El paquete equivocado

Voy a tener que darle la razón a  Petronila, el «todo llega» no es más que una frase hecha. Todo no llega, al menos no todo lo que queremos que llegue ni a su debido tiempo. El encargado de  los repartos se distrae mucho por el camino y para cuando recibes el paquete ni te acordabas de que lo habías pedido y lo más seguro es que  ya no te interese. Eso por no mencionar la de veces que se equivoca entregando envíos no requeridos, muchos de los cuales no solo no  quieres sino que te disgustan o hasta repugnan.

Mi prima, por ejemplo, lleva gran parte de su vida esperando una revolución en condiciones con la que cambiar el mundo. «No es locura ni utopía, es justicia», dice ella. También lo dice una pintada en un muro  muy cercano a su casa,  así que no sé si ha plagiado al muro o ha sido el muro el que ha plagiado a Petronila de tanto oírla al pasar. Porque antes de recibir el paquete equivocado pasaba mucho por ahí delante,  rumbo a toda protesta o manifestación que se convocara. Es que ni una se perdía.

En una de esas se hallaba cuando le cayó el regalo no solicitado. Dentro,  la enfermedad misteriosa. El caso es que entre el jaleo de gritos, palmas, batucadas y silbatos, escuchó una voz muy antipática que le decía, «a casita que llueve, Petronila». Un poco desconcertada miró hacia ese cielo de Madrid que de cerca parece puro azul,  pero que de lejos es un borrón marronoso, y aunque no vio a nadie, contestó por si acaso, «¿tú eres idiota o te lo haces?, ni llueve ni me pienso ir a casa. Sa-ni-dá-pu-bli-cá-nosevende sedefiende».

Al terminar de decir «sedefiende», la Misteriosa utilizó  otro tipo de lenguaje más  violento y contundente. A Petronila no le quedó más remedio que doblegarse ante el dolor y se arrastró hasta la calle Bremen con su pancarta de retirada barriendo el sucio suelo.

Pero antes  de confinarla de forma definitiva, la Misteriosa se le apareció más veces, todas ellas mientras estaba entre gentíos protestando a los gritos pelaos por alguna justa y necesaria causa. En todas las ocasiones oyó la misma vocecilla odiosa, “a casita que llueve” y después, para que viera quién mandaba,  le arreaba  una buena dosis de dolores surtidos.

La última de esas veces,  Petronila, derrotada ya, abandonó  la manifa (así las llama ella), pero antes de meterse en casa se dejó caer (literalmente) en “Ponte guapa”, la peluquería de su calle. Derrumbándose sobre uno de los sillones, le dijo a la peluquera Rosi, “córtame el pelo todo lo contrario a como ahora lo llevo y que sea rápido porque creo que me estoy muriendo”.

Ya, objetó  Rosi, sin apresurarse lo más mínimo, (no es mujer a la que le impresione la muerte súbita de ninguna clienta), pero es que lo llevas corto y todo lo contrario sería largo, de corto a largo no puedo pasar, me pides un imposible.

«No es locura ni utopía, es justicia social», contestó mi prima sin saber ya ni qué decía.

Vale, dijo Rosi, pues te pongo unas extensiones.

Desde entonces, Petronila ha pasado de ser una mujer  de pelo corto con un rostro rozagante y plena de salud y energía, a ser una mujer exactamente igual pero con el pelo largo y sin salud ni energía.

En la peluquería de Rosi hay un cartel que dice, “cuando una mujer se corta el pelo es que quiere cambiar de vida”

Ni lo uno ni lo otro me ha pasado a mí, dice mi prima. El pelo me lo he alargado y en cuanto a cambiar de vida, sí, pero  no ha sido queriendo, ¿te puedes creer que estoy tan desesperada que hasta leo poesía, como tú?

La verdad es que me cuesta creerlo,  más allá del “ito, ito, ito, que se caiga el pajarito”, en referencia al helicóptero que vigila las protestas o el «un bote, dos botes, corrupto que el que no bote»,  nunca había oído yo salir rima alguna de sus labios.

