Sofonisba

Si tienes un mal día ojalá no te encuentres con Violeta ni con nadie que se le parezca. Yo tenía un mal día y me la encontré.

No era por nada especial ese malestar, por nada que supiera identificar. Estaba un poco triste, apagada, soñolienta. Salí a pasear porque a veces paseando me vuelve la alegría. Otras no, no funciona siempre, también puede suceder que el paseo se me haga cansado y denso, como si me costase atravesar el aire, lo único que quiero entonces es acabar cuanto antes y volver a casa.

Era un día de los densos, de los atravesados, caminaba haciendo un esfuerzo por un sendero sombrío lleno de matorrales de celindas. Esas flores blancas habitualmente me gustan; ese día, como era malo, no. Las celindas me estaban empalagando y hasta diría que su olor me había provocado un conato de dolor de cabeza. Me paré a mirar un charco donde se reflejaban las ramas de un árbol, alguien había tirado justo en su centro una colilla, ahí flotaba deshaciéndose y dejando un rastro marrón a su alrededor, enturbiando la imagen del árbol.

Al levantar la vista vi pasar a Violeta con su perra, no sé de qué raza es, tiene un tamaño pequeño, pelo revuelto y  gracioso.  La perra se llama Sofonisba. El nombre se lo puso por una mujer italiana del Renacimiento, Sofonisba Anguissola, una pintora que, cosa rara siendo mujer y del siglo dieciséis, tuvo bastante éxito y hasta se pudo ganar la vida con su arte.  Una vez le pregunté si es que le gustaba mucho esa pintora, pero me dijo que no, que no especialmente. Ya no indagué más. Violeta es cortante, no por la manera de contestar sino por la de callarse, se calla de tal manera, de una forma tan contundente que te da miedo seguir haciendo preguntas.

La conocí en una clase de pintura, no llegamos a intimar mucho, pero cuando nos encontramos, a veces caminamos un rato juntas, yo le pregunto si está pintando y qué y ella me lo cuenta y me enseña alguna foto de las pinturas que guarda en la galería de su móvil. Yo hago que me interesa, en realidad no tanto.  Ella nunca me pregunta nada a mí. También hablamos mucho de Sofonisba, no de la pintora, de la perra. Las peculiaridades de la perra ya me las ha contado muchas veces, que bebe agua de los charcos, (espero que no sean de los que contienen colillas pues podría hacerse adicta), que no le gustan los otros perros porque tiene un trauma de infancia relacionado con un congénere, que solo es sociable con los humanos.

También finjo que me interesa, no sé por qué lo hago, tal vez porque creo que si muestro interés la conversación evolucionará hacia espacios comunes donde ambas podamos coincidir y estar cómodas, lo que no sucede, nunca ha sucedido ni creo que llegue a suceder, no sé cómo no escarmiento.

Ese día también me habló de pintura, de que ahora se está centrando en la ilustración botánica y, después de enseñarme unas cuantas fotos de sus nuevas creaciones de flores y plantas,  me largó un silencio que colocó muy bien posicionado entre las dos, no había quién lo atravesara, se me clavaba, qué incómoda estaba. Para quebrarlo le reí una gracia a Sofonisba perra. Otra vez la afición por el agua de los charcos y demás, seguido de un silencio imbatible, hostil.

A lo tonto ya llevábamos recorrido medio parque y habíamos llegado a la zona de las rosas. Le señalé lo bonitas que estaban, de tantos colores y modelos, ignoró mi comentario y eso que acababa de contarme que le interesaba la botánica. Tal vez las rosas no, yo que sé, cualquiera le preguntaba. Me di cuenta de que en una de las orejas llevaba un auricular, en la otra había tenido la deferencia de quitárselo, ¿habría ido todo el camino escuchando música o un podcast a la vez que hablaba y se callaba conmigo? Me imagino que sí porque bruscamente me dijo que se desviaban por otro lugar para hacer la vuelta más larga. No me invitó a recorrerlo con ellas, casi un alivio.

Pero Sofonisba sí quería venirse conmigo, se me pegó a las piernas y miraba de lejos a su dueña, como pidiéndole explicaciones. Ella la llamó, molesta, la perra no hacía caso, me seguía mí, lo cual me alegró.

Te fastidias, antipática, Sofonisba me prefiere.

Consiguió atraerla con el soborno de una chuche canina y nos separamos. 

