema
Besos y gracias, Rosa
Después de leerte, me viene a la mente Mafalda 😀 😀 😀
Jajajajajaja, es mi ídola Mafalda.
Siempre da en el clavo
Discrepo con Esme y con todo Quisque, las andanzas de Ulises no pueden ser obra de un escritor y a mayores además ciego, invidente, ni siquiera uno medio miope pudo reflejar con tanto detalle los hechos, los vestidos. la decoración y los objetos. La Odisea fue escrita por Corina, poetisa capaz de poner a Pindaro sobre el asno de la envidia. Con el fin de transmitir en secreto la saga con las claves para navegar por el tenebroso Atlántico y retornar forrado de pasta a Itaca. Aunque al final Ulises parte al exilio ignoro si por cosa de impuestos o para no pagar atrasos a la tripulación. Un abrazo.
Y yo que no conocía a Corina…he tenido que ir a buscarla a google. Me ha encantado conocerla.
Gracias, Carlos.
Si se entera la Esme lo mismo le dedica una entrada.
Es que los griegos mucho presumir de demócratas, pero eran unos machistas de cuidado. En realidad carezco de pruebas pero me gusta chinchar en estos temas.
Lo eran. Si Aristóteles, con todo lo listo que era, dudaba de que las mujeres tuvieran alma.
Pa matarlo, pero bueno, ya se murió él solito hace mucho tiempo. Se lo perdonaremos.