La idiosincrasia de Ceferino

Hola, hola, nos saludó Ceferino, ¿cómo va la cosa? No sé si con la cosa se refería a la Misteriosa, al día, a la tarde, a la nube de polvo que, por cierto,  se puso muy contenta al verlo entrar y hasta me pareció que se le pegaba con afecto a la ropa y a la barba,  o a cualquier otra cosa. Había muchas por ese pasillo. Hay muchas por toda la casa pero no creo que sea por el cariño que sienten hacia ellas ni por ansias de acumulación sino más bien porque no las ven y por eso no les causan molestia.

-Todo normalito, respondió Petronila. Ha venido mi prima a hacerme un rato de compañía, le quería dar la camiseta morada pero no puedo abrir el armario, se ha atascado la cerradura o algo por dentro  y además,  no se ve nada porque esta luz  de aquí se ha fundido.

-Vaya, vaya, pronunció Ceferino colocándose debajo de la luz fundida y observándola con mucho detenimiento. Parecía  un médico de las luces a punto de diagnóstico.

-Sí, está fundida. Y la puerta…

También la miró un poco, intentó abrirla un par de veces  y no pudo.

-Sí,  está atascada, confirmó muy sabio.

-No es importante, ya se arreglará.

Esas palabras agradaron a Petronila y también la tranquilizaron.  Se ve que ambos creen en la existencia de  los duendes del bricolaje.

Ceferino no tiene la cara tan rozagante como Petronila pero tampoco puede decirse que esté ajado, lleva barba, una barba abundante  y  un poco canosa ya. Es alto, con unas cejas pobladas que cuando sean blancas, todavía no lo son, le harán parecer una montaña nevada en sus cumbres. Su cuerpo es  voluminoso pero no gordo, las camisas las  lleva  medio por dentro y medio por fuera como si no quisiera ir ni demasiado colocado ni descolocado en exceso y por eso ha optado por una zona intermedia, pero esa zona intermedia no le hace parecer neutral en su arreglo sino bastante desastre.  Sus zapatos siempre tienen aspecto de haber caminado mucho, con Ceferino encima o por su propia cuenta. Incluso aunque sean nuevos y los acabe de sacar de la caja parecen zapatos que hayan vivido. O se los compra de segunda mano, no creo, o  no  sé cómo lo hace.

Como no me podía dar la camiseta y de repente se encontraba un poco más animada y menos dolorida, creo que la presencia de Ceferino mejora sus síntomas, Petronila me propuso dar un paseo corto por el Desmochao.   Antes de salir nos despedimos de él que ya estaba cómodamente sentado sobre el sofá, se había quitado los zapatos caminadores y contemplaba en éxtasis un juego muy parecido al billar llamado snooker.

Le apasiona mucho seguir la trayectoria de cualquier objeto rodante, -me explicó Petronila-, sobre todo si ese objeto rodante tiene que pasar por ciertas dificultades o peligros, competir con otros objetos rodantes que persiguen el mismo fin y todo ello ajustándose a una serie de normas, con limitaciones, no con libertad total para rodar. Cuando el objeto rodante entra en su hoyo, portería, agujero, canasta o donde sea que tenga que introducirse,  se pone de un contento… No creas que no nos ha dicho adiós por mala educación o por indiferencia, es que en este momento podría caerle al lado una bomba atómica que te aseguro que no se le movería ni un pelo de sus cejas. Lo admiro mucho, yo no soy capaz de abstraerme así del entorno, sólo en las manifestaciones cuando gritamos todos al unísono, ahí tal vez sí siento que el mundo desaparece, ¡qué añoranza!

La verdad es que con esas barbas y esa actitud vital tan calmada,  Ceferino parece un profeta, un profeta que no necesita profetizar nada pues ya lo hace con su tranquila presencia. Es como si estuviera diciendo, pero sin pronunciar palabra,» tranquilos hombres y mujeres de este mundo, ¿a qué tantos afanes, preocupaciones, desvelos, ambiciones, odios, histerismos? Haced como yo, paseo apacible con mis zapatos viejos, o nuevos que parecen viejos, a veces ellos pasean sin mí, lo cual me parece muy bien pues no soy absorbente ni acaparador,  observo con sumo contento cómo las bolas se introducen, después de diferentes desvíos, peligros y amenazas, en sus correspondientes agujeros y eso me causa gran satisfacción. El día que muera, estaré muerto y aquí no habrá pasado nada. Eso no me molesta ni incomoda, tengo poca importancia y no me amarga en absoluto no tenerla. Disfruto de lo que puedo y con eso tengo más que suficiente».

