El poeta rebelde

Tarás, que me traigas las zapatillas, esas no, las de cuadros. Tarás, que tengo frío, aviva el fuego, Tarás que me apetece un té, prepara el samovar. Y Tarás, obediente por fuera, -qué remedio si había nacido siervo-, pero rebelde por dentro, iba y venía y, en los momentos de inactividad, se dedicaba a observar los cuadros de las paredes desde una esquina.  

Un nueve de marzo, igual que hoy, pero de 1814, nació en Mórintsi, un pueblo de Ucrania, el niño Tarás. Sus padres, los Shevchenko, eran siervos, condición que él heredó. Ambos murieron pronto, la madre cuando él tenía nueve años y el padre tres años después. Se quedó solo a las órdenes del amo, el señor Vasily Engerlhardt

 “Mis obligaciones consistían en guardar silencio y permanecer inmóvil en un rincón de la antesala hasta que resonaba la voz imperativa de mi amo pidiéndome un vaso de agua o una pipa que se hallaba frente a sus narices”, cuenta en su autobiografía.

Puede que durante esos momentos de inmovilidad y silencio se dedicara a estudiar con atención los cuadros que colgaban de las paredes de la casa. Y pronto, a escondidas, muchas veces en su vida tuvo que ocultarse para hacer lo que le gustaba, empezó él también a pintar.

Vasily lo descubrió y como comprendió que el chico valía, se trasladó con él a Vilna y después a San Petesburgo para que pudiera aprender y desarrollar su talento. No sé si albergaba alguna intención de lucrarse a través del arte de su siervo o es que era un buen hombre interesado en el progreso de los demás. Vamos a pensar bien y lo dejamos en la segunda opción, aunque no sé yo…

Empezó a aprender en el estudio de un par de pintores hasta que uno de ellos le presentó a Karl Briulov, un pintor ruso de moda entonces, al que le gustó el trabajo de Tarás y quiso que fuera su alumno en su estudio en la Academia de Arte. Había un impedimento, los siervos no tenían permitido ingresar.

 Entre varios de sus amigos, (por lo que deduzco de la lectura de su vida era muy sociable) pintaron el retrato del poeta ruso Vasili Zhukovski que luego subastaron, así se ganaron 2500 rublos con los que compraron la libertad de Svechenko. Tenía veinticuatro años, ya era un hombre libre, al menos en el papel, y pudo entrar en la Academia. Además de pintar también escribía, había escrito bastante poesía durante sus años de servidumbre, aunque su primera colección de poemas la publicó en 1840. Se titulaba Kozbar.

 El Kozbar era un contador de leyendas, un juglar o trovador que acompañaba sus narraciones orales y canciones con un instrumento parecido al laúd llamado kozba, muchos de ellos eran ciegos. Tal vez por ser una tradición típica de Ucrania, los soviéticos, deseosos de borrar cualquier seña de identidad de sus vecinos, los prohibieron en la década de 1930. No sólo eso, muchos de estos trovadores fueron detenidos, algunos ejecutados y otros enviados a los campos de trabajo del Gulag.

Estos primeros poemas de Svechenko están escritos en ucraniano, algo muy raro y original en esa época, pues ni siquiera era considerada una lengua, solo la utilizaban los siervos. En ellos  habla del sufrimiento de su pueblo, del de los campesinos, de sus pésimas condiciones de vida.  Además de poemas escribió otras obras, algunas en prosa. Como pintor había ganado varias medallas y aprovechando ese prestigio pidió permiso a la Academia de Artes para viajar por Ucrania y pintar sus paisajes y monumentos. Durante este viaje también escribió varios poemas satíricos y muy críticos que no le publicaron.  La colección se llamó Tres años y contenía poemas como «Sueño», una sátira sobre el régimen despótico de Nicolás I, «La Gran Mazmorra» o «Cáucaso».

En 1841 apareció su poema Los Haidamaki, eran campesinos que se habían levantado contra los señores feudales polacos. Como se ve, la opresión no venía solo de un lado, lo que indica que no tiene tanto que ver con una determinada nacionalidad sino con la tendencia, no sé si humana o inhumana, de que el fuerte aplaste al débil. En él narraba la miseria del pueblo, su falta de derechos, de libertad. Sus penosas vidas y cómo se resignaban a ellas, indignaban y entristecían al poeta. Lo que pretendía era retratar la crueldad del sistema de servidumbre, abrir los ojos a aquellos esclavos y que se opusieran, rebelándose, a aquel sistema injusto.

