La Esme nos convocó ayer en su casa a la Noemi y a mí para celebrar un ritual de despedida del año. Pensaba yo que retomábamos la brujería pero no era eso. Había puesto unas cosillas de picar sobre las que me abalancé nada más llegar y nos repartió un papel y un lápiz a cada una.
Es para que hagáis una lista con vuestros propósitos, yo tengo montones y me los he escrito. Va a ser mi año, lo intuyo como la adivinadora que fui, ya veo asomar la pata al éxito, a la felicidad, a la realización personal, al sentido de la vida, a…
Cuántas patas, Esme, te van a pisotear todo el suelo ahora que lo tienes recién fregao, yo que tú no dejaba pasar a toda esa caballería.
Que la deje que ella sabe lo que dice. Mientras hablábamos y comíamos, la Noemi le estudiaba muy atentamente la decoración porque uno de sus propósitos es precisamente ese, el de ganarse la vida como interiorista de feng shui y otras artes marciales.
Allá ellas, me puse yo a pensar, que se propongan lo que quieran que para eso están los propósitos, para proponérselos y sentirse muy bien pensando que la vida tan chuchurría que tienes va a dar ese giro radical que llevas años esperando, que tú también lo vas a dar con ella porque no va a girar la vida sola sin llevar al protagonista de esa misma vida en su torbellino girador, eso es imposible, si la vida gira, giras tú también. No soy yo muy aficionada a los giros porque me mareo, prefiero quedarme quieta y que no se me tambaleen tanto los cimientos que al final no sepa ni quién soy ni dónde estoy.
Que cuáles son tus propósitos, Eva, me grita la Esme propinándome un manotazo, vuelve al momento presente que estás ida y te advierto que el momento presente es lo único aue tenemos.
Ay, pues por eso, muy rico todo lo que nos has puesto. Mi propósito es…que no tengo ninguno.
No se puede ser tan sosa, me recrimina la Esmeralda agitandome en la cara su lista de futuros: mira, mira que de proposiciones deshonestas le hago yo a la vida, mira y aprende.
Déjala, se pone la Noemi, si la Eva siempre ha sido así, muy pánfila, no tiene ambiciones, se deja llevar.
Pues muy mal, apúntate como propósito ser todo lo contrario y toma ya las riendas de tu destino.
Eso, y descubre tu talento oculto que todas tenemos uno, añade la Noemi pasando la mano con desagrado por el gotelé de la pared.
Venga, que ya te lo escribo yo, me dice la Esme condescendiendo : «encontrar mis talentos ocultos», ya lo tienes. Ahora te guardas el papel en el bolso y lo lees con mucha concentración antes de las uvas. Lo consigues, ya lo verás.
Dudo mucho yo que sólo porque pasemos de catorce a quince se desvelen mis arcanos talentos pero, en fin, si ellas lo dicen…me dejaré llevar que eso sí es lo mío.