La debilidad de Ceferino son sus dos hermosas hijas, Hildergarda y Cunegunda (nombres ficticios ). Ellas lo saben y se le suben bastante a sus proféticas barbas.

Y así, mientras Ceferino se extasiaba con el snooker nosotras nos extasiamos con las mariposas. Había muchas, de diferentes tamaños y colores, todas muy felices de que el cambio climático les haya dado la oportunidad de nacer en febrero. También vimos raras flores de aspecto mutante y a los mirlos de siempre más habladores que nunca. Seguimos sin entender lo que nos dicen pero parecen simpáticos. A lo lejos vimos a Rosi, la de la peluquería, recogía palos y otros objetos del suelo. El para qué ya se verá si es que tiene que verse.

54 comentarios en “La idiosincrasia de Ceferino

  1. Debo decir que ésta, ha sido de las partes de la historia que más satisfacción me han causado de leer. Tiene mucha chispa, buen ritmo, remates justos. Quizás sólo escribiste intuitivamente, pero se siente el amor y el trabajo que pusiste. Eso se transmite.
    Me gustaron muchos las descripciones de Caferino, lo muestras como alguien con mucha gracia, aunque quizás no lo sea tanto en el fondo, en verdad no lo sé.
    …Pero.. ¿Y esos nombres?, ¿por qué no escogiste unos más difíciles y arcaicos? es que ni pude memorizarlos jajajaj.
    Espero con ansias la continuación. Saludos a Petronila y Caferino.

    1. Me gusta lo que me dices, Kadannek y me alegra mucho que te haya gustado esta parte de la historia. Tal vez sea porque ya vas conociendo un poco a los personajes, a pesar de sus nombres.
      Ellos te devuelven el saludo.
      Y también yo 🙂

  2. Y sí, el Ceferino un santo varón, rodeado de mujeres y de una esposa feminista, qué otra le queda que abstraerse y perderse tranquilamente, sin pedir demasiado, disfrutando lo que tiene, un abrazo

    1. Yo creo que él está muy feliz rodeado de sus tres mujeres. A Petronila la eligió él así que ya sabía por dónde iban los tiros.
      Pero un poco santo varón sí que es, hasta que se demuestre lo contrario, claro.
      Abrazo, Themis

      1. Lo de la camisa, hace tiempo que me pasa, la dejo asomar lo justo debajo del Jersey y nunca se cual es la medida ideal que si tengo cogida al asome de las mangas de la camisa desde qué una chica me dijo que le gustaba verlas así, y que nunca más nadie incluida mi propia mujer me lo ha vuelto a decir,… Con los zapatos también tendría mucho que contar porque desde pequeño cada vez que me compraba unos me gustaba mirar lo nuevos que estaban, como los libros del cole el primer dia…. Genial estos personajes, aunque e en mi caso soy yo el que va a las manifestaciones, porque a mi mujer no le queda ni tiempo para pensar en revoluciones ya que las ve todos los dias en su trabajo de enfermera…

      2. Hola, Vidal.
        Me encanta que te aparezcas de vez en cuando por aquí.
        Así que llevas las camisas como Ceferino, a mí me parece un buen sistema ese medio camino.Pero con los zapatos eres todo lo contrario.
        Pues no me extraña lo de tu mujer, a mí me hubiera gustado ser enfermera, es un trabajo muy duro pero puedes ayudar mucho a los que lo están pasando mal.
        Besos y gracias por las lecturas

      3. Yo también creo qué hubiese sido más feliz ayudando a los demás, y en mi trabajo por las noches y pese a estar sólo también lo intento hacer con el personal de limpieza y todos los días cuando llegan me regalan sonrisas y me llaman por mi nombre, no cómo algunos médicos estirados qué ni te miran al pasar… Con los recortes, encima hay más agresiones y ya le he dicho a mi mujer qué como esto siga así van a tener qué llevar chaleco antibalas…. Pero cuando le regalan bombones, seguramente esos detalles compensen, la ingratitud que tiene a veces el trabajo y yo doy cuenta encima de ellos….

