Cada vez que los zapatos azules salen de casa, el campito se echa a temblar.
Ya vienen, ya llegan los zapatos azules, se gritan con alarma las espigas, ya se oye el arrastrar azul que pronto nos pisará.
Las alcantarillas inician su canción fétida acompañando los pasos azules, huyen las urracas hacia los tejados vecinos, huyen los verderones, los gorriones y los mirlos. Abandonan las copas de los sauces y de los chopos, abandonan los matorrales y los matojos.
Ya se acercan los zapatos azules desde el fondo de la calle, desganados y polvorientos, a pisar con desidia el campito, sisean las culebras, revolotean con inquietud mariposas grandes y pequeñas, blancas, amarillas, negras, marrones mariposas, sin atreverse a quedar posadas. El jazmín de la valla retiene sus dulces efluvios.
Los zapatos azules bajan por el sendero sembrando el agreste campito de desesperadas semillas, de desesperanzados brotes. Las hormigas paran su afanosa hilera, las flores salvajes inclinan sus corolas, escondiendo su belleza, derrumbándose.
Un llanto blando de luna, un llanto pétreo de monte.
Y ya suben de vuelta los zapatos azules con sus suelas gastadas y sus costuras a punto de reventar. Ya se van, ya se van, se dicen las espigas, rozándose, aliviadas. Regresan los pájaros, regresa la voz risueña del secreto arroyo.
Si hubiéramos sido zapatos rojos…o verdes o blancos, pero somos azules , de un azul desvaído, de un azul mortecino que no es el del cielo ni el de las flores que crecen en los bordes.
Tirados en la entrada, tras la puerta de la casa, sollozan abrazados a sus cordones.
Como el caballo de Atila que hollaba donde quedaba muerta la tierra. Ignorante de que las hierbas destilan poderosas ponzoñas que adhieren sobre aquellos que actúan como enemigos. Un besazo.
Camina con cuidado,
posa tus pies ligeros
sobre los senderos
que desean escuchar
el sonido de tus pasos.
Eso trataré de hacer, Carlos. No sea que por pisar triste, las hierbas se venguen de mí.
Besos
En otra vida igual son caballos en vez de zapatos y mira qué bien les irá:
CABALLOS AZULES
Cabalgan azules
los caballos del mar.
Caballos de sol y agua.
Caballos de luna y sal.
Caballos azules
de día y de noche
cabalgando hermosos
por los caminos del mar.
El poema de Caballos Azules es mío eh…
Se me olvidó ponerlo.
Y los besos…
Bessoooooooooooooooooooosssssssssssssss
Es muy bonito y lo recordaba.
Gracias, Toro.
Besos!!
¡A descalzarnos , a deshacernos de todos los zapatos sean, cual sean sus colores ! Para sentir la tierra, la hierba ,el rocío, el mar y arena para poder conectarnos de una puta vez con la Naturaleza que nos grita «socorro». Un beso, el texto es precioso.
Socorro, no puedo respirar, grita la Naturaleza. Pero seguimos clavándole la rodilla.
Un placer desplazarse, salvo que haya avispas 😉
Gracias, Tatiana.
Besos
Descalzarse. Este corrector…
Un texto hermoso y melancólico como tu alma
Me dieron ganas de consolar
Te admiro
Comparto
Muchas gracias, Edda :))
Sobre todo por querer consolar.
Eres adorable
Triste,como los tiempos que corren.
No se parecen a los zapatos de ante azul de Elvis…
Besos rojos.
A ver si corren un poco más rápido y se van de una vez.
Estos no eran de gamuza, palabra que siempre me ha hecho gracia, me recuerda a trapo del polvo. Es mejor ante.
Besos, Carmen
Qué maravilla de texto, me recuerda a la poética de otros tiempos… muy muy bonita.
Un besote. 😉
🙂 🙂 muchísimas gracias, Luna.
Un beso grande
Caramba, zapatos malditos o de alguien que está maldito y no es querido, o bien recibido. Hermoso texto, imaginativo y sugerente.
La naturaleza les hace el vacío, huye, se aparta.
Me ha gustado ese arrastrar azul y las conversaciones de las espigas, susurrándose y rozándose.
🎵🎵🎵 El zapato que está triste y azul… 🎵🎵🎵
Besos.
Maldito no, solo muy triste. Y la tristeza es contagiosa, así que las espigas y el resto se asustan.
Muchas gracias, What.
Namastebesos!!
Un placer leerte, Paloma.
La Naturaleza está esplendorosa, le va bien la pausa humana.
Besos
Hola, Maite!!
Y tanto que le va bien. Somos su plaga.
Me alegra tu visita :))
Besos
¡Cómo quisiera la buena tierra sentirse libre de pisadas, pero cuán ansiosos han de haber estado también esos zapatos azules de correr en libertad! Creo que el aire puro les habrá sentado bien, aún cuando no pudo quitarles la tristeza por su opacidad y nadie les sopló al oído que lo valioso no pasa por ningún color.
¡Muy bonito texto, Paloma! Poético.
¡Un abrazo grande!
Seguro que a base de paseos y libertad se van recuperando esos zapatos de su pena.
«Lo valioso no pasa por ningún color», muy cierta y acertada la frase, Sari.
Muchas gracias por leer y comentar.
Otro abrazo para ti 🙂
La naturaleza es capaz de hablar, de eso estoy seguro, ha quedado demostrado con tu precioso texto, poético y susurrador. Saludos.
Por supuesto que habla. Si no entendemos su lenguaje es porque no nos detenemos a escucharla
Muchas gracias, Raúl.
Saludos
Esa pausa le ha sentado bien al planeta tierra.
Los zapatos azules inspiran mucho :
https://alfredcomermaprat.blogspot.com/2013/11/zapatos-de-ante-azul.html
Besos
Sí, es verdad.
Iré a ver tus zapatos, Alfred
Hermosa poesía en prosa para esos zapatos azules tan tristes los pobres con tanto rechazo a su alrededor. Me dejó con mucha melancolía o mejor dicho se sumo a la mía propia, me dio muchas ganas de abrazarlos. Me gustó mucho, un abrazo Eva
Gracias por tu empatía y tu cariño, Themis.
Nos ponemos ese tango del que me hablaste 😉
Un abrazo.
Junto con un delicioso vaso de vino y no dudo que se nos «pianta un lagrimón». Gracias Eva, me encantaría escucharlo contigo. Otro abrazo
Me ha venido a la cabeza y lo he buscado para volver a leerlo. Este texto es impresionante, Paloma. Tiene una calidad y sensibilidad tremenda. Aunque no sepa su fondo real, ya sabes que la magia de la lectura es aplicársela cada uno como la siente.
Besos 🙂
Muchas gracias, Olga.
Me encanta que hayas vuelto a leerlo.
Te lo podría explicar pero puede que lo estropee y está bien lo que tú hayas entendido.
Besos :))