Mirad qué tres señoras tan simpáticas (en apariencia). Ahí las tenéis a ellas con sus costuras y sus charletas pasando el rato tan tranquilas y sin molestar a nadie. Pues fíate y no corras que son las Moiras. Os las presento.
Estas tres costureras son las encargadas de hacer el reparto, no de lo que te has comprado por Amazon, eso ya lo hacen otros, lo que ellas reparten sin empaquetar ni moverse del sitio y sin que nadie se lo haya pedido por internet, es la porción de la existencia que le corresponde a cada cual, la vida, el destino o como se quiera llamar.
La primera se llama Cloto, la que hila. Venga y dale a la rueca, gira que gira. Que dé vueltas es bueno, mientras la rueca se mueve, hay vida. Esto de la rueca sale mucho en los cuentos de hadas. Casi siempre la protagonista se pincha con el huso por andar distraída pensando en amores y cae en tremendos encantamientos de la que solo la pueden salvar los mismos amores con los que estaba soñando. Un lío. Esto a Cloto no le sucede, ella es más espabilada y bastante más pragmática, a pesar de que su herramienta de trabajo esté un poco desfasada.
La segunda Moira, de nombre Láquesis (la que da la suerte) lleva una vara de medir y con ella determina la longitud de la hebra, longitud que equivale a la duración de la vida. También elige los materiales. El hilo puede ser de oro o seda o tal vez utilice unas lanas roñosa que le sobraron de hacerse una bufanda muy fea. En ese caso, mal asunto. Lo más normal es que mezcle materiales, un ratito de hilo de oro ( los buenos momentos o los instantes felices), otra porción de lana vieja (las penurias) y a lo mejor un hilo de calidad intermedia para cuando ni muy bien ni muy mal.
La última se llama Átropos (lo inexorable) y su instrumento son las tijeras. Cuando lo considera y sin previo aviso, corta y se acabó lo que se daba. De ahí seguramente procede la expresión, «qué corte de rollo». Es un poco chunga Átropos aunque si uno se para a pensar tampoco tanto.
Como lo que están haciendo es un tapiz, para que les quede bonito y colorido y el dibujo tenga un cierto orden y sentido, tienen que cambiar los hilos y entrecruzar a unos con otros, no van a coser siempre con el mismo hilo, larguísimo y reviejo. El resultado sería horroroso y hasta el propio hilo, agotado de tanta puntada, gritaría, «corta de una vez, Átropos, por lo que más quieras».
Estas tres costureras se presentan al tercer día del nacimiento de los niños, camufladas entre las visitas pesadas, y comienzan con sus jaleos. Desconfiad si aparece alguien con el típico cuadro de punto de cruz en el que está bordado el nombre del bebé junto a dos ositos (nunca he entendido la relación bebé/oso), pues pudiera tratarse de una de estas señoras aficionadas a darle a la aguja.
Las Moiras, que son griegas, tienen unas primas romanas, las Parcas, que se dedican a lo mismo y con las que a veces quedan para intercambiarse patrones. Con las que ya se ven menos, debido a la lejanía, es con las Nornas, las primas rubias del norte de Europa pero mantienen el contacto a través de las redes sociales.
Todas ellas son muy poderosas, ningún dios puede inmiscuirse en sus asuntos ni ver sus telares ni intervenir en sus decisiones.
Las Nornas me gustan en especial porque viven bajo las raíces de un fresno, Yggdrasil, el árbol del centro del cosmos, nada menos. Pero su función, aparte de cuidar del árbol, es la misma que la de las otras señoras de los hilos: tejer el tapiz de los humanos destinos.

Ay, qué bien lo explicas.
Si es que me parece verlas a todas.
Moiras, Parcas y Nornas… un poco mandonas eh…
Por si acaso les mando un saludo, je…
Besos.
Empoderadas, que se dice ahora.
Y un poco mandonas también.
Y yo les mando otro no sea que se me enfaden.
Gracias, Toro 🙂
Besos.
Pues eso, siempre pensé que alguien por ahi esta tejando la afombra de mi vida cuidadosamente mezclando los hilos de oro y de lana vieja y , a veces , de seda roja . Presicasamente los rojos son los que nos unen con otras vidas. Precioso, Paloma. Sí que existen Moiras.
La leyenda del hilo rojo es especialmente bonita y romántica.
Gracias, Tatiana.
Besos
Urdr, Verdandi y Skuld. Hace unas semanas terminé un mueble costurero que presiden ellas. Toda una alegoría premeditada. Magnífica entrada.
Esas mismas son.
Qué curioso lo del mueble y qué coincidencia.
Muchas gracias!!
Impresiona esa imagen de la señora que viene con un cuadro de punto de cruz en el nacimiento de un bebé.
Como siempre, Paloma, un gran placer. Besos :))
Jajaja, bueno, eso era una broma.
