Ayer fue el cumpleaños del Jacobín y para festejar que ya lleva tres años en este mundo, su madre, con ayuda de la Poncho, le preparó una fiesta de no te menees.
Se ve que compiten entre las madres a ver quién hace la fiesta de más impacto, con la mejor decoración infantil, el motivo temático más original, las viandas más suculentas y las animaciones más originales. Digo yo que con juntar a unos cuantos niños y colocar en medio unas patatas, unas palomitas y una tarta con sus velas al final ya es suficiente, pero se ve que no estoy puesta en jolgorios infantiles.
La Patricia, supongo que por fomentar la sociabilidad del muchacho, invitó a toda la clase. Mucho antes de que llegaran los niños ya estaba el Jacobín sentado en mitad de la mesa, muy serio, como se pone él en los momentos críticos de su existencia y mirando en dirección a la puerta. No sé en qué estaría pensando pero a mí esa mirada me tenía un poco mosca.
Me hubiera gustado hablar con él para sonsacarle lo que me parecieron aviesas intenciones, pero no me dejaban parar trayendo y llevando bandejas y colgando globos, banderines, guirnaldas y abalorios diversos por todas partes. También tuve que poner una mesa llena de aperitivos y delicias para las madres que quisieran quedarse. La Poncho, agazapada en la cocina, se comió unos cuantos canapés prematuramente. Yo hubiera hecho lo mismo pero tenía las manos ocupadas.
En cuanto llegó el primer niño descubrí lo que había estado urdiendo elde los tres años: abandonó su posición en la mesa y se tiró al suelo a cuatro patas para hacer el dinosaurio. Y de ese papel no hubo quién lo sacara en toda la fiesta. Niño que entraba, niño al que rugía desafiante. Solo paró algún rato para descansar y para soplar las velas con otro rugido bastante estremecedor.
Pues mira por dónde tuvo éxito, muchos otros niños se tiraron también por los suelos y empezaron a dar zarpazos y a bramar o lo que quieran que hicieran esos bichos extinguidos. Los que no hacían el dinosaurio corrían sudorosos y enloquecidos por el pasillo, tres se hicieron pis encima y hubo muchas risas histéricas y lloros aterrorizados. Lo normal entre infantes.
A todo esto la Poncho aprovechaba el lío para ofrecer sus servicios a las madres. Se ofreció como doula, como pintora de retratos, como instructora de la danza del vientre y como asesora respiratoria. Qué tía y todo eso sin dejar de zamparse las delicattesen.
La Patricia no tenía muy buena cara, una madre experta se había sentado a su lado y le estaba narrando con todo lujo de detalles gore sus dos partos. Pobre, esas cosas no se le cuentan a una gestante avanzada.
Hoy el Jacobín está afónico, la Patricia lleva toda la mañana en la cama con dolor de cabeza y contracciones y yo no hago más que limpiar y recoger los destrozos de la onomástica. La Poncho ha puesto su música hindú y anda por aquí y por allí tan fresca moviendo brazos y caderas y devorando los restos. Las hay que se lo montan pero qué muy bien.
Y sin que tenga nada que ver con todo lo anterior, el don Margarito sigue muriéndose. Lo que le está costando, se ve que no es un hombre de muerte fácil.
Pues vaya con la Poncho… esa saca provecho de todo. ¿Comió por lo menos el Jacobín tarta? A lo mejor en una fiesta más íntima hubiera estado más cómodo. Yo me quedé en las fiestas íntimas, en casa, con tarta, zumos, patatas, gusanitos y galletas… Y ahí sigo. ¡Y lo bien que se lo pasan mis retoños! Un abrazo
No comió nada, para mí que estaba estresado. Yo también soy más partidaria de fiestas menos masivas como las tuyas.
La Poncho es un personaje. Sigo pensando que se ha arrimado a la Patricia para sacar tajada de todo lo que pueda.
Felicidades al Dinosaurio Jacobín!!! Cada cual celebra su cumple como quiere. Bueno estaría…
Besotes!!!
Dice que son amigas de la infancia, vete a saber. De parte del Jacobín, Grrrrrrrr, Brjjjjjjj y Rujjjjj. (Creo que te da las gracias)
¡Felicita al nene-dinosaurio! 🙂
La de “ponchos” que hay por el mundo y mira que no hay forma de aprender de ellas.
En cuanto a Don Margarito… pobre hombre, “tanto dolor para morirse uno…”
De tu parte le leeré uno de tus cuentos
🙂 A ver si le gusta.
La vida es así uno que se muere y otro que aún empieza su vida… lo de las fiestas de cumpleaños siendo tan bebes, que no saben si es su cumpleaños o que a los padres les ha tocado una devolución de hacienda, yo soy partidario de no hacer fiestones hasta que tengan un poco de uso de razón y realmente lo disfruten, porque está claro que con 3 años quién se pavonea es quién hace la fiesta no el crío que bastante tiene con ser sobado y besado por una jauría de lobas con sus mejores galas jajajajajaja
Es verdad, las fiestas tan exageradas son más para los mayores que para ellos. Hizo bien el niño en pasársela rugiendo. Besos, Besta.
pobre don margarito 😦
Sí, morirse a veces cuesta.
Tu estuviste en la fiesta del mio verdad? Tres años.. Y haciendo el dinosaurio por el suelo jaja. Es que hay un vídeo en YouTube de un dinosaurio peleando con King Kong y todo el día me está diciendo que el es el dinosaurio y yo el mono, y se tira al suelo a pelear conmigo.. Que Cruz!
