Nueve hermanas con mucho arte

Zeus no encontraba las llaves, venga a dar vueltas por el Olimpo cada vez más nerviosito. Pero, ¿dónde las habré dejado?, si yo juraría que las guardé donde siempre, en la nube de la entrada, pues no están y sin ellas no puedo salir. Mnemosineeee, ven, por favor, ¿tú te acuerdas dónde he dejado yo las llaves?

En la tercera nube por la derecha, contestó ella con voz de aburrimiento. Este hombre…se cree que soy la Siri , es más pesado que los monos.

Y cuando no eran las llaves era el coche o las gafas o los rayos. Y cuando no era nada de eso, se trataba de  otras cuestiones no tan materiales pero que quería recordar. Mnemosineeee , diosa de la memoria, ven un momento, por favor, ¿cómo se apellidaba ese compañero mío del colegio que llevaba un corrector en los dientes, de nombre era Georgios pero ¿de apellido?…que no me sale y llevo toda la mañana dándole vueltas, qué rabia.

Y Mnemosine: Georgios Kostopoulos,  ibas mucho a su casa a jugar a las chapas en el pasillo, su madre os hacía bocadillos de mortadela con aceitunas.

Ay,¡ por dios!, que me diga,¡ por mí mismo!, lo estoy viendo todo como si estuviera en ese pasillo,  qué recuerdos, quisiera que me trajeras más, deseo atesorarlos,  te invito a cenar y me cuentas todo. Mnemosine aceptó, Zeus era pelma pero tenía algo atrayente, sería la erótica del poder o la erótica sin más. 

La cena y las narraciones,( algunas se las inventaba pero como Zeus no se acordaba se las creía), desembocaron en una noche de amor y pasión. La consecuencia fue que a la mañana siguiente nació una niña a la que llamaron Calíope. La dejaron con una niñera y continuaron con otra noche más de amor desesperado. A la mañana siguiente, niña que te crió, la pusieron Clío. Y así siete noches más y siete nacimientos más: Erato, Euterpe, Melpómene, Polimnia, Terpsícore, Talía y Urania. Habían nacido las Musas.

 Pues ahora que me acuerdo, le dijo Mnemosine a Zeus poco antes de que anocheciera por décima vez,  me he dejado la ropa tendida y está lloviendo,  a partir de este momento,  si se te olvida algo o quieres que te ayude a rememorar  me pones un guasap y yo te contesto con un mensaje de voz. Eres un encanto, Zeus, padre de mis nueve hijas, pero antes de que sean diez, salgo por patas, nos vemos, si eso, por el Helicón.

Metió a sus recién nacidas en nueve capazos y ayudada por sus nodrizas, se las llevó monte Helicón arriba, gira que te gira por sus  empinados caminos en zigzag, de vez en cuando se paraban a amamantarlas y a descansar y  contemplaban los olivos y el bello paisaje que se extendía debajo. En esas paradas descubrió la madre lo bonitas y bien formadas que habían nacido las nueve y se asombró porque el llanto de las bebés no era irritante como suele sino lo  más parecido a un bello canto.

Crecieron las niñas sanas y hermosas y enseguida desarrollaron cualidades artísticas, cada una la suya particular. Animaban con sus cantos, recitales y bailes todas las fiestas y reuniones de los dioses y al papá Zeus se le caía la baba con ellas. Para cada una tuvo un regalo.

A Calíope, la de la bella voz, elocuente como ella sola y aficionada a la poesía épica,  le dio un estilete o punzón  y una tabla de escritura. A Clío, ya que le gustaba mucho narrar historias del pasado, le entregó un rollo de pergamino; a Erato, que se inclinaba por la poesía lírica y amorosa, una lira. A Euterpe, muy musical ella, una flauta. A Melpómene, la más dramática, un cuchillo   y una máscara trágica.

Poliminia, que era muy mística, rechazó el regalo, entonó un canto sacro y después se llevó un dedo a los labios pidiendo silencio y discreción. A Terpsícore, la danzarina, una guirnalda de flores para el pelo; a Talía, la más chistosa y bucólica,  una máscara de comedia y un cayado de pastor. Y a Urania, la celestial,  (tranquilos que ya termino con los regalos de las chicas) una esfera para su mano izquierda, una espiga para su derecha y un manto de estrellas para cubrirse.