Yo he cosido algún cuadrito de esos sin ser Moira 😉
Gracias, Olga.
Besos
¡¡Vaya tres hilando el destino de los demás!!!
Buen relato y muy bien explicado, Paloma.
Mil besosssss
Y seguro que ninguna de ellas cose tan bien como tú.
Gracias, Maite.
Un beso
Vaya señoras que trajiste hoy, les encanta el hilar, medir, cortar, tejer son muy buenas tareas para el manejo de la ansiedad, muy meditado trabajo, enhorabuena para ellas. Lindas historias que refrescan las ya conocidas de antaño, un abrazo
Eso es cierto, el trabajo manual es muy bueno para calmar la ansiedad.
Me alegra que te haya gustado esta historia de siempre renovada.
Abrazo, Themis
Conozco una señora muy jodida, que se dice feminista, y usa el apellido de su ex…que ha elegido el seudónimo de Moira, es crítica de arte y por cierto, muy capaz de llevar a un artista soñador un tapiz de hilos de odio…Felicitaciones campeona, lo haces muy bien
Huy, qué mal me ha caído, si la ves le das de mi parte un pisotón, como sin querer. El nombre suena como a mala, justo como la has descrito. Con perdón de las Moiras buenas.
Besos, Edda.
Reblogueó esto en manologo.
Qué chulada, me encantan estas adaptaciones mitológicas que nos regalas.
La foto también preciosísima.
Aunque me quedo un poco preocupada por mí misma, porque he leído el título y lo primero que me ha venido a la cabeza ha sido Twitter. 😦 (A mí, que soy una orgullosa hija de modista).
Un besote
En estos momentos seguro que hay más señoras abriendo hilos en twitter que enhebrando agujas, así que tu pensamiento es muy actual. Pero que no se entere tu madre 😉
Muchas gracias, Luna.
Un beso!!
No se entera, está entretenida enhebrando agujas para hacernos mascarillas… 🙂
vaya que las nueve, tres a tres, tienen una linda profesión, costureras de la vida, tanto valen para un roto, como para un descosido, Cortan por lo sano y no gasta de más el hilo, son remendonas de cicatrices y llegando la hora se encargan de rebajar el peso del destino. Un besazo.
Ojalá que nos pillen dormidos.
Qué bien las has descrito!!
Ojalá.
Besos, Carlos
Fantástico, me ha gustado mucho ese sentido del humor tan tuyo que mantienes para hablarnos de las Moiras. Gracias, Paloma. Un fuerte abrazo.
Un poco de humor siempre viene bien. Y más ahora.
Muchas gracias a ti, Isabel
Otro abrazo grande!!
¡Qué casualidad! Mañana nos traen un costurero que hemos comprado en Amazon, espero que conserve la esencia de estas tejedoras de lo humano y lo divino. Me gustan estos relatos mitológicos, que tan bien llevas a tu estilo. Saludos.
Pues sí, ¡qué casualidad! Ya tendrás en casa el costurero.
No sé si sabes que hay una canción de Emerson, Lake and Palmer dedicada a estas tres señoras mitológicas.
Me alegra que te gusten estos relatos, Raúl.
Un saludo
Así es, el tema aparece en su primer disco:
Más ilustrativo, imposible. Las he tenido a todas delante lo que me ha durado la lectura! No conocía a las Nornas!
Me gustan las historias mitológicas, son muy imaginativas y poéticas.
Gracias por leer y comentar, Diana 🙂
Brillante humor narrativo! Aunque mal que nos pese; las Moiras que provienen de la mitología griega no dejan de ser las homologas hermanas de las Parcas o Fatae romanas, las Laimas en la mitología baltica y las Normas en la nórdica. Todas sin dudas, son la personificación del destino. Aunque debamos pedir al Supremo o al Universo, que cuando visiten al tercer día del alumbramiento, el tapiz que llevan consigo, produzca el milagro del buen destino del niño, sino también el desafió de que no pierda su inocencia. Un cálido saludo.
Es cierto, habría que pedir a las tres señoras, sean de donde sean, que el niño visitado no pierda nunca la pureza de su mirada.
Muchas gracias y otro saludo con cariño para ti.
Ainsss, que me quedo con «para que les quede bonito y colorido y el dibujo tenga un cierto orden y sentido, tienen que cambiar los hilos y entrecruzar a unos con otros» porque me transmite la esperanza y certeza de que esta etapa que estamos viviendo tiene que empezar a cambiar los hilos con los que se está tejiendo… y si no, ya se encargará Átropos de cortarla. Maravilloso tu relato metafórico. Un abrazo.
Muchas gracias, Cris :))
Desde luego como sigamos tejiendo con lo mismo va a venir la de las tijeritas .
Otro abrazo para ti.