Había una vez un muchacho llamado Faetón, nombre horroroso donde los haya, aunque de eso él no tenía la culpa. Le gustaba bastante hacerse el chulito entre sus colegas ¿A qué no sabéis de quién soy hijo?, se pasaba el día diciendo. Los otros hacían como si no le hubieran oído pero él insistía, “cuidadín conmigo que soy hijo del Sol, mi padre es Helios y tiene un Jaguar”. No era un Jaguar, era un carro tirado por cuatro caballos blancos, pero por actualizar un poco la historia.
Y así a diario, era muy machaca, “yo primero que soy hijo del Sol, apartad que soy hijo del Sol, me pagáis las cañas que soy hijo del Sol”. Los otros estaban empezando a hartarse, “anda tira, qué vas a ser tú hijo de Helios, pringao”. Pero él insistía e insistía y tan inaguantable se puso que uno le contestó, “pues si tu padre es Helios el mío es Zeus, no te digo…” Menudo se puso Faetón que no soportaba que nadie lo superase. Se fue a buscar a su padre y poniendo cara de mucha pena honda se lo chivó, “que los otros no se creen que tú eres el Sol, que no se creen que yo soy tu hijo, déjame el Jaguar (carro) y así se lo demuestro”.
No sabía nada Faetón, ya le tenía echado el ojo al carro desde hacía tiempo. Helios se resistió ya que era su instrumento de trabajo. Todos los días hacía el mismo recorrido viajando por el cielo de este a oeste. Según salia por el este se formaba el día y al atardecer descendía por el Oceáno y apagaba las luces. El carro iba tirado por cuatro caballos que escupían fuego, se llamaban Flegonte (ardiente), Aetón (resplandeciente), Pirois (ígneo) y Éoo (amanecer). Mientras manejaba las riendas para mantener a los cuatro caballos fogosos en el punto exacto, ni muy arriba ni muy abajo, iba muy contento cantando, “precaución amigo conductor, la senda es peligrosa y te espera tu madre o esposa. Acuérdate de tus niños que te dicen con cariño; no corras mucho papá”. Cancioncillas típicas de dioses del Olimpo.
El caso es que al final cedió porque era un padre un poco permisivo y porque el nene Faetón era de los insistentes, “que me dejes el coche, que me lo dejes, que me lo dejes, que me lo dejes”. Así por la mañana, a mediodía y por la noche. Por no oírle más, se lo dejó.
Fue subirse al carro y empezó a ponerse todo loco y a acelerar, como era inexperto enseguida perdió el control de los caballos que primero empezaron a subir demasiado arriba y después, por completo desbocados, bajaron escupiendo sus fuegos hasta casi tocar la tierra ¡ Una calorina ,un resecarse los campos, una de incendios forestales, unas temperaturas máximas de 42 grados y mínimas de 25, unas noches tropicales y unos días infernales! Aquello no se podía soportar ni yendo por la sombra ni bebiendo agua hasta encharcarse. La Tierra, agonizante, pidió ayuda a Zeus y éste lo solucionó lanzando un rayo al chaval que cayó al río Po y murió.
Digo yo si Faetón no habrá resucitado y le habrá vuelto a quitar, esta vez sin permiso, el coche al papi Helios.
(Leyenda interpretada libremente por Esme)
Columnas son de llamas los collados
que sustentan las nubes encendidas,
pavimentos de montes levantados
cubiertos con cenizas doloridas.
Templos son de la muerte dedicados
a tanto horror, al fin de tantas vidas,
y tremendo holocausto extraordinario,
que hace del mundo un joven temerario.
Pedro Soto de Rojas. Los Rayos del Faetón.1639
Oh, ¡qué oportuno! Suena de lo más apocalíptico.
De tus lecturas clásicas, así elevas el nivel de la entrada.
Gracias, A.
Por ahí más o menos debe ir la cosa esta del cambio climático. ¡Faetón al paredón! O al pilón para que se le pasen las flamas y soflamas. Esme ahora es revisora mitológica. Un beso.
Jajaja, eso, al pilón y que se apague!
Me temo que en el cambio climático ha habido y sigue habiendo muchos faetones culpables.
A Esme le gustan mucho los mitos, no es el primero que destroza alegremente.
