No sé qué pasa pero está el ambiente muy enrarecido a mi alrededor. El Toni y la Noe no paran de pelearse, el Toni ha llamado a la Noe drag queen porque dice que no es normal que esté desde la siete de la mañana subida en unos tacones aporreando el suelo sin dejarle descansar y la Noe le ha llamado a él cerdo y luego ha añadido no sé si para mejorarlo o empeorarlo, ibérico. Me parece que el pacto a tres que quería yo instaurar emulando al Pedro Sánchez me va a dar el mismo resultado que a él. No veo posible la convivencia entre estos dos.
En casa de la doña Marga tampoco pintan nada bien las cosas y eso sí que me ha dado pena. Se ha caído estas vacaciones y además de estar muy dolorida y tener la cara toda morada, lo que a ella le importa mucho porque es muy presumida, tiene a su sobrina la doña Repolluda amenazándola con la residencia y culpándola por haber tropezado.
Es que no hace caso de nada ni de nadie, le he dicho mil veces que tiene que llamar a la chica si quiere levantarse, que ella sola no puede, es rebelde y muy desobediente. Y ha tenido suerte de no haberse roto nada, en la residencia estaría mejor pero como se niega, allí hay médico y enfermera las veinticuatro horas, partidas de cartas, bingo, actuaciones de grupos de música popular, un jardín. En fin, es un sitio maravilloso, dice la Repolluda mirándome a mí con falsa cara de ensueño, pero dirigiéndose a su tía.
Paso, instálate allí tú, contesta también sin mirarla la doña Marga. Y cuando la otra se ha dado la vuelta para marcharse con mucha indignación, le ha disparado con el bastón.
Estaba empezando a pensar que de verdad es la Esme la que urde la trama y como es un poco enredona no nos deja tener paz. Por eso la he llamado desde un baño de casa de la Patricia, para que confirmara o desmintiera mis sospechas.
¿Has sido tú, Esme, la que has hecho que la doña Margarita se caiga y que el Toni y la Noe se peleen sin parar estropeándome la semana de amor y pasión? Haz que reine la paz y el buen rollo.
Si fuera yo me habría puesto a mí misma en mejor posición, ¿no crees?, en estos momentos estaría recogiendo el premio Nóbel de algo, póngote por caso. No muevo ningún hilo, panoli, sólo el dental y no con demasiada pericia. Estoy deprimida hoy, deprimida y resignada. Me voy a dar al arte como toda mujer de mediana edad que se precie. Zapato cómodo y feo, grupo de amigas folloneras y a tocar las pelotas al personal en los museos, colocándonos en masa delante de las obras de arte y haciendo comentarios tontos en voz muy alta. Como una plaga egipcia. Eso es lo que voy a hacer. Renuncio a todo lo demás, a los inventos revolucionarios y a las series de éxito, quédate con tu obrita menor y todos sus habitantes, yo incluída. No me interesa ya. Adiós.
Pues sí que… Si no es la Esme, ¿quién será?, ¿seremos nosotros mismos los que en nuestro afán por encontrar acomodo en esta vida chocamos con las voluntades de los otros que también lo andan buscando pero en direcciones contrapuestas?
Y yo qué sé. Voy a pasar la fregona que el Jacobín ha puesto los dinosaurios en remojo y ha dejado el suelo empantanao.