Jajaja, si ya te he dicho otras veces que tienen gustos muy parecidos. Espero que el Jacobín no vea ese video porque me iba a tocar hacer de King Kong seguro. Ánimo con las luchas.
No sólo has de hacer de mono.. Tienes que morirte y caerte al suelo jajaj
pobre crío, esas madres que se piensan que con hacerles el fiestón padre suplen carencias del niño no saben lo que hacen. La Poncho me crispa los nervios y a D. Margarito igual hay que ayudarle a que parta ya..
Es verdad, con el poco caso que le hace a diario y mira tú. La Poncho es insoportable, estoy deseando que se vaya a hacer el doula a otra parte. Y la doña Marga piensa igual que tú, quiere darle la ayuda pero no sabe muy bien cómo.
Las fiestas de invitar a toda la clase las he vivido con mis sobrinos, acompañado el evento con bolsas de tamaño industrial de golosinas, a lo mejor el dentista es alguno de los progenitores 🙂
Felicidades al pequeño Jacobín.
Y siento lo de don Margarito, me refiero sobre todo a que no es un hombre de muerte fácil.
Jajaja, el dentista encubierto repartiendo bolsas de chuches, muy bueno. Y sí, morirse no debería ser tan trabajoso para nadie.
Pues nada, felicita al Jacosaurio ese de mi parte (¡señor!, todos pasan por esa edad jurásica) y dile que le tengo dos piedras guardadas, que no sé si continua con esa afición, y pa la doula casi tengo una pedrada, joer con la oportunista, no pierde ripio, y sin dejar de papar.
Muchas gracias por las piedras, sí que sigue con sus tres amigas siempre a mano. Y por la pedrada también, por supuesto, estás en todo.
Esto de los cumpleaños es un mundo. Cuando celebraba los cumpleaños de los niños en casa, lo que más me gustaba era cuando se acababan. Pasabas de un rudo infernal, al silencio más absoluto, como cuando salías de la discoteca y el silencio te retumbaba en el oído.
Qué envidia me da la Poncho, esa habilidad chupóptera ya me gustaría aprenderla.😀
Cuando se van, ¡qué paz más buena y qué olor a choto! No me digas que quieres ser gorrona, no te pega.
Puede que no me pegue, pero solo le veo ventajas.
Podría perfectamente escenificar esta historia y sería genial.
En hora buena.
Saludos.
Esos bichos extintos son la manera en la que los niños de 3 a 5 años definen su personalidad, territorio y alianzas.
Has sido testigo de una lucha diplomática mucho más compleja que la fundación de la mismísima ONU.
Jajaja, sí que puede ser eso, no se me habia ocurrido verlo de ese modo pero sí que hacen alta política a su estilo.
Lo de los cumpleaños de los niños creo que da para un estudio psicológico y social, de verdad. Yo alucino. Allá van los padres a organizar algo que ni de lejos, seguro, se parece a lo que el niño en realidad quiere…….
Y los líos sociales que conllevan luego. Que si este me invitó, yo le tengo que invitar también….
Yo, que soy un poco como la Esme y veo todo posible, me da la sensación de que Don Margarito está esperando a que nazca la Morganina para introducir su espíritu en ese cuerpo.
Henar, por favor, no puede ser que me adivines los argumentos antes de que los escriba, no se puede ser tan lista. O eso, o tenemos telepatía o soy muy previsible. Voy a hacer como que no lo he leído y sigo a lo mío.
O quizás sea yo sea otra de tus personalidades… (léase con voz tenebrosa)
No se lo digas a nadie, pero me he sentido culpable. Puedes borrar mi predicción del futuro.
Me ha dado miedo pero también risa. No, no lo borro, ahí queda, es lo que tiene escribir en un blog e interaccionar. Si en el fondo me ha gustado, es como si me leyeras el pensamiento. También he tenido ganas de matarte pero ya se me han pasado.
Estoy tan entusiamada con tu historia que se me ha pasado la hora…Mi primera fiesta de cumpleaños fue a los 6
Vinieron mis amigos del circo,y trajeron libros..Tome los libros y corri a encerrarme en el baño con la idea de no salir hasta que los hubiese terminado
Mama tuvo que convencerme…queria que se fueran, que me dejaran leer en oaz…..adios! kakaka..El Jacobin es mas civilizado…y una amiga dice , opina, que mi niño interior esta agotado..kakaka
Pero, Edda, qué fiesta de cumpleaños tan original: amigos del circo, libros, la niña leyendo en el baño….me ha encantado. ¿Que tú no tienes niña interior? Eso es porque la sacas a pasear cada día, por eso no es interior.
Kakakakakak .eres lo mas!
Enfrente de mi casa habia un circo muy pobre de esos pequeñines de giras.estuvieron tres meses Las Aguilas Humanas frente a mi casa ,y fui volante , a la tarde, en los ensayos
Era muy flaca, no via nada – mis padres no lo habian notado- y sin embargo no me rompi nada.Volante! Volante
¿Volante?, ¿lo que lanzan de un trapecio s otro? Qué historia tan preciosa y qué loquita y atrevida eras.
¡Jacobín ya tiene tres años! Felicidades… Dale muchos besos de mi parte.
Pues claro. Muchas gracias, Mel
Qué manía tienen todas de contar sus partos a las pobre pre-parturientas. Como si eso ya no diera suficiente miedo por si solo, sin relatos…
Desde luego, son unas desagradables