Llegué a casa sin haber conseguido enderezar el día. Por curiosidad busqué en el teléfono pinturas de Sofonisba. Desde uno de sus autorretratos me miraba muy seria, con enormes ojos de un verde acuoso. Como charcos con árbol. Limpios de colillas.

31 comentarios en “Sofonisba

  1. Sofonisba no es un buen nombre de perro. Aunque tampoco para una mujer, por muy pintora del Renacimiento que fuera. Solo le cuadra a una princesa numidia, hija de Asdrúbal, esposa de Masinisa. Y aun así.
    Aunque al simpático can todo esto le trae al fresco.
    (Gracias por volver, por volver a escribir, por volver a publicar)

    1. Coincido contigo en que no es buen nombre para perro, pero para mujer no me desagrada, es muy original. Veo que sabes bien quién fue la primera Sofonisba.
      Gracias a ti, Antonio

  2. No soporto a ese tipo de gente.

    Gente a la que le preguntas por su vida, su familia, su trabajo y la escuchas con atención durante el rato que haga falta y ellos jamás te preguntan por nada.

    Eso me ha pasado con algunas personas (tenía fama de buen escuchador… ahora ya no porque hablo lo mínimo indispensable para poder sobrevivir) y dejé de verlas porque me acabaron pareciendo egoístas subnormales (sí, ya sé que no es correcto decir subnormales pero a mí me lo parecían)… jamás me preguntaban por nada de mi vida y en cambio tenía que aguantarlas que me atormentaran con las mil tonterías de las suyas.

    Dejé de responder a sus llamadas y de quedar para comer o tomar algo y las perdí de vista.

    Eso fue lo mejor que pude hacer con ellas.

    Que las aguanten otros.

    Besos.

    P:D. A veces pienso que el espíritu de Fernando Fernán Gómez se ha apoderado de mí, jajajjajajaa

    1. Jajajaj, qué gracia me ha hecho tu posdata.
      Hay algunos que se merecen el famoso «¡a la mierda!»
      Es feo hablar solo de uno mismo y no interesarse por lo de los demás. Espero no haberlo hecho yo y que no me acuerde.
      Besos

  3. Me encanta Sofonisba como nombre de perra jajajajaja la llamara Sofo,en la intimidad ???

    Hay personas que necesitan libro de instrucciones , que vienen enfadadas de serie.

    La pintora me encanta , tiene unos retratos espectaculares!!!!

    1. Hola, Mercedes
      Me ha hecho mucha ilusión tu comentario. Gracias!!
      La llamarán «Sofo» casi siempre porque el nombre completo es muy largo. Lo malo es que Sofo me suena a sofoco.
      A mí también me encanta Sofonisba pintora, merecería una entrada para ella sola y no esta tontería.

  4. Existen personas así, como Violeta, que son tremendamente egocéntricas, despectivas, poco atentas y empáticas hacia los demás, estúpidas… y que por más que les des, les cuentes o te abras no suelen corresponderte o darte gran cosa en cuanto a emociones. Muchas veces lo mejor es alejarse o tener el trato mínimo, o mejor aún, abrir los ojos ante su verdadero carácter.

    Sofonisba… menudo nombre, curioso y extraño. Me ha picado tanto la curiosidad sobre la pintora renacentista que la he buscado y… (probablemente por influjo de tu relato) me ha parecido que tiene una cara muy canina, en especial los ojos. O sea, se parece mucho a un bulldog de esos que son totalmente inofensivos y bonachones, de los que les cuelgan mil pliegues y una gran lengua.

    Si la perra te prefirió a ti, muy bien hecho. Lo mejor para remediar estados depresivos es, siento decirlo, «psicoanalizarse», o sea, observarse y preguntarse qué es lo que me pasa de verdad, por qué estoy así, triste, malhumorado, lo que sea. A mí me suele funcionar, cuando veo el motivo y acabo concluyendo que no es para tanto, que la felicidad que puede irradiar desde uno mismo es mucho más poderosa.

    Besos.

    1. Existen personas de todo tipo, algunas encantadoras y otras no tanto. Es parte de la biodiversidad humana.
      ¿Sofonisba parecida a un Bulldog? He vuelto a mirar su cara y es cierto que tiene algo perruno pero la encuentro guapa. Me gustan sus ojos.