Y sin embargo, el otro día, en uno de nuestros paseos por el Desmochao, Petronila se sacó un libro de la manga del abrigo y me leyó este poema:

“Estás enferma, ¡oh rosa! El gusano invisible que vuela, por la noche, en el aullar del viento, descubrió tu lecho de alegría escarlata, y su amor sombrío y secreto consumió tu vida”.

Mira, Petro, solo un gradito, dije yo señalando los números rojos del alto edificio por desviar la conversación de tan siniestro poema agusanado.

Qué pocos, dijo ella, tengo frío y escalofríos.

Brliiii, bri  brlriiii, añadió uno de los mirlos.

Sube un momento a casa que te quiero hacer un regalo, me ofreció Petronila guardándose el libro  de nuevo en su manga.

Esta me va a dar la ropa que ya no se pone, qué bien, tan contenta subí en el ascensor haciéndome mis conjuntos mentales. Pero no era eso, no era eso lo que quería darme.

36 comentarios en “El paquete equivocado

  1. Pues vaya con «la Misteriosa»… sus apariciones casi parecen las de la Virgen, y además con vocecita y todo.
    Si es que la mensajería o paquetería de los dioses, del destino, del karma o del futuro de la humanidad sencillamente funciona fatal. Jamás llegará el paquete conteniendo la revolución mundial, porque creo que los jefazos se encargaron de hacerlo desaparecer. Por ahí andará.
    Muy graciosa la situación en la peluquería y genial la frase que cuelga en ella. Petronila y su necesidad vital de cambio de look. ¿A mí qué me ha recordado? Pues es muy evidente…
    «Me corto el pelo una y otra vez.
    Me quiero defender.
    Dame mi alma y déjame en paz.
    Quiero intentar no volver a caer.
    Pequeñas tretas para continuar en la brecha».

  2. No sé si Petronila se ha vuelto poética o filosófica. O las dos cosas. En esa manifa tuvo una revelación, una dolorosa toma de conciencia. Ni Petronila ni su misteriosa enfermedad me parecen tan extrañas.
    El siniestro poemita agusanado es tan implacablemente real que a lo mejor lo anoto y lo chincheto en mi tablón.

    1. Creo que encuentra consuelo en la poesía. Antes, como no paraba en casa, no tenía tiempo para leer (ni mucha intención tampoco).
      El poema es de William Blake. Me gusta pero es muy triste. Yo me chinchetaría otro más alegre.

    1. Yo no lo conocía hasta hace unos días.
      A mí también me impactó.
      El regalo no es ropa, es algo, digamos, más práctico. ( Para ella, para mí no sé)
      Otro día os lo cuento si es que no me interrumpo.
      Gracias, Carmen por tu lectura.
      Y muchos besos

    1. ¿Has visto?
      Lo mismito que una serie de Netflix, con su intriga y todo. (Se me da fatal lo de intrigar)
      Ya comprobarás la tontería que es en la próxima entrada, jajaja.

      Besos

    1. Es muy buena, de las mejores.
      Ya adelanto que no es nada del otro mundo. No es maldad, es por la extensión y por tener un hilo del que tirar y así animarme a seguir.

      Besos, Luna.

  3. Lo más revolucionario de esta década es cortarse el pelo, no hay «manifa» que compita con las tijeras de la peluquera, los peinados de Lady Gaga tiene más seguidores que mayo del 68.

    Un conjunto mental es hacer combinaciones para reventar la seguridad social y fomentar la sanidad privada.

    Lo cuentas todo como si nada, y te quedas tan pancha.

    Eres genial.

    Un beso.

    1. Jajaja, qué diagnóstico de esta época has hecho. Y las influencers más seguidores que cualquier revolucionario. No sé ni si quedan ya.
      Ese conjunto mental no me gusta nada pero algunos se lo ponen y ellos sí que se quedan tan panchos.
      Besos!!

  4. Esto es crueldad fina! por qué me dejas sin saber cuál es el regalo!?

    Me alegró ver tan rápido una actualización sobre esta historia. Pienso que deberías alzarte y pedir retroalimentación a tu profesor o compañeros. No están en una conferencia, sino en una clase. Pues hay que aprender!