Se fue a vivir a Kiev donde se unió a un grupo de jóvenes científicos, entre ellos el historiador ruso Mikola Kostomáriv. Con ellos y otros más formaron la Hermandad de los santos Cirilo y Metodio, una sociedad clandestina que tenía la intención de convertir los países eslavos en una federación de repúblicas independientes. Su idea era librarse de la esclavitud que el imperio ruso les imponía. Svechenko y otros miembros de la hermandad fueron detenidos, se prohibió la sociedad y  a él le mandaron de vuelta a San Petesburgo, pero cuando la policía encontró su poema “El sueño” en el que criticaba y se burlaba del gobierno zarista, lo mandaron al exilio cerca de los Urales y le prohibieron pintar y escribir.

Detuvieron a varios socios de la hermandad, a Svechnko le tocó en abril, volvió a San Petesburgo pero esta vez a la cárcel. Aunque lo interrogaron no denunció a sus compañeros ni renegó de sus ideas y continuó escribiendo poesía, se supone que en la clandestinidad. “El huerto de los cerezos al lado de casa” o “Me da igual si he de vivir”, son dos ejemplos. He buscado el primero, me gustaba el título, pero no lo he encontrado traducido al español.

Lo liberaron, pero al poco tiempo fue arrestado de nuevo por participar en movimientos revolucionarios. Como castigo lo reclutaron en el ejército y lo enviaron exiliado  esta vez más lejos, al oeste de Kazajstán y otra vez le prohibieron pintar y escribir, orden que no obedeció, como de costumbre. Hizo nuevos amigos en la tierra kazaja que le ayudaron a que pudiera seguir pintando y escribiendo. En la provincia de Mangystau existe hoy un museo dedicado al poeta. La mayor parte de su producción de esta época fueron obras en prosa, novelas, casi siempre sobre el tema de la rebeldía contra la servidumbre. Pasó diez años en este exilio y a su vuelta se dedicó a su arte, ya sin tenerse que esconder, pero la salud le fallaba y murió el 10 de marzo de 1861, tenía 47 años.

Toda la información la he sacado de distintas páginas de internet y también este poema titulado «Brama el poderoso Dnipro»

Brama el Dnipro y levanta

olas que rozan el cielo

doblando los altos sauces.

Aúlla con furia el viento.

La luna, de vez en cuando,

entre nubarrones negros

se asoma y desaparece

como un barco en el Mar Negro.

No cantó el último gallo;

la aldea sigue durmiendo

sólo los mochuelos chillan,

cruje sin cesar el fresno.

Brama el Dnipro y levanta

olas que rozan el cielo.

Doblando los altos sauces

aúlla con furia el viento.

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24 comentarios en “El poeta rebelde

  1. Hola Eva, gracias por dar a conocer a este poeta, pintor, con esa historia detrás de ser que no se deja, que lucha por sus ideales a costa de lo que sea. Un abrazo grande

    1. De nada, Themis.
      Lo encontré por casualidad buscando otra cosa, en Ucrania es tan famoso como aquí puede ser Cervantes. Me gustó su vida tan luchadora y resistente.
      Abrazo

  2. No sabía de su existencia.
    Ahora sí.
    Gracias.
    Cuánto dolor en tantas vidas, verdad?
    Nos podríamos remontar hasta el origen del hombre… esa es nuestra especie: cruel y vengativa.
    Acabo de leer que en Ucrania han bombardeado un hospital infantil en Mariupol…niños bajos los escombros… no sé si Tarás Shevchenko escribiría un poema sobre ello, quizás le gustaría escribir sobre la muerte de los asesinos que han matado a esos niños.
    No sé… quizás algún día habrá una paz duradera e irrevocable en el mundo entero… pero la tendrán que imponer los extraterrestres porque si depende de los humanos siempre habrán guerras.

    Besos.

  3. No me extraña no haber sabido nada de su vida hasta hoy, hay demasiadas personas en la historia para intentar conocerlas todas. Así que muchas gracias por sacudir un poco los apolillados libros 🙂

    Un persona libre, ¿verdad? Incluso cuando era un siervo seguía siendo una persona libre… supongo que se puede ser libre bajo cualquier circunstancia, pero no todos pueden tener ese valor…

    1. Desde luego, a mí me pasa lo mismo. Y hasta de los muy conocidos sé poco. Es imposible conocerlos a todos, ha sido un hallazgo casual.
      Me llamó la atención su vida, tan perseverante en sus ideales.

  4. La historia está plagada, efectivamente, de el-fuerte aplastando a el-débil, y curiosamente el-débil es el-artístico, y el-fuerte teme su arte como la peor de las armas.

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