  3. ¡Vaya semana tan bélica de camisetas moradas !… hasta que yo me he comprado dos camisetas con la frase «¡ We Can Do It !» y con el rostro femenino de la clara expresión para asustar a los hombres. Puedo prestarte una para esta semana , que no seas como una oveja negra jajajaj- Un abrazo solidario y muy femenista,

    1. Tanto como asustar a los hombres…solo a algunos, no todos se merecen las caras airadas. Y la camiseta no me la pongo aunque sea feminista.
      Pero venga ese abrazo a cambio de unos blinis 😉
      Besos!!

  4. Buena filosofía la de Ceferino el no rozagante, el profeta tranquilo, con sus no-enseñanzas. O sí, para qué tantas preocupaciones, etc., etc. Además es verdad, ni una bombilla fundida ni una puerta atascada son cuestiones de vida o muerte.
    Me ha gustado tu descripción-equiparación, con la barba, las cejas y esa despreocupación o desapego por la muerte. Para acabar de cuadrarlo todo Hildegarda se pasa por aquí. Parece que fue una santa católica. Estos cantos gregorianos están la mar de bien, son un océano de paz.
    Namaste.

    1. Te estaba echando de menos, What.
      Y me gusta tu definición de Ceferino a base de lo que no es y de lo que no hace.
      Santa Hildergarda en persona, ¡qué ilusión!
      Muy relajantes los cantos gregorianos, es verdad. Gracias y besos.

  5. Ceferino tiene mucha inteligencia emocional,no da importancia a lo que no la tiene.

    Hace unos días vi en un escaparate de una tienda de lujo varios pares de deportivas nuevas pero “envejecidas y ensuciadas” adrede.El precio era un disparate.Pensé en lo gilipo…. que llegamos a ser los humanos (no es el caso de Ceferino).Nunca dejo de sorprenderme.

    Conocí a una Hildegarth que era una bruja…

    Y qué haría la peluquera con los palos?
    Ya nos vuelves a dejar con la intriga mala mujer! Jajajajajaja
    ; )

    Besos!

    1. Eso parece, que no se angustia por nimiedades. Hace muy bien.
      Lo de las zapatillas «viejas» a precio de oro lo había leído, también hay vaqueros, no me refiero a los rotos, sino otros como embarrados. Si hay idiotas que los compran…pues mira qué bien para el listo que se lo inventó.

      No soy mala, es que todavía no sé ni yo qué hace Rosi con los palos. De verdad.

      Besos, Carmen

  6. Ya sabía yo que Ceferino iba a dar mucho juego… sobre todo de snooker y demás…
    Los duendes del bricolaje… ay qué risa por Dios…

    Si es que no sé ni cómo no nos cobras por leerte.

    Besos.

  7. A Petronila Ceferino la tranquiliza, pero creo que a más de uno le atacaría los nervios. Para definirlo se me ocurren palabras que no voy a transcribir. El retrato de desaliñado que haces de él tampoco contribuye a mejorar la opinión. Pero estoy seguro de que es una buena persona.

    1. Eso va en gustos. Hay quién se relaja en una clase de yoga y a otros esa lentitud les pone nerviosos. Pues lo mismo con Ceferino.
      A mí su desaliño me parece muy gracioso.

  8. A tenor de la perfecta descripción leída, me arriesgo a sugerir que al Ceferino le veo, que sí, que le he visto, más de filósofo iluminando el entorno que profeta aquejado de agorerosis. aguda porque le cuesta adivinar hasta la trayectoria de las bolitas. Un hombre, tres mujeres un destino en la mani del ocho de marzo. Un abrazo,

  9. No sé si es la continuación de una historia anterior, pero me ha gustado tu texto. Buenas descripciones (me he imaginado a Ceferino perfectamente) y un pequeño toque de humor en su justa medida. Lo de los duendes del bricolaje es buenísimo… Un saludo.

