
Lo plantamos
con nuestras propias manos.
Ahora alzamos el rostro
y leemos en él
cuánto tiempo
nos queda.
Como si lo adivinara
nos llena el cielo de flores.
Lo plantamos
con nuestras propias manos.
Ahora alzamos el rostro
y leemos en él
cuánto tiempo
nos queda.
Como si lo adivinara
nos llena el cielo de flores.