      Cuando escribo en primera persona no siempre soy yo, es que me gusta la primera persona porque es cercana. Te agradezco el consejo, lo intentaré hacer cuando tenga un día malo. Ya te contaré si me funciona.

      Besos, What.

  5. Sí, la perrilla acumulaba muchos traumas, el primero de todos el día que le pusieron ese nombre 🙂 La pobre estaba dando un grito de auxilio poniéndose a tu lado… Hay personas expertas en levantar muros, ¿verdad? Lo hacen con una facilidad que asusta.

    1. Jajajaja, pero si es muy elegante y distinguido!! No fácil de llevar, reconozco.
      Siempre pienso si esas personas no muy simpáticas, digamos, estarán pasando por un mal momento. Pudiera ser.

  6. Una perra que prefiere a los humanos y una humana que prefiere tratar con perros, el mundo es un conjunto de equilibrios esquizoides. No sé por qué tratamos de ser simpáticos y amables con personas como Violeta, lo mejor es saludar desde la distancia y apretar el paso, aun a riesgo de que nos persiga Sofonisba. Besos.

    1. Yo lo veo lógico porque todos preferimos estar donde nos quieren y tratan bien, perros y humanos.
      En cuanto a Violeta, está empezando a darme pena, alguna mala experiencia humana habrá tenido, supongo.
      Besos, Raúl

  7. Desde luego, entre el mal humor de tu compi del otro día y el mal carácter de esta Violeta, yo saldría de casa con un casco de buzo para aislarme de tanta gente desagradable.. quiero pensar que son personajes inventados que no tienes que sufrir de verdad ; ) El nombre de la perrita se las trae jaja desde luego es indicativo de lo enrevesada que es Violeta. No sería agradable el paseo con ella, pero sí lo ha sido para nosotros contigo, mil gracias.. Eso de ver colillas deshaciéndose en el agua es algo que a mi tb me llama mucho la atención , eso sí, jamás se me habría ocurrido imaginarme colillas dentro de los ojos de nadie jajaja Un beso PALOMA!!

    1. Ni la del otro día era mi compañera ni he paseado con Violeta aunque tal vez sí he conocido a alguien similar. Me alegra que te haya entretenido el paseo.
      No, si la colilla no me la imaginé dentro del ojo, al contrario, eran ojos limpios, eso quise decir.
      Otro beso, María

  8. Mal día y encontrarse con Violeta, una garantía que no mejorará, sino que paulatinamente se irá degradando. Una historia que me resultó de un gran bajón, una forma de relación bastante ezquizo, donde cuesta salirse de ella, pasar por al lado sin involucrarse, es la única que queda. Muchas veces nos atenemos a las normas sociales y en este mundo cada día más ezquizofrénico es mejor solo usarlas en casos necesarios. Un gusto leerte, con esas historias cada día más citadinas y que profundizas en ellas. Abrazo grande Eva

    1. Un sonorama le hubiera venido bien a la protagonista del relato y a su acompañante también
      Abrazo también para ti, Themis!!

      Gracias por leer y comentar, Themis.

  9. Una idea más, gracias ,la próxima entrada mía será de Sofonisba , si no lo has inventado a esa mujer del Renacimiento. Disfruto no tanto con el argumentos de tus textos como con las letras…

    «Me paré a mirar un charco donde se reflejaban las ramas de un árbol, alguien había tirado justo en su centro una colilla, ahí flotaba deshaciéndose y dejando un rastro marrón a su alrededor, enturbiando la imagen del árbol.»

    Me encantó, se me plasmo como un cuadro de Paul Sézanne. Un abrazo.

    1. Había pensado hacer una entrada sobre ella, pero te la cedo. Es muy interesante, ya lo verás, no tiene nada de inventado.
      Gracias por fijarte en esos detalles del texto. Para mí son importantes, a veces más que la historia en sí.
      Gracias, Tatiana
      Besos

  10. Encontré un autorretrato de Sofonisba en internet, y me pareció que estaba viendo a Violeta. Creo que dueña y perra han intercambiado los nombres.

    Me ha vuelto a encantar tu relato.

  11. Mi duda es por qué se le sigue el rollo a una persona como Violeta. Supongo que porque se es más educada que ella… Sofonisba prefiere a la protagonista y la protagonista prefiere a Sofonisba, mejor compañía y más cariño, normal.
    Muy bueno, cómo no. 🙂 ¡Besotes!

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