    1. Sí, Mayte, es la continuación pero se puede leer suelto porque es fácil de entender.
      No hago más que esperar a esos duendes yo también y, nada, que no quieren venir con la caja de herramientas.
      Gracias por tus palabras!!
      Otro saludo

  10. A mí me ha parecido un tipo interesante Ceferino, y además le da tranquilidad a Petrolina, un solete.
    Yo por aquí mariposas no he visto, pero hay muchas flores adelantadas. Ya verás, otro año que se nos vuelven las abejas.
    Y mosquitos sí, esos sí que andan por aquí…
    Un besote

    1. Peculiar es Ceferino y si con su presencia ella se siente mejor, por algo será.
      Hemos vuelto loca a la Naturaleza y ahora a es ella la que nos va a volver locos a nosotros.
      Besos, Luna

  11. Si no existen los duendes del bricolaje deberían existir, es mejor que tener superpoderes. Me ha caído bien el desaliñado profeta Ceferino, con su zapatos destrozados y su camisa a medio colocar, eso sí no me lo imagino jugando al snooker. Saludos.

    1. Sería maravilloso que existieran y visitaran por la noche a los manazas. ( como yo)
      Ceferino no juega al snooker, que yo sepa, solo lo ve jugar.
      Un saludo, Raúl.

  12. Son muy singulares tus personajes, Paloma, y tienes una forma muy entretenida de narrar sus día a día y describirlos. Amén de sus nombres, que los vuelven más especiales y atrayentes todavía.
    ¡Un abrazo grande!

  13. Peculiar, Ceferino y peculiar su forma de vida… ¿Se abrirá la puerta al final?? ¿Te pondrás la camiseta morada???
    Sí que he visto mariposas revoloteando por aquí, y no sé dónde se habrán resguardado porque con este viento y la bendita lluvia que ha caido hoy, pobrecillas.
    Me divierto leyéndote, Paloma.
    Besossss

    1. Qué intrigas más simples, ahora que lo pienso, jajaja.
      Se habrán escondido las mariposas a la espera de la siguiente racha primaveral.
      Me alegra mucho que te diviertas.
      Un beso, Maite

  14. Creo que Ceferino va a ser un buen compañero de Petronila, a pesar de su fijación por los juegos con objetos rodantes. Has descrito muy bien la escena y siempre nos dejas con ganas de más.
    Por cierto, no me importaría que los duendes del bricolaje se dieran una vuelta por mi casa 🙄
    Un abrazo Paloma 😊

  15. En este siglo de sinrazón y decadencia necesitábamos un profeta y nadie tiene un perfil tan óptimo como Ceferino. 🙂

    Asusta el nombre de sus hijas, sus antecesoras homónimas tuvieron vidas singulares, Cunegunda la escogió pero Hildegarda es el resultado de un doloroso experimento.

    Me encantó el relato.

    Un beso.

    1. Creo que me he pasado un poco con los nombres de las chiquillas, lo dejaremos en Hilde y Cune. Total, son imaginarios…
      Gracias, Ilduara
      Y saludos del profeta Cefe.
      Besos!!

  16. Idiosincrásico sí que es, el bueno de Ceferino. Pero ¿acaso no todos lo somos? 😀
    Me ha gustado mucho cómo has definido el personaje, te deja con ganas de profundizar mucho más.
    Saludos!

  17. Ah, y por cierto, además de compositora genial, Hildegarda fue una muy inteligente mujer… Escritora, mística, creadora de remedios con plantas, gemas y otras pócimas… Y por si fuera poco, se las apañó para publicar un libro supuestamente dictado por Dios, y que no la excomulgaran … O algo peor. Lo dicho, una genio. La admiro mucho.
    Más abrazos

  18. «Esas palabras agradaron a Petronila y también la tranquilizaron. Se ve que ambos creen en la existencia de los duendes del bricolaje», jajaja …
    Ay, Paloma, tu humor es delicioso.
    Y, además, he escuchado a Hildegarda, santa y una mujer excepcional.
    Gracias y ¡besos muchos!
    Sigo …
    🙂

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.