Vivían muy felices en su monte todo el día cantando, bailando, recitando, dedicadas al arte en cuerpo y alma. Es verdad que a veces se ponían un poco pesadas con tanta actuación y tanto ensayo de coreografías y Nmemosine les tenía que pedir que se callaran un ratito y dejaran de mover los pies, ya que los vecinos de abajo padecían de estrés y ella no se podía concentrar en sus remembranzas. O eso o que se fueran a dar una vuelta por ahí.

En una de esas vueltas bajaron del monte y se encontraron con un pastor con pinta de bruto y un palillo entre los dientes llamado Hesiodo, se le acercaron y le dijeron, con bastante poco tacto, lo que sigue,” pastor  que pasas la vida al aire libre, raza vil, que no eres más que un vientre, nosotras sabemos decir numerosas, verosímiles ficciones; pero también cuando nos place, sabemos ensalzar la verdad.” Para compensar la bordería le entregaron una vara de laurel y le inspiraron una voz divina con la que pudiera decir las cosas pasadas y futuras. Y con esa inspiración empezó el pastor a escribir su famosa Teogonía.

“ Al que ellas honran y le miran al nacer, derraman sobre su lengua una dulce gota de miel y de su boca fluyen dulces palabras. De las Musas y de Apolo descienden los poetas y músicos y artistas que hay sobre la tierra, dichoso es aquel de quién se prendan , dulce brota la voz en la boca”, dice Hesiodo que está muy agradecido de haber sido elegido. Y es que sabe que el don del arte no es cualquier cosa y que gracias a él se consiguen mitigar muchas penas humanas.

 “Pues si alguien, víctima de una desgracia, con el alma desgarrada se consume afligido en el corazón, después de que un aedo servidor de las Musas cante, al punto se olvida de sus penas y no se acuerda de ninguna desgracia, así de rápidamente cambian el ánimo los regalos de las diosas”.

Pero no todo fueron alegrías para las nueve hermanas. Debido a su talento sin igual, sufrieron abusos, envidias, plagios y acosos.

Resulta que…mejor para otro día «Lo que las Musas tuvieron que aguantar».

23 comentarios en “Nueve hermanas con mucho arte

  1. Jajaja como siempre me encanta que me cuentes mitología con tanto sentido del humor.
    Uff no me quiero ni imaginar cómo debía de ser el choque de egos entre tanta musa. Recitando, cantando, escribiendo… Y todos creyéndose los mejores y únicos y súper especiales. Pa cortarse las venas con un folio…

    1. Yo creo que se llevaban bien porque cada una tenía su especialidad, así no competían.
      Pero otros sí quisieron competir con ellas por eso de los egos que mencionas.
      Gracias a ti por leer y comentarlo!!
      Besos, Manuel
      Lo del folio tiene que doler 😉

  2. Qué bien que salgan las Musas … Ellas inspiraron el nombre de mi blog y siempre quiero imaginármelas con guitarras, baterías e instrumentos de rock. Ya esperando la continuación de este divertido relato, ya sabes que me interesa especialmente el tema de los plagios, jejeje. Saludos.

    1. Es verdad!! Aparecen en el nombre de tu blog. Seguro que alguna de las nueve era rockera, no todo iban a ser liras y flautas.
      A ver cómo se defienden, juegan con la ventaja de ser hijas de Zeus.
      Gracias, Raúl
      Saludos

  3. Ya me estaba extrañando a mí que todo fuera tan bien, que no había sangre ni en los partos. Y embarazos sin estrías, ni varices, ni náuseas ni nada. Ya sé que no es lo que más llama la atención, pero seguro que me entiendes. 😉
    Habrá que esperar para saber qué les hicieron… jóvenes, guapas y talentosas, eso se paga en cualquier época y mundo. 😦
    Besotes

    1. Yo pensé lo mismo. El mecanismo de traer niños al mundo de esa señora se parece más a una máquina de hacer churros que a un cuerpo de mujer.
      Verdad lo que dices sobre las Musas, tanta fortuna junta no suele sentar muy bien al ciudadano medio 😉
      Besos, Luna lunera.

  4. Voto a Zeus que, incluso para la estirpe de un dios, es un sufrir esto de los royalties del autor que los más derechos que presentan ponen retorcido el porvenir. ¿Nueve nenas dices? Muchas felicidad es para que quepa en el Olímpico. Esperamos la continuación con gran expectación. Un besazo.

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