A los humanos les gusta pensar que hubo un tiempo en este nuestro planeta en el que todo era alegría y alborozo. No había guerras, enfermedades ni miserias y la gente vivía muy contenta y despreocupada. Como en el paraíso terrenal que se narra en la Biblia, pues lo mismo. “Otrora vivía en la tierra el género humano, lejos y libres de males, libres de la dura fatiga y de las enfermedades dolorosas que dan la muerte”, narra Hesiodo en “Los trabajos y los días”. Hasta que…
Hasta que llega alguien y lo fastidia. Todo este sufrimiento tiene que tener un culpable y si ese culpable es del género femenino, mejor me lo pones, o mejor se lo pones al que lo escribió que casi, casi seguro que fue un hombre. En la Biblia la culpable fue Eva por comerse la famosa manzanita e incitar a comer a Adán y en la mitología griega, la culpable fue la prima hermana de Eva, Pandora, por abrir una cajita que le habían dicho que no abriera, ¡cotilla!
La historia empieza donde terminó la anterior, Zeus estaba iracundo y rabioso porque Prometeo le había quitado el fuego y había prometido venganza. Llamó a Hefesto, dios del fuego y de la forja, de los herreros, artesanos y escultores y le dijo, “me vas a hacer con arcilla la figura de una encantadora doncella y luego le das vida. Entre todos repartís los atributos, que sea muy guapa por fuera pero no por dentro”. Y a ello se puso Hefesto que, por cierto, era muy feo y cojo y sin embargo estaba casado con Afrodita. Si cuando yo digo que al autor de todo esto se le ve el plumero…
Ya estaba hecha la figurita y se pusieron a tunearla. Afrodita le dio la gracia y la sensualidad, Atenea le ajustó un cinturón, otros le colgaron collares de oro, guirnaldas con florecillas primaverales, diademas de purpurina y cuando ya estaba la chica más cursi y recargada que una tarta nupcial, (sería la moda de la época) llegó el dios Hermes y le infundió, “espíritu de perra y corazón ladino”, describe Hesiodo para que quede claro lo malísima que era la hermosa.
Cuando ya la tenían hecha a su gusto pasaron a la segunda parte del plan que consistía en entregársela al hermano empanao de Prometeo, Epimeteo, que estaba en su casa haciendo el “nini”. A mí esta parte de la historia me parece rara pero se ve que a ellos no, que para ellos era normal que llamaran a la puerta, “toc, toc, su paquete de Amazon” y que de él saliera una novia para el chico.
Como se iban a casar les hicieron un regalo de bodas, esto tampoco me cuadra mucho pero voy a dejar ya de sacar pegas al argumento. El regalo en cuestión era una tinaja en algunas versiones y en otras una caja, (ya hay que ser cutre). Sea tinaja o sea caja llevaba una tapa bien cerrada y a Pandora le dieron la instrucción de que no la abriera bajo ningún concepto. O sea, que te hacen un regalo pero te dicen que no lo abras nunca, pues vaya porquería de regalo.
Pandora, como es lógico, o por lo menos yo lo encuentro bastante lógico, será que también soy una cotilla, en cuanto se quedó sola, abrió la caja y armó una gorda. Dentro no había bombones, como ella esperaba, sino todas las desgracias humanas, que se esparcieron y dispersaron por el mundo. Pandora, al ver aquello tan terrorífico que salía en tromba, se asustó y cerró la tapa de golpe dejando dentro lo único un poco pasable: la esperanza.
Otra versión de la apertura de la tapa dice que dentro había muchos bienes y que, al levantar Pandora la tapa, volaron cual pajarillos o cual hojas otoñales en día ventoso hacia la morada de los dioses. Los dioses se quedaron con los bienes y dejaron a los hombres solo con la esperanza.
“Y ahora innumerables penas revolotean entre los hombres”, dice Hesiodo. Y todo por culpa de Pandora a quién también llaman “el bello mal” o “la ruina del hombre”.
Anda que…
Otra versión más reciente dice que Pandora se reencarnó en todas las mujeres que se llaman Paloma…
No lo digo yo eh…
Ah, y lo he leído todo.
Besos.
Claro, las Palomas hemos vuelto a abrir la tapa y se nos ha escapado el coronavirus y Trump, por ponerte dos ejemplos de esta nueva versión del juego.
Anda que…
Besos
Reblogueó esto en manologo.
Muchas gracias, Manolo!!
🙂
Me recuerdas al estilo de Eslava Galán, algo así como “La mitología explicada para escépticos”. Divertido sí que es. Un saludo, Paloma. Pedro
No conozco al autor pero lo buscaré para leer algo suyo.
Gracias, Pedro.
Otro saludo para ti.
Ja, ja, te veo susceptible en esta narración. Aunque te diré que tienes razón, se les ve el plumero. Ah, y aquí otra cotilla. 🙂
Un besote
Es que eso de culpar de todos los males del mundo a una mujer, inventada además por un masculino dios supremo es un poquito fuerte.
Y ya sabes que no es cotilleo sino investigación 😉
Besos, Luna.
Eso es, culturilla general. 😉 ¡Besotes!
Jajaja, sastamente
Que bien has dicho…una investigación. Buenisimo, Paloma. Un placer leerte.
Gracias, Tatiana 🙂
Besos!!
Que gusto leerte de nuevo, como ahora lo hago menos, disfruto más de las ocasiones. Me ha parecido una adaptación divertida y consecuente. Un abrazo Paloma.
¡¡Hola, Carlos!!
Me da mucha alegría que reaparezcas de vez en cuando 🙂
Gracias por leer y dejar un comentario.