    …Yo comencé a leer poesía cuando era niña, más por curiosidad que por desespero, hasta que me enamoré. Pero he de admitir que hubo una época en que la poesía me salvó. Desde entonces la entiendo más que como el lenguaje del alma, como una medicina universal. Entiendo que Petro se esté refugiando un poco en ella.

    1. Un poco de intriga hay que poner, otra cosa es que se resuelva.
      En la última clase leyeron tres, vamos mejorando.
      Me gusta mucho eso de la poesía como medicina universal. Puede ser muchas cosas y no es fácil de definir. Lo que sí es verdad es que cuando es verdadera y no una exhibición de bonitas palabras, te hace sentir acompañado.

  5. Ante la promesa de proclamar cuál será el obsequio, Me ha dado por pensar si acaso ese cielo desteñido de azul no será la causa de misteriosas enfermedades a mayores de complejas alergias por culpa de la modernidad, que me gusta pensar se pueden mitigar mediante una existencia distinta, más rural, campestre y una alimentación natural. Dentro de lo que cabe, que tampoco se le pueden pedir peras al olmo porque las niega fuera de temporada. Un abrazo.

    1. No lo sé, pero pienso que vivir de forma constante bajo esos cielos contaminados no puede ser sano ni bueno. Y no es que lo piense yo, hay estudios que lo confirman.
      Es verdad también que la inmortalidad no la vamos a tener ni viviendo en el campo ni en las ciudades ni siquiera la ausencia de enfermedades. Total, que estamos apañaos 😉
      Otro abrazo

  6. Petronila comienza a recordarme a los chamanes de la tribu que de tanto estar en contacto con los espíritus parecen volverse locos para los mortales…

    En el fondo tiene razón, en la vida nunca tenemos lo que nos merecemos, tenemos lo que no supimos esquivar a tiempo..

    Me encanta esta historia, nos tienes en ascuas.

    1. Huy, me ha gustado tu frase sobre lo que tenemos. Es muy buena, así que se trata de esquivar más que de lograr. No sé si en todos los casos es así, pero en muchos desde luego sí.

      Gracias, Beauseant.

      No sé si de verdad os intrigo o es que sois muy simpáticos y me seguís el rollo :))

  7. Entre la Misteriosa, las dolencias, el poema agusanado y el cambio de look me voy a hacer un lío. Para colmo lo cortas cuando te va a entregar nosequé. De todas formas es bueno que se refugie en la poesía más allá de las rimas de las manifestaciones. Me va cayendo bien Petronila, Y me está gustando tu historia. Un abrazo.

    1. Me lío, me lío…y os lío.
      Pero que te caiga bien Petronila, la protagonista, es buena señal.
      Puede que luego te caiga mal, ya veremos por dónde sale.
      Gracias por leer, Carlos.
      Otro abrazo

  8. Me está gustando mucho (y asustando también, por lo que vas dejando caer) este relato de Petronila. El mundo necesita personas como ella, peleonas y echáspalante, que aguantan firmes el tirón y plantan cara a todo lo que se les ponga por delante. La poesía ayuda, incluso la agusanada, porque quién sabe lo que los corazones necesitan? Es un misterio casi tan misterioso como la vocecita esa avisador a.
    Un abrazo Eva, por traerme tanto de la vida tal y como es/la ves con tus palabras.

    1. Muchas gracias a ti, Eva, por leerme y entenderme.
      Es verdad que es un misterio lo que los corazones necesitan. Y la poesía también lo es.
      Pero no te asustes de lo que dejo caer, eh…ya sé que no 😉
      Besos

  9. Me has dejado con la intriga a cuestas. Sigue sumando Petronila puntos, ahora me cae mejor. Con la misteriosa y la forma de alargarse el pelo , tu prima resulta muy peculiar.
    Espero que nos cuentes pronto lo que te va a dar… besossssss

  10. Jajaja, qué chispa, es buenísimo …
    Me cae fenomenal Petronila :))
    A ver si te toca leer, Luis Buñuel se quedará boquiabierto.
    Qué intriga.

    Sigo … 🙂
    Un beso.

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