Besos, Carlos
Tú eres Aetona.
Resplandeces siempre.
Besos.
🙂 🙂
De vez en cuando nada más
Besos!!
Resucitó, sin duda , pregunta a Esme donde está Zeus . Un beso para las dos.
Se busca a Zeus con urgencia, ese rayo es necesario;)
Besos, Tatiana
Ay…pues que se largue Faetón que menuda está liando!
Por Diorrrr que calorrrr
Jajajajja
Besos on the rocks!
Me parece que todavía se va dar unas cuantas vueltas más con el carrito.
Tremendo el calor!!
Besos, Carmen
👏👏👏👏
😀😀
Resucitó, o tenía algún hermano que ha llegado a la adolescencia, o a Helios le ha dado por el alcohol… Muy buena la interpretación de la Esme, que pruebe también con la Historia, a ver si así se entiende mejor. 🙂
Un besote
Algo de eso ha tenido que pasar.
Deja, deja, que no se meta también a historiadora. Con los mitos y leyendas va que arde (nunca mejor dicho en este caso)
Un beso, Luna
Creo que no se llamaba Faetón… sino Efectón Invernaderón.
Y el rayo de Zeus nos caerá a todos encima… par alegría de Esme y Toni.
Besos
O Armagedón, ya puestos en lo peor.
Esme y Toni no han sido 😉
Besos, Manuel
Mira por donde andaba Faetón, pues de estos lares que nos estaba carbonizando a todos se ha retirado, por lo menos por el momento. Muy buena Esme con su interpretación, la verdad que tiene una magia especial para transmitir lo esencial. Un abrazo
Debe estar recorriendo el mundo en su carro, después de pasar por Méjico se ha venido por aquí a achicharrarnos.
Gracias, Themis.
Abrazo
La que ha liado Esme, acaba de dar nuevos argumentos a los negacionistas del cambio climático. La culpa de todo la tienen Zeus y Faetón. Me ha hecho mucha gracia leer la letra de “Amigo Conductor”, que popularizara Perlita de Huelva, durante una época fue todo un himno para los profesionales del sector. Saludos, Evavill.
Es verdad, qué horror. Pero es lo que tienen los mitos, dan explicaciones nada científicas y sí muy imaginativas.
Sería más fácil combatir a Faetón que solucionar el cambio climático y sus efectos.
Un saludo, Raúl.
Perlita de Huelva!!, jajaja, qué temita. Ese no lo veo yo en una entrada de tu blog ni entre las cinco canciones de nadie.
Si es que no falla, cuantos más caballos tiene el coche menos neuronas tiene el tío que lo conduce.
😉
Un beso.
P.D:
Te envidiaría Ovidio.
Muy aguda, Ilduara.
A veces, bastantes, es tal cual lo dices.
Pobre Ovidio, comparado con la Esme 😉
Besos
Me ha gustado el contrapunto que ha puesto Madera de Bloj 🙂
Cada vez que leo estas historias, las clásicas y las re interpretaciones, me pregunto cómo pudimos llegar a una religión tan sosa como la católica… jopé, es que no tienen nada de gancho, ni buenas historias paralelas ni na…
Puto Faeton, eso sí 🙂
A mí también me ha gustado ese contrapunto 🙂
La religión católica no sé pero la Biblia está llena de historias de lo más imaginativas.
Y que no se cansa de dar vueltas con el carro el muy pesao!!
Habrá padres permisivos de nacimiento, pero otros, me parece que la mayoría, acaban siéndolo a la fuerza, a pesar suyo, para no cometer un infanticidio. Faetón era un machaca. E incluso la paciencia de Helios tiene un límite. Si te pillan en un momento de cansancio o de debilidad, es probable que masculles: Vale, haz lo que quieras. Que los dioses nos libren de los faetones.
Es verdad, hay que ser muy resistente para mantenerse firme y no ceder ante la insistencia de algunos. Entiendo a Helios.
Ahora lo entiendo todo… Por Zeus, que eduquen un poquito a este Faetón que creo que va a volver a las andadas este fin de semana.
Ingenioso, Paloma.
Mil besos
Huy, sí, miedo me da que coja el coche otra vez este muchacho.
Es la Esme la autora 😉
Un beso!