Otro abrazo para ti
La historia la escribieron los hombres. Casi no tengo dudas. Digo casi para no dar aires de suficiencia, de “me las sé todas”. Tomemos la pluma y hagamos nuestra versión. En lo posible, divertidas como la tuya.
Un abrazo.
Y si hubo alguna mujer implicada en este tipo de narraciones, peor me lo pones.
Gracias, Vero 🙂
(Tuve que buscar el significado de la palabra chamuyo, creo que ya sé qué quiere decir)
Abrazos.
Según la RAE chamuyo es 1. m. coloq. Arg. y Ur. Palabrería que tiene el propósito de impresionar o convencer.
Peeeero… para dar una real dimensión de la palabra que nos convoca esta explicación es más completa: ‘Es una palabra multifacética por donde se la mire. Puede significar “mentira” (“a otro con ese chamuyo”), habilidad retórica (“es impresionante el chamuyo que tiene”), capacidad de seducción (“se chamuya a todo el boliche”), poca credibilidad (“no le des bola, es un chamuyero”).’
Y, para dar una definición más personal: chamuyar es sinónimo de “hacer el verso”, con todos los matices anteriores.
Gran abrazo.
Gracias, Verónica.
Me gusta mucho la palabra y sus muchos matices de significado.
Muy divertida versión, me hacen reír tus adaptaciones y eso que los hombres escribieron las historias sin lugar a dudas educados por una mujer que odiaba a su madre y no le aceptaba ninguna novia por no ser buena ficha, un abrazo
Jajajaja, qué círculo vicioso. De ahí tanto ensañamiento.
Me alegra hacerte reír.
Abrazo, Themis.
No sé si sabrás que hay un grupo español que se llama La Caja de Pandora, con un estilo sospechosamente parecido al de El Último de la Fila. Los riojanos Tierra Santa, de nuevo (ya empiezan a ser habituales en este blog), también se han ocupado del mito de Pandora. Seguimos disfrutando con tus historias mitológicas. Saludos, Evavill.
Ah, pues no lo sabía pero si se parecen sospechosamente al Último de la Fila ya no me van a hacer gracia.
A los de Tierra Santa les dio la misma o parecida fijación con los mitos que a mí 😉
Gracias, Raúl.
Un saludo
Prueba a buscar una canción de ellos en youtube …
La historia escrita por hombres, sin duda. Y misóginos y machistas. El género femenino asociado a todo lo malo. La mujer una vez más juguete sexual, de seducción y erotismo y portadora de belleza. Pues otra historia bastante extraña y rocambolesca. Lo más extraño me parece regalar una caja pero al mismo tiempo con la prohibición de abrirla. A no ser que sea con una intención muy retorcida.
En mi fuero interno siempre he asociado más “abrir la caja de Pandora” con “provocar sorpresas y acontecimientos inesperados” que con “desencadenar desgracias”. Porque así es abrir la caja de los truenos. Por cierto que me ha recordado mucho ese detalle de la película de Indiana Jones, cuando abren el Arca de la Alianza y salen todo de espíritus malignos. Me moló mucho esa parte.
Besos.
Has hecho bien en adjetivar. Hombres misóginos y machistas, no hombres a secas, ya que de todo hay. Aunque en esas épocas tan lejanas no estoy segura.
Yo tuve en el colegio un libro de lectura titulado “Pandora y la caja de los vientos”. Esa Pandora era muy simpática y lo que se le escapa de la caja no eran desgracias sino vientos. Armaba un poco de lío, eso sí. Me gustaba mucho, como a ti la escena del Arca de Indiana :))
Besos, What.
De verdad que “espíritu de perra”, pues a mí me parece que es muy buen espíritu el de una perra, el de mi perra es maravilloso. Ya quisieran. Pobres perras, pobres zorras, pobres lobas…, en fin, etc. Yo ya me ando desmitificando los mitos. Qué hartura y qué empacho de lo mismo: mujer mala, mujer mala… Cuánta testosterona por aquellas crónicas, y todavía alguna… Lo siento, pero cada vez tengo menos paciencia como para tener perspectiva histórica.
Estupendo, Paloma. Besos :))
No entiendo por qué se utiliza perro , o peor, perra, para descalificar cuando se trata de un animal tan bueno y noble. Y respecto a otros nombres, lo femenino sale perdiendo. Un hombre zorro es astuto, una mujer zorra no precisamente. Y así con muchas más, hombre público no es lo mismo que mujer pública, ni fulano que fulana.
Cansino, desde luego, por no decir algo peor.
De todas formas, en los relatos mitológicos todos salen bastante malparados, bueno no hay casi ninguno, ya sea mujer o sea hombre.
Gracias, Olga.
Muchos besos!!
Muy graciosa Palomita
:)) besos, Eddita
Anda que no se les ve el plumero a algunos (muchos) …
Los de ese estilo deben estar que trinan al ver una mujer en la presidencia de la Casa Blanca.Una mujer que no es un florero…
Vicepresidencia quería decir.
Yo es que ya la hubiera designado presidenta directamente 😂
Me gusta Kamala 🙂
Peor para ellos.
Que trinen, que trinen
Fíjate que en cuantito escucho maledicencias, corro en busca de la brújula de rebuscar envidia. Que debe ser otro invento del Zeus, escapado de la caja esa. Tanto protestan de las mujeres y se pasan la vida corriendo tras ellas. Un beso.
Jajaja, es verdad. Casi seguro que es envidia o algo que se le parece mucho.
Besos, Carlos
Y todo por abrir una cajita… un regalo!!
Me encanta tu versión, Paloma.
Abrazos
Vaya regalito, ¿verdad?
Gracias, Maite 🙂
Besos